El Alav¨¦s logra la salvaci¨®n en Mestalla
El Valencia, que suma tres derrotas consecutivas, se desinfla en el momento ¨¢lgido de la temporada en un partido en el que Jaume parece gafado
El Alav¨¦s se sent¨ªa a salvo. Le faltaba un punto en cualquiera de las cinco jornadas que hab¨ªa por delante para darle un portazo al descenso y no esper¨® ni un d¨ªa. Despu¨¦s de cuatro derrotas consecutivas lejos de Vitoria, el equipo de Luis Garc¨ªa logr¨® la victoria en Mestalla ante un Valencia que, en una temporada notable, cuando parec¨ªa que entraba en la lucha por regresar a Europa cinco a?os despu¨¦s, se ha desinflado en el momento culminante y suma ya tres derrotas consecutivas. Al Alav¨¦s, que supo controlar a su rival durante los 90 minutos, le vali¨® con una jugada de laboratorio para imponerse.
?Qu¨¦ duro es el oficio de portero! Siempre tras la lupa. Sin derecho al error que a otros compa?eros s¨ª se les permite. Bien lo sabe Jaume Dom¨¦nech, siempre oculto en el banquillo, viendo a Mamardashvilli como un gigante bajo el arco del Valencia. A ¨¦l nunca le llegaba la oportunidad. Hasta la semana pasada, en Montju?c, donde se vio de repente en el escenario despu¨¦s de la expulsi¨®n de su compa?ero. En 45 minutos sali¨® triturado. Cuatro goles y una derrota. Mestalla le ofrec¨ªa la revancha. Al fin titular en la Liga dos a?os despu¨¦s. Su buenaventura le dur¨® 32 minutos, los que tard¨® en lesionarse, en sentir el gafe caer sobre ¨¦l con todo su peso.
La mala fortuna de Jaume, que se march¨® herido y lloroso, incapaz de entender su mal fario, fue la buena de Cristian Rivero, m¨¢s al fondo a¨²n del armario. Llevaba de tres a?os esperando su momento. Para encontrar su ¨²ltimo partido hay que remontarse hasta enero de 2021, en la Copa, contra el Sevilla. El vac¨ªo en la Liga. Hasta que el infortunio de Jaume le permiti¨® debutar en la Liga, y encima como capit¨¢n -cuesti¨®n de antig¨¹edad-, con 26 a?os y 16 temporadas en la casa.
El suceso de los arqueros fue casi lo m¨¢s llamativo de una primera mitad en la que los dos equipos, demasiado cautelosos, sin atreverse a lanzarse abiertamente a por el gol, tuvieron una clara oportunidad. Primero Diego L¨®pez, que mand¨® el bal¨®n al grader¨ªo cuando ten¨ªa la porter¨ªa abierta de par en par. Luego, Kike Garc¨ªa, que cabece¨® al poste un centro medido de Carlos Vicente, que se pas¨® la tarde dando pases excelentes.
Baraja apost¨® por Can¨®s al descanso. Sac¨® de la banda a Diego L¨®pez para colocarlo como segunda punta, una treta que casi siempre termina con el joven asturiano desaparecido. Aunque Can¨®s estuvo a punto de entrar a lo grande: en el primer minuto, despu¨¦s de un nuevo regate del escurridizo Peter Federico, remat¨® al palo. Un enga?o. El Valencia volvi¨® a caer en el sopor. Las ¨²ltimas jornadas se ha vuelto m¨¢s vulgar. Guerra, tan despampanante en las primeras jornadas, parece otro jugador. Y sus j¨®venes, tan inspirados durante tantas semanas, vuelven a parecer eso, j¨®venes promesas por hacer.
El Valencia, que a?ora demasiado la profundidad que le da Gay¨¢, no logr¨® someter a un Alav¨¦s que tuvo la virtud de no impacientarse, que sab¨ªa que ya hab¨ªa cumplido esta temporada y que sabe lo dif¨ªcil que es marcarle -solo tres equipos de la Liga reciben menos goles- esper¨® a que se abriera una sola vez la puerta. Encontr¨® su momento en una jugada ensayada. Carlos Vicente, qui¨¦n si no, sac¨® de esquina y puso el bal¨®n en la espalda de la mara?a de jugadores que hab¨ªa concentrados en el ¨¢rea. All¨ª, invisible, apareci¨® Javi L¨®pez para cruzar el bal¨®n y batir al debutante Cristian Rivero.
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