El canterano Mainoo soprende al City y entrega la Copa de Inglaterra al Manchester United

Jim Ratcliffe, caballero del Rey, promotor del Brexit, empresario petroqu¨ªmico, el magnate providencial, el favorito de Downing Street para entrar en la direcci¨®n del Manchester United e imprimir un sello vern¨¢culo en el club brit¨¢nico m¨¢s internacional, asisti¨® circunspecto desde el palco de Wembley al...

Jim Ratcliffe, caballero del Rey, promotor del Brexit, empresario petroqu¨ªmico, el magnate providencial, el favorito de Downing Street para entrar en la direcci¨®n del Manchester United e imprimir un sello vern¨¢culo en el club brit¨¢nico m¨¢s internacional, asisti¨® circunspecto desde el palco de Wembley al primer t¨ªtulo de su era como copropietario. Ganar la Copa, y hacerlo contra el City, la potencia emergente de la ciudad, fue una doble obsesi¨®n para Ratcliffe. Su deseo se cumpli¨® este s¨¢bado. Lo propici¨® la intervenci¨®n de Kobbie Mainoo, un chico de 19 a?os que ha roto con la inercia espesa y el pesimismo que envuelve al club y al equipo. El United juega a fogonazos cuando no se encierra a sobrevivir en su ¨¢rea. Le bast¨® con apenas dos o tres de esos chispazos en forma de contragolpe para llevarse la final ante un City que no super¨® la resaca tras conquistar la que pudo ser la Premier m¨¢s re?ida de la historia.

La empresa presentaba dificultades nunca superadas. Nadie hab¨ªa ganado dos dobletes consecutivos en la historia del f¨²tbol ingl¨¦s. Campe¨®n de Premier y Copa en 2023 y campe¨®n de Premier la semana pasada, el Manchester City intent¨® atravesar ese desierto. No lleg¨® nunca a su destino. Desapareci¨® en el oeste de Londres, bajo el arco de Wembley. La cadena del doble doblete se rompi¨® por sus eslabones m¨¢s fr¨¢giles: el indolente Gvardiol, el parsimonioso Kovacic, y el tierno Ak¨¦. Si todo equipo es el resultado de tensiones y energ¨ªas a veces contrapuestas, la combinaci¨®n de estos tres jugadores en la mezcla acab¨® por arrastrar al City a la perdici¨®n sin que aquellos que deben proporcionar consistencia pudieran contrarrestarlo.

No fue suficiente la bravura de Walker en el lateral derecho, ni la presencia de Bernardo Silva, demasiado alejado de zonas relevantes en el extremo, ni las virtudes de De Bruyne, fatigado a ojos vista, ni el omnipresente Rodri, demasiado solo demasiadas veces en el medio de la rueda. Ruben Dias, el pilar de la zaga, permaneci¨® en el banquillo de manera enigm¨¢tica. Solo Guardiola conoce la respuesta al misterio de sus continuadas suplencias. Sin el portugu¨¦s, el City vive en el alambre, expuesto a futbolistas cuya agresividad y sentido territorial es apenas el reflejo condicionado del adiestramiento. En instinto defensivo verdadero nunca puede ser producto del trabajo. Lo demostr¨® Gvardiol en el 1-0. Tan dotado como est¨¢ de condiciones f¨ªsicas y t¨¦cnicas, el croata no acab¨® de percibir el peligro en una situaci¨®n que podr¨ªa haber resuelto con sencillez y que acab¨® por convertir en una asistencia clamorosa a Garnacho.

El atacante argentino del United tuvo el m¨¦rito de romper el fuera de juego de Ak¨¦ antes de explotar el dislate de Gvardiol. La se?al fue desalentadora para los jugadores del City, que tanteaban el terreno en busca de s¨ª mismos. Con un cambio de orientaci¨®n de 50 metros de Dalot como ¨²nica respuesta en media hora de partido, el United les hab¨ªa puesto por detr¨¢s en el marcador. Obligados, como contra el Madrid en Champions, a remontar frente a una triple l¨ªnea metida en bloque bajo. Pero esta vez sin Dias y sin la ilusi¨®n de los d¨ªas de abril.

Doku monopoliza el ataque

Imaginar la escalada que ten¨ªan por delante debi¨® disuadir a los campeones de la Premier, a juzgar por la reacci¨®n al 1-0. Una lentitud invencible se apoder¨® de sus intelectos, de sus piernas, de sus movimientos. La pelota circulaba de manera predecible, con demasiada frecuencia a las bandas, en donde todo acababa en un rinc¨®n oscuro. Rara vez se asociaron Haaland, Foden, Bernardo y De Bruyne en el carril central, en donde Varane y Amrabat se encontraron progresivamente seguros en la gesti¨®n del fort¨ªn. Cuando Mainoo recogi¨® esa pelota y arranc¨® la jugada en el medio campo, a cinco minutos del descanso, nada hac¨ªa esperar en una revuelta del City. Alrededor de Rodri no se activaron las alarmas. La presi¨®n fue indecisa. Rashford volvi¨® a cambiar de orientaci¨®n con otro pelotazo de 50 metros y la maniobra al espacio de Garnacho acab¨® en la red de Ortega despu¨¦s de que Mainoo rematara el pase de Bruno Fernandes. El 2-0 acompa?¨® al City al descanso como un saco de piedras. Guardiola no tuvo m¨¢s remedio que sacudir a su equipo con una bater¨ªa de cambios entre el minuto 46 y el 55. Akanji por Ak¨¦, Doku por Kovacic, y ?lvarez por De Bruyne.

Fue como una descarga de adrenalina. Doku fue multitudes. El extremo belga se gan¨® el derecho a empezar la pretemporada que viene como primer extremo izquierda del equipo en 45 minutos vertiginosos. Estaba encendido. Sus compa?eros lo buscaban. ?l las ped¨ªa todas. Con m¨¢s lucidez que nunca, pr¨¢cticamente solo gener¨® hasta cuatro ocasiones de gol. Una se estrell¨® en el palo, tras tiro de Haaland. Otra la meti¨® ¨¦l mismo en los ¨²ltimos instantes del partido con un tiro desde fuera del ¨¢rea, para culminar una oleada que empuj¨® al United a las catacumbas. Onana sac¨® dos manos prodigiosas a tiros de Foden y Walker, y ?lvarez defini¨® mal. El United resisti¨®. El City de la sinfon¨ªa se redujo al tr¨ªo Doku-Rodri-?lvarez. La Copa fue para el vecino rojo. El reformador Ratcliffe puede presumir de t¨ªtulo. Octavo en la Premier, su equipo logr¨® con la victoria en esta FA Cup su pase a la Europa League para la pr¨®xima temporada

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