El Real Madrid baja a la tierra al Girona
El equipo de Ancelotti golea al aspirante m¨¢s cercano y ampl¨ªa la ventaja en cabeza con una actuaci¨®n brillante de Vinicius, que volvi¨® de su lesi¨®n para marcar y asistir a Bellingham, que se retir¨® con un tobillo maltrecho
El Girona se asom¨® a la loma del Bernab¨¦u, atisbando quiz¨¢ la cumbre de la Liga, y all¨ª se encontr¨® el golpazo del Real Madrid, diezmado, contrahecho, da lo mismo. Vinicius es un arma nuclear y Bellingham, un desparrame. El equipo de Ancelotti devolvi¨® a la tierra a un grupo que hab¨ªa desplegado un f¨²tbol alegre, atrevido e ilusionante. Pero se encontr¨® con el cuajo de un Madrid que le ha metido un 7-0 en los dos partidos del curso, y despach¨® una tarde de altura rumbo a la ida de los octavos de Champions el martes en Leipzig, con la defensa en cuadro y Bellingham renqueante.
?Pero qu¨¦ puede temer? Vive habituado a la excepcionalidad, a chapotear lejos de la ortodoxia y lo previsible. Y en ese magma descontrolado, se maneja de maravilla. La tarde que se presentaba en el Bernab¨¦u el aspirante a la Liga m¨¢s cercano, Ancelotti mir¨® a su tropa y all¨ª no quedaba ya ning¨²n central en pie. De la ca¨ªda del ¨²ltimo, Toni R¨¹diger, se hab¨ªa informado unas horas antes del encuentro. De modo que se plantaron ante el cuadro m¨¢s goleador con Tchouameni y Carvajal en el centro de la zaga. Dos novatos con un par de ratos de vuelo frente a Dovbyk, uno de los pichichis. Da igual. El Girona se fue sin un solo tiro a puerta.
La acumulaci¨®n de adversidades m¨¦dicas no ha tra¨ªdo desaliento, sino que ha elevado el nivel competitivo del conjunto. Se mueven en la emergencia con una naturalidad asombrosa. Tchouameni domin¨® el aire en una funci¨®n en la que merodeaba uno de los mejores cabeceadores de la Liga: Dovbyk ha conseguido as¨ª cinco de sus 14 tantos. Ayudado por Valverde, Lucas V¨¢zquez rebaj¨® mucho la amenaza que suponen por la banda izquierda Savio y Miguel Guti¨¦rrez.
El Madrid creci¨® desde la prudencia, despu¨¦s de empezar la tarde a la expectativa, muy juntos mientras el Girona, siempre atrevido, agitaba el ataque con Tsygankov, Portu, Couto y Savio. El batall¨®n de Ancelotti aguardaba, mientras M¨ªchel, desde un palco por su sanci¨®n, contemplaba c¨®mo el suyo no se arrugaba ni un poco. Mientras se asentaba sobre una defensa reci¨¦n nacida, al Madrid le bastaba muy poco para asustar al rival. Un control con giro de Bellingham para aclarar todo el panorama, por ejemplo. O un avance de Valverde, un pase a Vinicius, y un tiro del brasile?o desde fuera del ¨¢rea. As¨ª abri¨® el marcador, en una jugada en la que el 7 fue todo un sistema de ataque en s¨ª mismo. Sin nadie por delante, rodeado de contrarios, en una fase en la que el Girona parec¨ªa dominar, despach¨® un misil cruzado al palo y comenz¨® a aplacar al aspirante.
Vinicius volv¨ªa al once despu¨¦s del problema de cervicales que le dej¨® sin derbi. Ten¨ªa hambre atrasada y Couto padeci¨® el entusiasmo, otro despliegue de imaginaci¨®n letal al que a?adi¨® una dosis de trabajo defensivo. Para iniciar el 2-0 ni siquiera necesit¨® el regate. Le bast¨® con la sospecha. Mientras Couto se preparaba para atajar la fuga, Vinicius vio una carrera de Bellingham y le envi¨® un regalo con el exterior. El ingl¨¦s regate¨® a Gazzaniga y acert¨® con la red.
Para entonces, el Madrid ya hab¨ªa abandonado la contemplaci¨®n. La zaga se conduc¨ªa con la seguridad de los veteranos. Por delante, ya tocaban bajo la direcci¨®n de Kroos y el impulso de Camavinga. El franc¨¦s barr¨ªa el centro, romp¨ªa l¨ªneas a la carrera y encontraba pases con un veneno fin¨ªsimo. Un jugador formidable e indescifrable. El Girona tambi¨¦n ten¨ªa sus ratos con la pelota. Pero en el Bernab¨¦u, ante la defensa m¨¢s contrahecha del Madrid, esos tramos resultaron inofensivos. M¨ªchel trat¨® de operar en el descanso. Retir¨® a Portu e introdujo a Pablo Torre. Siguieron unos minutos en los que miraron algo m¨¢s a la banda izquierda, por donde Savio y Miguel inquietaron a Lucas del modo que se esperaba. Pero no fue a m¨¢s.
Vinicius volvi¨® a buscar a Couto, le provoc¨® un nudo a base de bicicletas, entr¨® al ¨¢rea por el estrecho pasillo que qued¨® entre el defensa y la l¨ªnea de fondo y tir¨®. Gazzaniga alarg¨® la mano, pero el despeje lo caz¨® Bellingham para marcar, en lo que fue lo ¨²ltimo que pudo hacer con su maltrecho pie izquierdo. Se retir¨® enseguida despu¨¦s de dos torceduras, dejando a la grada en pie, e inquieta por el partido de Champions del martes en Leipzig.
Complet¨® la goleada Rodrygo. Se lanz¨® a un largo eslalon y, cuando pis¨® el ¨¢rea, solt¨® un latigazo. El Madrid hab¨ªa amansado una cita que se anunciaba como un trago complejo. Tanto, que hasta G¨¹ler, tan protegido de las espinas, encontr¨® su momento y, en ¨¦l, un penalti, que es lo ¨²nico que no le funciona a un Madrid que acababa de devolver al Girona a la tierra. Joselu revent¨® el palo. Y ya no hubo m¨¢s.
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