¡ªEres un crack. ¡ª?Un piquito?
El relato de Rubiales es catastr¨®fico en fondo y forma. ¡°No hab¨ªa deseo¡±, dice, y en esa frase est¨¢ dicho todo: si no hab¨ªa deseo haberle apretado el culo, hombre
En seis d¨ªas fren¨¦ticos el presidente del f¨²tbol espa?ol, Luis Rubiales, se agarr¨® el paquete en el palco celebrando un gol, levant¨® a una jugadora a hombros en el c¨¦sped, bes¨® a otra en la boca sin permiso, coaccion¨® a esta ¨²ltima para que le exculpara (¡°mi puesto est¨¢ en juego, hazlo por mis hijas¡±) y, al no poder, se invent¨® unas declaraciones suyas apoy¨¢ndole, llam¨® ¡°tontos del culo¡± a quienes le criticaron y ahora rechaza dimitir a los gritos y entre mentiras tan clamorosas que, incluso con el v¨ªdeo delante, casi acaba denunciando que Jenni Hermoso se ech¨® encima de ¨¦l.
Es probable que Rubiales no se crea todav¨ªa que, cercado por investigaciones relacionadas con la corrupci¨®n, vaya a caer por su machismo desacomplejado, su soberbia y sus mentiras; o sea, no por su conducta relacionada con el dinero, sino por su conducta relacionada con las mujeres. ¡°No hab¨ªa deseo¡±, dice, y en esa frase est¨¢ dicho todo; si no hab¨ªa deseo haberle apretado el culo, hombre. No se cree lo que est¨¢ pasando ¨¦l ni sus pocos palmeros, muchos de ellos retratados estas horas con los sueldos que le deben a Rubiales, como los presidentes de federaciones ¡ªel de la gallega no estuvo este s¨¢bado en el homenaje a Teresa Abelleira en Pontevedra, estaba en Madrid defendiendo a su patr¨®n¡ª. Y no se lo creen porque siguen pensando que las ¡°chorradas¡± de anta?o, esas que tan bien definieron posicion¨¢ndose en lo anecd¨®tico muchos espa?oles, son tormentas en un vaso de agua sin sospechar que el peligro no es la tormenta del agua, sino los cristales del vaso.
As¨ª que en lugar de medir las consecuencias de sus actos, Rubiales pretende ahora cambiar esos actos creyendo que puede cambiar las consecuencias. Dice que se llev¨® la mano a los huevos mirando al seleccionador: ?por qu¨¦ no se los toc¨® a ¨¦l cuando baj¨® al c¨¦sped?, ?por qu¨¦ ¡°?un piquito?¡± a una jugadora y no ¡°?tocadita de polla?¡± al seleccionador o al presidente de la FIFA directamente? Insiste en que el beso fue mutuo y consentido pero le agarra a Hermoso la cara con las manos y le estampa ¨¦l la boca. Por no hablar de que, seg¨²n su relato, le pidi¨® un pico a Hermoso despu¨¦s de que ella le dijese ¡°eres un crack¡±, que ya hay que estar falto de cari?o; llega a decirle Hermoso ¡°eres el n¨²mero uno¡± y se empieza a desabrochar la camisa.
Y si esto es verdad, lo del ¡°piquito¡±, ?de verdad un presidente de la federaci¨®n puede ir por el c¨¦sped pidiendo piquitos a sus jugadoras? ?Este hombre de d¨®nde ha salido y qui¨¦n le ha tapado los ojos y las orejas todos estos a?os? ?No es m¨¢s f¨¢cil decir ¡°se me fue la olla, se me cruzaron los cables, no tengo ni idea de lo que me pas¨®¡± que sin justificarlo ofrece al menos una excusa humana, que tirar para delante pretendiendo hacer de su abuso precisamente una causa general contra el feminismo?
Su insuperable intervenci¨®n de este viernes ¡ªesas maneras, ese lenguaje, esa forma de expresar que el cortijo es suyo subiendo de 150.000 a 500.000 el sueldo en directo a su seleccionador¡ª en Las Rozas fue todo un espect¨¢culo; se trata de un hombre al que un beso sin permiso a una mujer le va a hacer perder 634.000 euros anuales, m¨¢s 35.000 inexplicables para vivienda, y quiz¨¢ los 250.000 de la UEFA como vicepresidente. Demasiado dinero como para no movilizar a sus hijas y utilizarlas sin verg¨¹enza coloc¨¢ndolas en la diana (¡°vosotras s¨ª sois el feminismo real¡±). Demasiado dinero para muchas cosas, pero no tanto como el de los futbolistas de la selecci¨®n. Los jugadores espa?oles, esa antigua selecci¨®n campeona del mundo y ahora campeona cobarde, ?se est¨¢n alineando con el patr¨®n o con sus compa?eras?
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