La frase que se repite en las Las Rozas: ¡°Yo no soy Jorge Vilda, soy Montse Tom¨¦¡±
La seleccionadora, de quien destacan su capacidad de trabajo y di¨¢logo, se gana al vestuario con una metodolog¨ªa distanciada de la que practicaba su predecesor
Hay una frase que Montse Tom¨¦, seleccionadora de Espa?a, repite por los pasillos de la federaci¨®n, preocupada en desmarcarse de su precursor y tambi¨¦n valedor Jorge Vilda, aunque la relaci¨®n acabara de la peor de las maneras porque apenas se hablaban al final del pasado verano. Aunque conquistado el Mundial, desde la cacareada asamblea para gloria del ya expresidente de la federaci¨®n Luis Rubiales ¡ªdijo equivocadamente que no dimitir¨ªa y se llev¨® el aplauso generalizado con frases de macho alfa tras el beso no consentido a Jenni Hermoso¡ª no se han cruzado mensaje ni palabra alguna. ¡°Yo no soy Jorge Vilda, soy Montse Tom¨¦¡±, dice de vez en cuando la entrenadora por los pasillos de Las Rozas y para quien quiera escuchar.
No lo hace con reprobaci¨®n o mala baba, sino que queda un deje de agradecimiento por la oportunidad que le dio ¡ªla escogi¨® directamente despu¨¦s de impartirle los cursos de entrenadora y sin que tuviera experiencia¡ª, pero lo dice para subrayar su condici¨®n de independiente. Sabe que fue durante muchos a?os su segunda y que cuando fue designada su sucesora fue puesta en entredicho por parte del grupo de jugadoras. Consideraban que era una apuesta continuista del entrenador saliente, por m¨¢s que ella actuara en ocasiones como hombro en el que apoyarse y confesora. El tiempo ha cambiado esa percepci¨®n, ya que Tom¨¦ habla y da manga ancha al vestuario, no impone sino que consens¨²a, al tiempo que se subraya en no repetir patrones del pasado. Como que, por ejemplo, d¨¦ la lista de convocadas para los duelos de la Liga de las Naciones ante Italia (1 de diciembre en Pontevedra) y Suecia (5 en M¨¢laga) un martes y no un viernes como hac¨ªa Vilda; para que las jugadoras puedan organizarse con m¨¢s tiempo. M¨¦todos y maneras que convencen al camerino, que no duda en abrazarle cuando se gana sobre el c¨¦sped.
Durante las dos primeras concentraciones, los planillos confeccionados por el ¨¢rea de comunicaci¨®n y de log¨ªstica apenas serv¨ªan, pues no se cumpl¨ªan los horarios, los entrenamientos variaban de horas y todo estaba cogido con pinzas porque las jugadoras y el cuerpo t¨¦cnico debat¨ªan con la federaci¨®n y el CSD las bases a establecer para que no volvieran a ocurrir actitudes machistas como las de Rubiales o trabajadores de la federaci¨®n que con el paso del tiempo han ido tomando las de Villadiego.
Cerrado el pacto de Oliva, donde se acord¨® aplicar varios protocolos en defensa de los derechos b¨¢sicos ¡ªde la mujer y de la madre, tambi¨¦n de la futbolista¡ª que hasta la fecha eran inexistentes, el ambiente se relaj¨® y ya en la ¨²ltima concentraci¨®n en Italia se cumpli¨® a rajatabla el plan programado de antemano. Se dorm¨ªa bien, se trabajaba mejor y se segu¨ªa ganando porque eso es algo que la selecci¨®n espa?ola no ha dejado de hacer desde el pasado Mundial. Hoy cuenta los cuatro partidos por triunfos en la Liga de las Naciones y le basta con un empate contra Italia o Suecia para alcanzar las semifinales de la competici¨®n y acercarse m¨¢s a unos Juegos Ol¨ªmpicos que nunca cat¨®. Se?ales de paz que rebajan tensiones y que, de paso, acomodan a la seleccionadora Montse Tom¨¦, infatigable trabajadora con el di¨¢logo por bandera.
¡°Es una enferma del f¨²tbol¡±, le definen desde su entorno. No hay d¨ªa que no se pegue horas viendo partidos en el ordenador o trabajando con su cuerpo t¨¦cnico en el edificio que est¨¢ cerca de los campos de entrenamiento de Las Rozas. Lo mismo ocurre en los desplazamientos o concentraciones, siempre entre v¨ªdeos y charlas, enfrascada en preparaciones de partido. Resulta que el trabajo con Tom¨¦ es innegociable, pues, influenciado su staff por el ansia de la seleccionadora en clasificar a Espa?a a los Juegos y por demostrar su val¨ªa en el banquillo, todos trabajan a destajo. ¡°Es muy met¨®dica. A diferencia de Vilda, ella pide de inmediato los informes del pr¨®ximo rival a los ojeadores para tener m¨¢s tiempo para trabajar. Todo est¨¢ m¨¢s estructurado y Mon ¡ªcomo le llaman cari?osamente¡ª pide que el ¨¢rea de scouting le saque cortes con y sin bal¨®n para despu¨¦s, junto con su segundo Lerga y el ojeador Ruben Jim¨¦nez, empiecen a pensar el planteamiento de partido que est¨¢ por llegar¡±, cuentan desde dentro de la federaci¨®n. Adem¨¢s, si puede, Montse no falta a ning¨²n partido de calado ¡ª¡±en directo se ven muchas m¨¢s cosas¡±, admite con frecuencia¡ª. Y todo se debate, aunque las decisiones finales le correspondan a ella.
Para hablar se re¨²nen en los despachos pero tambi¨¦n encuentran sus momentos en los paseos que da el cuerpo t¨¦cnico durante las concentraciones por la noche, como hicieron en C¨®rdoba y en Suiza, no tanto en Italia porque estaban en medio de una carretera. Otra licencia fuera del despacho o el c¨¦sped que se toma la entrenadora es cuando sale a correr o se mete en el gimnasio. ¡°Es cuando m¨¢s activo la cabeza y m¨¢s pienso¡±, se?ala a sus compa?eros. Y ah¨ª, quiz¨¢, tambi¨¦n es cuando reflexiona sobre en esas charlas diarias que siempre est¨¢n estipuladas con las jugadoras de forma individual o grupal, a?adidas al planning de las concentraciones que ya se cumplen. Aunque las hay que tambi¨¦n piden hora con el psic¨®logo Emilio Gonz¨¢lez, figura que ha encajado con todas y al que le vale incluso una cafeter¨ªa ¡ªcomo sucedi¨® en Italia¡ª para trabajar de forma individualizada con las futbolistas.
Todo este trabajo y este di¨¢logo, que incluso se extiende en conversaciones de WhatsApp o telef¨®nicas, ha cambiado el ambiente de la selecci¨®n. ¡°De c¨®mo empez¨® a como estamos ahora, es positivo. Se trata de tener m¨¢s tranquilidad y un contexto id¨®neo para trabajar¡±, convino la seleccionadora en la rueda de prensa en la que convoc¨® a 25 jugadoras para los duelos ante Italia y Suecia, por m¨¢s que ya advirti¨® que dos se quedar¨¢n por el camino porque la FIFA permite 23.
Resulta que en las concentraciones de la selecci¨®n se ha pasado de miradas reprobatorias y negaciones, de apenas abrir boca y caras largas, a un ambiente relajado. ¡°Se ha instalado la normalidad. Hay bromas, se habla mucho y se respetan¡±, cuenta una persona que convive con el vestuario. ¡°Desde Oliva, cuando la seleccionadora habl¨® en apartes con varias jugadoras, todo se ha ido normalizando. Ese fue el punto de inflexi¨®n¡±, apuntan desde la federaci¨®n. Y hay entente y entendimiento. Una decisi¨®n que facilit¨® esa uni¨®n entre el vestuario y el cuerpo t¨¦cnico fue la que tom¨® la seleccionadora para designar a las capitanas. Si bien al principio se hicieron votaciones ¡ªAlexia, Paredes, Aitana y Mariona salieron escogidas para los dos primeros duelos de la Liga de las Naciones¡ª, despu¨¦s fue la seleccionadora la que, tras hablar con todas y recabar sus votos, decidi¨® de forma salom¨®nica poner a Irene y Alexia como quer¨ªa el grupo, adem¨¢s de se?alar a Olga Carmona como tercer brazalete.
¡°Un poder bien entendido¡±
Di¨¢logo entre todas, voz y voto para un vestuario que con Vilda no ten¨ªa, pues ¨¦l decid¨ªa todo, no s¨®lo qui¨¦n portaba el brazalete sino cu¨¢ndo se tomaban los descansos, los horarios, vigilante incluso de c¨®mo descansaban en las habitaciones. ¡°Con Montse tenemos m¨¢s poder, pero un poder bien entendido¡±, resuelve una futbolista de la selecci¨®n.
Ese preocuparse por los dem¨¢s es algo inherente en Tom¨¦, que se esfuerza por ponerse en la posici¨®n de su interlocutor, aunque es bastante reservada en lo personal. ¡°Ya s¨¦ que tienes mucho l¨ªo, pero ?podr¨ªas¡?¡±, suele decir para dirigirse a un empleado de la federaci¨®n o, incluso, a alguien de su staff. En los mismos t¨¦rminos se expresa con las jugadoras. Aunque ella ha convivido y superado el mayor de los l¨ªos. Y eso que no sabe si seguir¨¢ porque solo firm¨® un a?o a la espera de qui¨¦n asume las riendas en la federaci¨®n. Aunque eso, de momento, cuentan sus allegados, no le inquieta. Le ocupa y preocupa la Liga de las Naciones y, espera, los Juegos.
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