Rubiales a¨²n no sabe qu¨¦ est¨¢ pasando
El presidente de la federaci¨®n a estas horas ya no tiene idea de nada en absoluto: ni de por qu¨¦ est¨¢ mal besar a una mujer porque te da la gana, ni de por qu¨¦ est¨¢ pidiendo disculpas por ello
El presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, Luis Rubiales, agarr¨® la cabeza de Jenni Hermoso, una de las futbolistas de la selecci¨®n, en plena fiesta por el Mundial, y le dio un beso en los labios. La noticia es espectacular en su impresionante contexto y merece minuciosas consideraciones.
Un Mundial femenino de f¨²tbol es, adem¨¢s de una competici¨®n deportiva, un acontecimiento pol¨ªtico repleto de tantas y tan delicadas reivindicaciones que, si le cuentas a alguien que el m¨¢ximo mandatario de la selecci¨®n ha besado sin permiso en la boca a una de sus jugadoras, cree que es un chistecillo malo de Benny Hill. Pero el chistecillo se ha llevado por delante la repercusi¨®n deportiva de una victoria hist¨®rica; un hombre fuera del campo y fuera de s¨ª, plantando besos sin parar y agarr¨¢ndose la entrepierna como se?al indiscutiblemente masculina de victoria, rob¨¢ndole las c¨¢maras a muchas mujeres que ganaron dentro. Y aqu¨ª estamos, otro siglo m¨¢s.
Es natural que, en su primera intervenci¨®n en la cadena Cope, Rubiales haya insultado a todo el mundo que se ha metido con ¨¦l entre risas de sus entrevistadores, m¨¢s perdidos a¨²n que ¨¦l. Son las declaraciones de una persona que se considera incomprendida por parte de unos supuestos m¨¢rgenes de la sociedad que no saben de qu¨¦ va el mundo, y lo siente as¨ª porque es poderoso, porque reparte prebendas, porque se rodea y se deja entrevistar por gente que, como ¨¦l, cree que los que van en direcci¨®n contraria son los otros. Pero el deporte femenino sigue teniendo un esp¨ªritu pol¨ªtico que no tiene el masculino por tratarse del poder establecido y hegem¨®nico; cualquier disturbio pol¨ªtico en el primero, como el protagonizado por Rubiales, debe tener consecuencias pol¨ªticas a la altura, como su destituci¨®n fulminante. Se trata de una selecci¨®n de f¨²tbol, no de un circo ambulante con el que perpetuar precisamente lo que se combate.
El verdadero problema es que Rubiales no tiene ni idea de que ha hecho algo mal, Rubiales no supo que hab¨ªa hecho algo mal minutos despu¨¦s cuando baj¨® al vestuario y brome¨® con que se casaba con Jenni Hermoso, ni por la noche cuando dijo que los que lo criticaban eran imb¨¦ciles, ni mucho menos cuando hoy public¨® un v¨ªdeo pidiendo disculpas. En ese momento ya no ten¨ªa ni idea de nada en absoluto: ni de por qu¨¦ est¨¢ mal besar en la boca a una mujer porque te da la gana, ni de por qu¨¦ estaba pidiendo disculpas por ello.
Y ese es el origen de tanto problema relacionado con el abuso: c¨®mo actuar si se percibe que de la otra persona se puede disponer festivamente y justificarlo con euforia sabiendo ¡ªsobre todo sabiendo¡ª que a esa persona te une un v¨ªnculo que obliga a cortes¨ªas desagradables. La cuesti¨®n no es tanto hacer algo mal, como no saber cu¨¢ndo se est¨¢ haciendo. Lo primero es culpa de uno; lo segundo, de un universo moral construido a lo largo del tiempo muy detalladamente que ha hecho creer a Rubiales que eso no est¨¢ mal, que eso es natural, que quien se ofende tiene un problema con la alegr¨ªa o el amor.
Son los que est¨¢n quitando hierro o directamente aplaudiendo a Rubiales agarrados a unas costumbres entre las cuales est¨¢ disponer con euforia del cuerpo de alguien siempre que sea subalterno y del sexo d¨¦bil, algo simp¨¢tico incluso si se produce en el marco de una celebraci¨®n; a los jefes no se les ha visto nunca plantarles un beso en la boca ni siquiera cuando los despiden. Tampoco vamos a saber, me temo, si les seguir¨ªa pareciendo bien que ese se?or le diese un beso en la boca sin permiso a sus hijas. Aunque es de suponer que todos los que se declaran feministas porque tienen hijas y tienen madre, ejercen s¨®lo cuando ellas est¨¢n presentes.
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