Zuhaitz Gurrutxaga, el subcampe¨®n
Despu¨¦s de 15 a?os como profesional del f¨²tbol padeciendo un TOC, lo cuenta en un libro desgarrador y que a la vez provoca la carcajada
Zuhaitz Gurrutxaga (Elgoibar, 43 a?os) es un superhombre sin capa, un realista que ama a Javier Clemente, un futbolista que odiaba jugar en Primera Divisi¨®n y disfrutaba en el barro de la Segunda B, al que adoraban los hinchas del Zamora; que presume de haber recibido un codazo de Jimmy Floyd Hasselbaink y se averg¨¹enza de haber provocado un penalti sin que Lionel Scaloni, ahora seleccionador de la Argentina campeona del Mundo, le tocara.
Un m...
Zuhaitz Gurrutxaga (Elgoibar, 43 a?os) es un superhombre sin capa, un realista que ama a Javier Clemente, un futbolista que odiaba jugar en Primera Divisi¨®n y disfrutaba en el barro de la Segunda B, al que adoraban los hinchas del Zamora; que presume de haber recibido un codazo de Jimmy Floyd Hasselbaink y se averg¨¹enza de haber provocado un penalti sin que Lionel Scaloni, ahora seleccionador de la Argentina campeona del Mundo, le tocara.
Un monologuista de ¨¦xito al que Marcelo Bielsa contrat¨® para preparar un partido del Athletic contra el Espanyol que perdieron por goleada. Es una persona que se salv¨® de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) porque, adem¨¢s de contar con ayuda profesional, supo re¨ªrse de s¨ª mismo y de sus circunstancias y ahora lo plasma en un libro, Subcampe¨®n, escrito a medias con Ander Izagirre (San Sebasti¨¢n, 47 a?os), en el que se desnuda por completo.
Charla con EL PA?S en una cafeter¨ªa frente al Reale Arena, en San Sebasti¨¢n, el estadio de la Real Sociedad en el que tantas veces jug¨®, y recuerda los partidos a puerta cerrada durante la pandemia: ¡°Algunos, lo tranquilos que estaban sin p¨²blico¡±, porque cree, y se lo han dicho algunos colegas, ¨¦l no era el ¨²nico que sent¨ªa p¨¢nico a fallar delante de 40.000 personas. ¡°Con el mon¨®logo, han venido muchos exfutbolistas de Primera con 300 partidos que me han dicho que les hab¨ªa hecho poca gracia alguna cosa, porque ellos tambi¨¦n hab¨ªan tenido miedo de salir al campo, porque se notaba el murmullo, sobre todo en casa. Me han confesado que nunca lo dir¨¢n, pero a veces ellos tampoco quer¨ªan salir a jugar¡±.
A Zuhaitz, al menos, le quedaba el humor. ¡°La clave de este libro¡±, recuerda Izagirre, ¡°es que Zuhaitz ha recurrido a eso, como hac¨ªa con los mon¨®logos, e incluso cuando ten¨ªa esos problemas tan graves, para disimularlos. Intentaba que sus problemas no se lo comieran, el humor es algo muy serio en este libro, y es m¨¢s que una estrategia narrativa, es una estrategia de vida¡±.
Desgarrador a veces, para re¨ªr a carcajadas otras, el libro desgrana su vida futbol¨ªstica, 15 a?os como profesional, sufriendo casi siempre; disfrutando pocas veces: ¡°S¨ª, fui feliz en el Lemona, en el Zamora o de juvenil. Probablemente, donde m¨¢s disfrut¨¦ fue en Lemona, donde hab¨ªa 200 espectadores cada domingo, y sin periodistas. Como cuando la Covid. A m¨ª me hubiera ido bien en esa ¨¦poca¡±, bromea. Y recuerda lo antinatural que es, para un futbolista, destruir en vez de crear. ¡°Lo de jugar de defensa no es una tonter¨ªa. Cuando empiezas a jugar al f¨²tbol, con diez o doce a?os, no piensas que quieres defender, qu¨¦ va, piensas que quieres meter goles y hacer regates¡±, dice. ¡°Hay muchos a los que, posiblemente por las carencias que tenemos, nos ponen de defensas, y yo lo que quer¨ªa era meter goles, y me divert¨ªa, y de ah¨ª pasar a destruir el juego, a no perder y a no fallar¡±.
Gurrutxaga, que con 15 a?os, cuando era juvenil del Elgoibar, comparti¨® vestuario en Wembley con Casillas y Xavi Hern¨¢ndez, en un partido contra Inglaterra, compagin¨® sus ¨²ltimos a?os como futbolista con la m¨²sica y los mon¨®logos. ¡°Llevaba unos a?os haci¨¦ndolos y contando vivencias de los a?os que jugu¨¦ en Primera Divisi¨®n y me di cuenta de que eso enganchaba a la gente, que mostraba lo que no se muestra del f¨²tbol¡±, porque, ¡°se habla mucho de f¨²tbol, pero se sabe muy poco de lo que siente un futbolista. Ve¨ªa que a la gente le interesaba, pero no ten¨ªa tiempo para contarlo todo, y por eso pens¨¦ que un libro pod¨ªa ser una buena manera, pero no quer¨ªa estropearlo porque no soy escritor, as¨ª que pens¨¦ en Ander, aunque no esperaba que me dijera que s¨ª. Y me lo dijo¡±.
No han escrito Zuhaitz y Ander un libro de autoayuda, no es ese el objetivo: ¡°Me preguntan a ver si para m¨ª este libro es sanador, pero no. Yo ese proceso ya lo hice con la gente cercana, y con los mon¨®logos, frente al p¨²blico, al que le contaba mis penurias, o mis fracasos, o mis problemas de salud mental¡±. Lo escribieron cuando la enfermedad estaba controlada. ¡°Al libro he llegado, no digo que sano del todo, pero casi. Es cierto que hab¨ªa algunos episodios que Ander me anim¨® a contar, que eran m¨¢s dif¨ªciles, y que me han quitado un peso de encima, pero en cuanto a salud mental, por suerte ya ven¨ªa curado¡±.
Porque, como recuerda Izagirre, ¡°Zuhaitz ya se hab¨ªa abierto en canal, tal vez en algunas cosas no tan profundamente. ?l no sufr¨ªa contando sus miserias, sus miedos, sus inseguridades, que ya ten¨ªa muy trabajadas, sino que las ve¨ªa como material narrativo. Las cosas malas que le pasaron las ve¨ªa como buenas historias que contar¡±.
Recuerda Ander, que, ¡°hay gente que fue muy dura con ¨¦l, algunos entrenadores, que llegaban casi a acoso laboral, que pod¨ªan ser una denuncia, pero ¨¦l dice que ahora, como c¨®mico, les da las gracias. Lo que hac¨ªa [John] Toshack de ponerle de linier en los entrenamientos pod¨ªa contarlo con rencor y dolor, pero, al contrario, dice que se lo agradece por haberle regalado esa historia¡±.
El t¨¦cnico que le hizo debutar en Primera Divisi¨®n con la Real Sociedad fue Javier Clemente. ¡°Me trataba bien, con cari?o, y espero que as¨ª se transmita en el libro. Es como es, habla como habla, pero entonces me quiso mucho, me apoy¨® y apost¨® por m¨ª, tanto que me puso titular cuando no tendr¨ªa que haberlo hecho y yo no quer¨ªa serlo¡±. Coincidieron despu¨¦s. ¡°Hac¨ªa a?os que no lo ve¨ªa y vino a ver un mon¨®logo¡±.
Recientemente, ¡°fuimos a una sidrer¨ªa a cenar, por mediaci¨®n de unos amigos. Era un lunes, llov¨ªa, daba pereza, pero, ?c¨®mo no voy a ir con Javi?¡±, confiesa. ¡°?bamos por la sidrer¨ªa y la gente le preguntaba, ¡®pero Javier, ?t¨² has coincidido con Zuhaitz en la Real?¡¯, y contestaba: ¡®?Coincidir?, pero si hasta me ha hecho un mon¨®logo¡¯, y ¨¦l orgulloso de que le dedico veinte minutos en mi actuaci¨®n, y yo m¨¢s de que Javi me tuviera en consideraci¨®n. Es uno de los personajes de mi vida. Le tengo mucho cari?o¡±.
Frente al p¨²blico de un mon¨®logo, Gurrutxaga no siente lo mismo que en un estadio. ¡°Es incomparable la presi¨®n que puede ejercer un campo al del p¨²blico de un teatro, y adem¨¢s en el teatro yo salgo con un texto estudiado, que est¨¢ probado, que funciona, y no hay variables, no hay viento, no hay un rival. Hay muchas cosas en un campo de f¨²tbol que escapan a tu control, y era eso lo que yo no pod¨ªa soportar¡±, dice.
La temporada 2002/03, la Real Sociedad estuvo a un paso de ganar la Liga. Zuhaitz llevaba un a?o sin jugar un partido oficial y su equipo se la jugaba frente al D¨¦por. ¡°Yo ten¨ªa un TOC severo, totalmente desbordado, pero, ?a qui¨¦n se lo iba a decir, al entrenador, al presidente?¡±. Y Raynald Denoueix le puso como titular. ¡°Yo no estaba para jugar, pero tal y como me sent¨ªa, me ten¨ªan que haber dado la m¨¢xima puntuaci¨®n el Marca o El Diario Vasco, porque si llegan a saber c¨®mo estaba, en relaci¨®n a c¨®mo jugu¨¦, tendr¨ªan que decir que hice un partidazo¡±, reivindica.
¡°Hay un momento en el ¨¢rea, y yo iba con mi obsesi¨®n de no pasar las l¨ªneas primero con el pie izquierdo; Scaloni me aprieta, me dejo caer para no pisar la l¨ªnea con ese pie, y el ¨¢rbitro pita penalti¡±. Y los sudores fr¨ªos, porque Kovacevic, en el vestuario, le hab¨ªa dicho: ¡°Gurru, si hay un penalti te lo dejo tirar a ti¡±. Al final no lo hizo, lo lanz¨® el delantero y lo fall¨®. Pero Zuhaitz se acuerda de Scaloni: ¡°Me gustar¨ªa regalarle un libro¡±.
Pocas personas sab¨ªan de su sufrimiento. Su madre s¨ª. ¡°Como casi todas las madres, se enteran de todo. Mi madre es muy de su generaci¨®n, lo que le toc¨® de especial es el hijo. A veces no comprend¨ªa. La pobre seguramente ha llorado m¨¢s veces de las que yo creo, pero ah¨ª ha estado apoy¨¢ndome siempre¡±. Tambi¨¦n alg¨²n compa?ero. ¡°Hablamos de Igor Gabilondo. Me escribi¨® hace unos d¨ªas para decirme que le hab¨ªa gustado mucho y que le hab¨ªa ca¨ªdo alguna l¨¢grima. Cuando ya empec¨¦ la terapia de choque, que era en principio no limpiarme las manos compulsivamente, y el hombre ah¨ª, dosific¨¢ndome jab¨®n despu¨¦s de un entrenamiento. Tuve compa?eros que fueron aliados m¨ªos y a los que les agradezco mucho¡±.
Ordenar las cosas meticulosamente, vigilar si el horno estaba apagado, el grifo cerrado, la puerta con llave. Repetidas veces en poco tiempo. ¡°Siempre he pensado que el TOC me ha quitado mucha energ¨ªa, pero por suerte nunca me ha llevado a deprimirme a un lugar oscuro, siempre a la angustia, pero no he tenido nunca ideas extremas¡±. Gracias al humor. ¡°Se burlaban hace a?os de Benito Floro, que trajo el primer psic¨®logo y ahora es m¨¢s normal. Al jugador no solo le hace falta un fisio, tambi¨¦n a veces una ayuda de otro tipo¡±, porque, ¡°?qui¨¦n te prepara con 20 a?os para recibir una pitada?¡±
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