El caso Rubiales
Un acto injustificable por parte del presidente de la RFEF ha venido a enturbiar el logro hist¨®rico de las campeonas. No lo consintamos ni nos distraigamos
Las decisiones que adopte en las pr¨®ximas horas la Real Federaci¨®n Espa?ola de Futbol, una asociaci¨®n privada pero de innegable trascendencia p¨²blica como organismo rector del f¨²tbol, tendr¨¢n relevancia m¨¢s all¨¢ del propio f¨²tbol. Ese deporte que el pasado domingo nos dio una de las mayores alegr¨ªas cuando la selecci¨®n femenina gan¨® merecidamente el Mundial ante la potente selecci¨®n inglesa.
Las expresiones de alegr¨ªa en la calle y en los medios de comunicaci¨®n eran un homenaje a las ¡°campeonas¡± (s¨ª, en femenino plural, que no todos conjugaban bien el d¨ªa del triunfo), que hab¨ªan conseguido una gesta en la que pocos cre¨ªan. El esfuerzo, la constancia y el af¨¢n de superaci¨®n que exige la pr¨¢ctica de todo deporte es siempre de un grado superior cuando se abre camino, como han hecho las mujeres en el f¨²tbol femenino. Queda todav¨ªa mucho para conseguir la igualdad con el f¨²tbol masculino, pero despu¨¦s de esta Copa del Mundo ya nada ser¨¢ igual.
Como no hay dicha perfecta, un acto injustificable por parte del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, ha venido a enturbiar el logro hist¨®rico de las campeonas. No lo consintamos ni nos distraigamos. No es relevante el nombre de la mujer que tuvo que soportar estos hechos, ni ninguna otra circunstancia que pudiera alegarse, como la euforia del momento, para justificar lo injustificable. Centr¨¦monos en el reprobable comportamiento p¨²blico del presidente de la Federaci¨®n en el palco de autoridades, donde no parece ser merecedor de estar y, sobre todo, en el acto de entrega de medallas, donde de manera unilateral y por sorpresa (el v¨ªdeo no deja lugar a duda) propin¨® ¨Cel t¨¦rmino me parece adecuado al caso¨C un beso en la boca a una mujer que participaba en un acto protocolario y recog¨ªa la medalla que, junto a sus compa?eras, acababa de ganar. Siendo este acto el m¨¢s reprochable, no fue el ¨²nico que protagoniz¨® Luis Rubiales, que tambi¨¦n carg¨® sobre su hombro a otra jugadora y reparti¨® gestos y actitudes desproporcionadas con poco tino.
Preocupa especialmente la actitud con la que actu¨® el presidente de la Federaci¨®n, como si su comportamiento fuera algo natural o habitual en una celebraci¨®n deportiva. Sigo el deporte habitualmente y desde el primer momento las im¨¢genes me parecieron poco comunes por el af¨¢n de notoriedad del protagonista, poco habitual en un representante de una organizaci¨®n, en este caso, la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol. Un buen presidente deb¨ªa saber que ese d¨ªa las protagonistas eran las mujeres que integraban la selecci¨®n espa?ola, las que salieron al campo y las que no lo hicieron. Ellas hicieron historia. Los dem¨¢s las acompa?aban.
Aunque es reconfortante ver la reacci¨®n de la sociedad, desde luego de muchas mujeres, de representantes de fuerzas pol¨ªticas, del Gobierno en funciones y de los medios de comunicaci¨®n, entre otros, que han reclamado la adopci¨®n de medidas de sanci¨®n para un presidente cuyo comportamiento fue inaceptable, tambi¨¦n es destacable la tard¨ªa e insuficiente respuesta del f¨²tbol masculino, como si hubieran necesitado tiempo para darse cuenta de que estos hechos tambi¨¦n les afectan, como afectan al deporte en general y a la sociedad en su conjunto. La igualdad de las mujeres es un asunto de toda la sociedad. Cualquier mujer puede verse involucrada en un acto sexista como el que tuvo que soportar la jugadora de la selecci¨®n espa?ola, como ella misma ha denunciado. Por ello, las medidas que se adopten deben ser acordes con la gravedad de los hechos: primero, el atentado contra la dignidad y la libertad de una mujer, pero tambi¨¦n el da?o a la imagen y reputaci¨®n del f¨²tbol y, en fin, de todo el deporte espa?ol.
Luis Rubiales incumpli¨® el Protocolo de actuaci¨®n frente a la violencia sexual de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol que preside y que declara inadmisibles y sancionables situaciones y actitudes como las protagonizadas por el presidente de la Federaci¨®n (excesivo e inadecuado acercamiento en el contacto corporal, abrazos, apretones, tocamiento de ciertas partes del cuerpo, cachetes o besar a la fuerza). La primera reacci¨®n del presidente de la Federaci¨®n fue una t¨ªmida justificaci¨®n, que no lleg¨® a disculpa. Fue la manifestaci¨®n de quien considera que ¡°no es para tanto¡±; pero s¨ª, fue para tanto y para mucho m¨¢s. La disculpa, cuando lleg¨®, fue insuficiente. Una disculpa de quien no ha llegado a entender que no puede imponer un contacto f¨ªsico de esa naturaleza a ninguna mujer, ni en p¨²blico ni el privado, ni siquiera en el contexto de ¡°colegas¡± que celebran una victoria. ?Habr¨ªa hecho algo equiparable a un hombre? Me atrevo a contestar que no.
A partir del ¡°caso Rubiales¡± la presencia del presidente de la Federaci¨®n en cualquier acto relativo al f¨²tbol femenino recordar¨¢, sin duda, este comportamiento y me atrevo a decir que contaminar¨¢ cualquier decisi¨®n que adopte en el futuro en el ¨¢mbito de sus funciones. No parece viable que pueda mantenerse en el cargo hasta el final de su mandato, en 2024.
La historia de la lucha por la igualdad de mujeres y hombres est¨¢ presidida por la ausencia del reconocimiento de aqu¨¦llas como verdaderos sujetos pol¨ªticos y sociales y su minusvaloraci¨®n como agentes activos en cualquier ¨¢mbito del espacio p¨²blico. La legislaci¨®n y las pol¨ªticas democr¨¢ticas han permitido avanzar extraordinariamente, pero la lucha por la igualdad es una lucha diaria, que exige perseverancia y resistencia ante cualquier retroceso. Por eso actos como los que ocurrieron en la final del campeonato del Mundo femenino no pueden volver a suceder.
La Asamblea General Extraordinaria de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol que se reunir¨¢ en pocas horas no deber¨ªa dejar sin respuesta estos hechos, tanto m¨¢s cuando la FIFA ya se ha adelantado anunciando que ha abierto un expediente disciplinario a Luis Rubiales por el beso a la jugadora de la selecci¨®n espa?ola, que podr¨ªa terminar incluso con su inhabilitaci¨®n. La credibilidad de la Federaci¨®n Espa?ola est¨¢ en juego y en este partido no cabe pr¨®rroga.
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