Catela, kilos de gran f¨²tbol para la Final Four de la Champions de f¨²tbol sala
El ala gaditano, que siempre ha luchado con el sobrepeso, explota en el curso para liderar al Bar?a en Europa
La UEFA no le permit¨ªa jugar porque su incorporaci¨®n con el Bar?a lleg¨® despu¨¦s de la pasada ventana de invierno, una odisea que empez¨® en Valdepe?as, que no fragu¨® en Rusia y que acab¨® en el Palau Blaugrana. Una historia para olvidar. Pero a Juan Jos¨¦ Camacho, Catela, (C¨¢diz; 29 a?os) le cost¨® superarla porque durante ocho meses no pudo competir, exigido por el Bar?a a entrenarse como nunca para coger el tono f¨ªsico, castigado en lo mental por la inactividad. ¡°Llegu¨¦ muy contento por firmar con el mejor equipo, pero con las semanas se me borr¨® la sonrisa. No pod¨ªa m¨¢s. Nunca he sido mucho de entrenar y psicol¨®gicamente me mat¨®¡±, recuerda con sinceridad el ala azulgrana. Hasta que al principio de este a?o se levant¨® el veto. Y Catela, relajado al fin, sin hacer caso a sus sempiternos problemas de peso, se dej¨® ir. El t¨¦cnico Jes¨²s Velasco, hastiado porque el jugador hizo o¨ªdos sordos a cuatro avisos de que entrara en peso, le dio a elegir: o lo hac¨ªa p¨²blico o quitaba dinero de la n¨®mina porque el reglamento interno indica que tienen que estar en un peso. ¡°Hazlo p¨²blico¡±, concedi¨® el jugador. ¡°Catela tiene un sobrepeso brutal, enorme. No es capaz de mantener un ritmo alto durante muchos minutos. Como jugador es un fuera de serie, pero tiene problemas f¨ªsicos¡±, anunci¨® el m¨ªster. Eso acab¨® por hacer clic, por encontrar a la mejor versi¨®n del jugador que liderar¨¢ al Bar?a en la Final Four de la Champions en Armenia, ahora en semifinales ante el Sporting de Portugal (este viernes, a las 19.00, en Dazn).
¡°No me afect¨® su comunicado¡±, relata Catela, que tampoco hac¨ªa caso a los insultos de Gordo y Burger King que le propinaban desde las gradas de los pabellones; ¡°pero s¨ª que le doli¨® a mi novia Irene -con la que tienen una ni?a, tambi¨¦n Irene-, que me pidi¨® que nos fu¨¦ramos. Verla as¨ª me fastidi¨® y me anim¨® a ponerme bien¡±. Empez¨® a cambiar la comida r¨¢pida por ensaladas, ¡±forzado, porque no es mi forma de vida¡±, apunta divertido. Aunque admite: ¡°Si no lo hago a rajatabla engordo m¨¢s que el resto¡±. Y arranc¨® a jugar como sabe. ¡°La gente pensaba que era porque hab¨ªa adelgazado, pero yo siempre he jugado un poco pasadete. La cosa es que me faltaba ritmo y ganarme el respeto de los jugadores del Bar?a porque aqu¨ª, o lo consigues o ellos te largan¡±, admite.
Para Catela el bal¨®n le lleg¨® de cuna porque su padre era central del C¨¢diz B. ¡°Desde los tres a?os me he criado con la pelota, jugando en la calle, tambi¨¦n en la pista que ten¨ªamos al lado de casa en la barriada de Loreto¡±, cuenta. Era su pasi¨®n, al punto de que su madre le amenazaba con quitarle el f¨²tbol si no estudiaba. ¡°Pero el cole me iba regular tirando a mal¡±, concede, pillo. Y siempre se sal¨ªa con la suya, al principio en la cantera del C¨¢diz. Con 15 a?os dio el salto al futsal porque le ofrecieron dinero por jugar en el Virgili gaditano. Medio a?o despu¨¦s ya estaba en el Jerez de Segunda Divisi¨®n y en 2013, apenas un a?o m¨¢s tarde, alcanz¨® Primera Divisi¨®n con el Zaragoza. Su explosi¨®n era imparable, escogido el segundo mejor jugador joven del mundo en 2014. Pero la noche, la comida y, sobre todo la edad (contaba con poco m¨¢s de 16) le pasaron factura. ¡°Algo la lie¡±, admite. Pero tambi¨¦n le dol¨ªa el tobillo y desde el club le insist¨ªan en que no era nada, que siguiera de pie. Harto, se hizo una resonancia y se desvel¨® que ten¨ªa el ligamento roto. Fue el principio del fin con el Zaragoza y el pase para llegar al Lobelle de Santiago, donde se cruz¨® con el t¨¦cnico Santi Valladares.
¡°El m¨ªster me dio mucha ca?a porque llegu¨¦ fatal. Pero hicimos una gran relaci¨®n, tanto que su hijo es el padrino de mi ni?a, y me ayud¨® a entender el sacrificio, la profesionalidad, la nutrici¨®n, la vida¡±, explica Catela, que volvi¨® a brillar para llegar a la selecci¨®n espa?ola. Despu¨¦s de tres a?os y de no fichar por el Pozo porque cambi¨® de t¨¦cnico a ¨²ltima hora, acab¨® en el Palma, por m¨¢s que sab¨ªa que el modelo de juego no encajaba con su f¨²tbol callejero, m¨¢s t¨¦cnico que t¨¢ctico. Un problema familiar, la falta de confianza desde el banquillo y sus pocas ganas hicieron que durara dos a?os, hasta que lleg¨® la oferta del Valdepe?as, donde evidenci¨® que en forma y con galones estaba hecho para la ¨¦lite. Por eso le llam¨® el Inter y el Bar?a, que, sin embargo, no le daban mucho m¨¢s dinero que en su club. No sucedi¨® lo mismo con el Dinamo de Samara ruso, que pag¨® 100.000 euros para liberarle. Pero no lleg¨® ni a viajar.
Despu¨¦s de conseguir los pasaportes, tras varios d¨ªas de silencio desde Rusia y un tuit que le alert¨® sobre que hab¨ªan puesto en prisi¨®n preventiva al presidente del club, le confirmaron que la entidad desaparec¨ªa. Y Catela, en pleno enero, se qued¨® en el limbo, preocupado porque no ten¨ªa equipo. El Bar?a, atento, lo firm¨® cinco d¨ªas m¨¢s tarde, aunque sab¨ªa que no podr¨ªa contar con ¨¦l hasta el pr¨®ximo curso. ¡°El club se port¨® muy bien porque me pag¨® durante esos meses¡±, rese?a el ala. Despu¨¦s lleg¨® la tortura y los insultos de la grada, tambi¨¦n el tir¨®n de orejas p¨²blico de Velasco. ¡°No me molest¨®¡±, insiste; ¡°al rev¨¦s. Yo soy as¨ª. Ahora, si ganamos alg¨²n partido complicado digo al vestuario que me comer¨¦ una hamburguesa y me la tomo delante de todos¡±. Pero no se va demasiado de peso, una lucha que recuerda a la de su ¨ªdolo Ronaldo el Fen¨®meno. ¡°El Gordo¡±, aclara Catela, listo para jugar la Final Four. Ser¨¢ por kilos de f¨²tbol.
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