El Madrid resiste a Kubo
Los blancos se sobreponen a una gran actuaci¨®n del japon¨¦s a partir de dos asistencias de Fran Garc¨ªa, que sufri¨® al extremo, para los goles de Valverde y Joselu
El Real Madrid que ganaba con los goles de Bellingham tambi¨¦n gana cuando Bellingham no anota. Y pese a la catarata de dudas sobre su arsenal de ataque bajo la que comenz¨® el campeonato, mantuvo contra la Real el pleno de victorias, cinco de cinco ya. Sigue en cabeza del campeonato, pese a que se vio obligado a remontar de nuevo, tras sobrevivir a una gran noche de Take Kubo.
El japon¨¦s, el fichaje del Madrid que solo hizo pretemporadas con el Madrid, de repente se ha convertido en aquello que sospecharon que se convertir¨ªa cuando lo contrataron. Lleg¨® de nuevo al Bernab¨¦u precedido por los ecos de la amenaza, con tres goles y una asistencia en las cuatro primeras jornadas. Solo Bellingham, el nuevo chico favorito de La Castellana, hab¨ªa producido m¨¢s, cinco tantos y un pase decisivo. El japon¨¦s ha eclosionado en futbolista temible, imaginativo y letal. Nada de lo que hace carece de veneno. Su juego ha alcanzado la a altura de sus avisos, que con este tipo de jugadores parecen no servir para nada. Uno sabe lo que van a hacer, y lo hacen de igual modo.
Apenas tard¨® cinco minutos en agitar el partido. Encontr¨® a Barrenetxea en el interior del ¨¢rea y la Real se adelant¨® despu¨¦s de una primera parada de Kepa. Al segundo remate del extremo. La sacudida le cay¨® al equipo de Ancelotti incluso antes que el d¨ªa del Getafe, cuando Mayoral necesit¨® algo m¨¢s del doble de tiempo para marcar. Otra vez los blancos a remolque. Con muchos minutos por delante, de momento sin angustias. Salvo Kubo.
La pelota era del Madrid, pero de cuando en cuando le llegaba al japon¨¦s y el panorama se pon¨ªa patas arriba. Provoc¨® unos segundos de p¨¢nico extremo incluso cuando marc¨® desde fuera del ¨¢rea. Pero Oyarzabal se encontraba en la l¨ªnea del disparo, en fuera de juego, y el gol fue ef¨ªmero como un parpadeo. El juego de Kubo era as¨ª, intermitente, casi imperceptible, pero indescifrable para Fran Garc¨ªa, que reculaba y reculaba sin mucha asistencia de Kroos. Y mientras reculaba, ve¨ªa c¨®mo el japon¨¦s hab¨ªa encontrado el modo de burlarlo. Otra vez.
La amenaza del otro lado la se?alaba Zubimendi, que se aplic¨® a perseguir a Bellingham por toda la pradera. Ten¨ªa raz¨®n Imanol Alguacil en el encargo a su mediocentro. El Madrid se desatascaba cuando el ingl¨¦s consegu¨ªa escapar de la persecuci¨®n. A veces al primer toque. A veces maniobrando alrededor. Pero encontraba siempre una v¨ªa hacia el ¨¢rea. Incluso cuando parec¨ªa dar rodeos: estaba manejando el tiempo para que se aclarara el paisaje y dar otra vez con el pasillo hacia delante.
Carvajal, al ataque
Tambi¨¦n Carvajal dispon¨ªa de un buen mapa hacia la porter¨ªa. Vuelve a frecuentar zonas muy adelantadas, como si hubiera rejuvenecido un par de a?os. La banda derecha se ha vuelto a abrir como ruta con premio. Ya la explot¨® hace unos d¨ªas con la selecci¨®n espa?ola, con dos asistencias contra Chipre, una de ellas a Joselu. En el Bernab¨¦u, tambi¨¦n lo encontr¨®, despu¨¦s de un robo y dos regates, pero el punta le peg¨® al larguero.
Despu¨¦s de los picotazos inc¨ªtales de Kubo, se desat¨® el Madrid en un tramo durante el que Remiro sostuvo a la Real con una solvente colecci¨®n de paradas, de manos y pies. No hab¨ªa manera. Rodrygo tambi¨¦n andaba empe?ado en perforar el muro, incluso embistiendo con el hombro, muy pele¨®n toda la noche en el cuerpo a cuerpo. Pero nada.
El giro en el guion lo produjo un personaje inesperado. Despu¨¦s de pasar por el vestuario, Fran Garc¨ªa pareci¨® haberse sacudido el susto de las maniobras de Kubo y alcanz¨® la l¨ªnea de fondo en colaboraci¨®n con Rodrygo. Desde all¨ª ech¨® atr¨¢s la pelota con la que Fede Valverde empat¨® el partido: un pelotazo de fuera del ¨¢rea como los del curso pasado que entr¨® despu¨¦s de dar en el palo.
El principio de la remontada no pareci¨® el principio de la remontada. El Madrid se ech¨® atr¨¢s y la Real empez¨® a hilar juego como apenas lo hab¨ªa conseguido antes. Los blancos, de repente, cayeron en el adormecimiento. Pero aquel vah¨ªdo tuvo un efecto parad¨®jico. Con los donostiarras acampados en la mitad contraria, se abri¨® a sus espaldas un espacio antes inexistente. El equipo de Ancelotti lo detect¨® enseguida, y hacia all¨ª se lanz¨® Fran Garc¨ªa.
El lateral se presentaba de nuevo en el Bernab¨¦u despu¨¦s de haberse ido se?alado en el descanso de la jornada anterior contra el Getafe. Quiz¨¢ sobrepasado por la presi¨®n, como explic¨® Ancelotti, anduvo dubitativo aquella tarde y una equivocaci¨®n suya en un pase atr¨¢s desemboc¨® en el gol de Mayoral que les oblig¨® a jugar contracorriente. Contra la Real, despu¨¦s de sufrir en el primer tiempo, Fran se redimi¨® de todos sus tembleques. La llave del partido fue suya. Esa carrera al nuevo espacio abierto por la Real la culmin¨® con otro env¨ªo preciso, esta vez a la cabeza de Joselu, que con el 1-2 tambi¨¦n se rescat¨® a s¨ª mismo del larguerazo de la primera parte.
El Madrid enfil¨® as¨ª con victoria el intenso tramo de siete partidos en 22 d¨ªas que se le abri¨® tras la ventana de selecciones. Siguiente parada, la visita del Uni¨®n Berl¨ªn el mi¨¦rcoles para estrenar la Champions.</CW>
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