F¨²tbol bajo redes de camuflaje: un par¨¦ntesis en la guerra para ver a Ucrania en la Eurocopa
EL PA?S sigue el debut y derrota de la selecci¨®n ucrania con una unidad militar en el frente de Zaporiyia
Una carpa montada con maderas y lonas, cubierta con redes de camuflaje, es el auditorio en el que seis hombres y una mujer vieron el debut de Ucrania en la Eurocopa. Una pantalla de plasma cuelga de una de las maderas y un ordenador est¨¢ conectado a ella para transmitir el partido. La conexi¨®n se pierde constantemente y la lluvia que cae con fuerza se filtra por todas partes. Pero nada de esto importa porque est¨¢n acostumbrados: son soldados ucranios en el frente de Zaporiyia.
¡°Mejor que se vaya la conex...
Una carpa montada con maderas y lonas, cubierta con redes de camuflaje, es el auditorio en el que seis hombres y una mujer vieron el debut de Ucrania en la Eurocopa. Una pantalla de plasma cuelga de una de las maderas y un ordenador est¨¢ conectado a ella para transmitir el partido. La conexi¨®n se pierde constantemente y la lluvia que cae con fuerza se filtra por todas partes. Pero nada de esto importa porque est¨¢n acostumbrados: son soldados ucranios en el frente de Zaporiyia.
¡°Mejor que se vaya la conexi¨®n, para lo que hay ver¡±, exclama Volod¨ªmir, militar de la 108? Brigada de las Fuerzas de Defensa Territorial, cuando Rumania marca el 3 a 0. Volod¨ªmir es de Dnipr¨® y su jugador favorito de la selecci¨®n es Artem Dovbyk, el delantero del Girona, porque buena parte de su carrera la disput¨® en clubes de su ciudad. ¡°Es solo un juego, no pasa nada¡±, dijo Kipish con el 2 a 0 en contra. Kipish es el nombre en c¨®digo de un soldado de 35 a?os que hab¨ªa sido centrocampista del Metalurg de Mariupol. Su padre hab¨ªa defendido los colores del Shakthar Donetsk y evoca el Mariupol de su infancia, en el que hab¨ªa campos de f¨²tbol en cada barrio y tres clubes profesionales. Todo eso ha quedado en el pasado despu¨¦s de que el ej¨¦rcito ruso arrasara con su ciudad y la ocupara en 2022.
Kipish y Volod¨ªmir son los m¨¢s aficionados a este deporte del grupo que se ha reunido para seguir el partido. En su batall¨®n tienen a dos antiguos ultras de clubes de f¨²tbol, seg¨²n dicen, pero en el momento del partido est¨¢n de servicio defendiendo posiciones de primera l¨ªnea en la vecina Or¨ªjiv. Para los dem¨¢s el f¨²tbol es lo de menos: el encuentro es una excusa para desconectar de la guerra durante un par de horas. La cita para la Eurocopa se celebra en el patio de una granja en la retaguardia, a 20 kil¨®metros de la primera l¨ªnea de los combates. La granja es un centro de comunicaciones de la brigada. Entre cajas de munici¨®n, fusiles y torniquetes, la carpa sirve para reuniones, para planificar operaciones militares o para algo tan excepcional como ver f¨²tbol.
Maluk es el nombre de guerra de un joven de 23 a?os que sirve de subcomandante de una compa?¨ªa de artiller¨ªa. Admite que es el primer partido de f¨²tbol que ve en su vida porque lo suyo es el boxeo. ¡°El boxeo es lo m¨¢s popular en Ucrania, tenemos a campeones como los Klitchk¨®, Oleksandr Usyk, Gvozdyk o Berinchyk¡±, explica Maluk, ¡°el f¨²tbol no lo veo como algo serio, el boxeo s¨ª, porque somos un pa¨ªs de luchadores, no hemos tenido otro remedio, siempre hemos tenido enemigos¡±. A su lado est¨¢ Tatiana, de 27 a?os, soldado desde marzo y asistenta del capell¨¢n castrense de la brigada. Confirma que no es fan¨¢tica del f¨²tbol, pero que se siente orgullosa de su selecci¨®n: ¡°Demuestra que pese a la guerra somos un pa¨ªs que puede competir¡±. Dima, oficial de prensa de la 108? Brigada, reconoce que se enter¨® hace pocos d¨ªas de que Ucrania jugar¨ªa la Eurocopa. ¡°Me lo dijo un periodista noruego, que me ped¨ªa si en nuestra unidad de francotiradores hab¨ªa seguidores de f¨²tbol; ni yo ni los chicos entend¨ªamos por qu¨¦ nos lo preguntaba¡±.
En una sociedad tan volcada hoy en su identidad colectiva, con tantas banderas y proclamas nacionales en las calles y en los medios de comunicaci¨®n, llama la atenci¨®n que a duras penas se vean carteles en la v¨ªa p¨²blica que hayan aprovechado la clasificaci¨®n de la selecci¨®n para unir a la poblaci¨®n. El cansancio en la sociedad tras m¨¢s de dos a?os de guerra est¨¢ pasando factura, tambi¨¦n en el ej¨¦rcito. Maxim, portavoz de la 93? Brigada Mecanizada, comentaba el 8 de junio a este diario en Kostiantinivka, uno de los frentes en la provincia de Donetsk, que la participaci¨®n en la Eurocopa era ¡°otra manera de que el mundo tenga presente a Ucrania¡±, pero ten¨ªa dudas sobre si pod¨ªa ser una inyecci¨®n de autoestima colectiva: ¡°No tengo claro que la Eurocopa vaya a ser un factor de motivaci¨®n general. Los soldados est¨¢n tan cansados que muchos ni siquiera querr¨ªan volver a casa para desconectar, ser¨ªa un cambio demasiado grande respecto a lo que est¨¢n viviendo aqu¨ª¡±.
¡°Es solo un juego¡±, repite Kipish mientras coge un pu?ado de palomitas que uno de sus compa?eros trajo en la media parte. Con el 3 a 0, media hora antes de que terminara el partido, los soldados decidieron dar por finalizada la velada. ?Ver¨¢n el pr¨®ximo encuentro de su selecci¨®n? Lo desconocen, antes deben saber si les coincide con horas de descanso o de combate. ¡°Hay victorias m¨¢s importantes¡±, reflexionaba para cerrar la jornada Kipish, el antiguo jugador del Metalurg Mariupol. Su club ya no existe y tampoco puede regresar a su ciudad: ahora lucha para que su pa¨ªs no siga el mismo camino.
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