Cruyff era admirado, Neeskens era querido
El centrocampista holand¨¦s, que ha fallecido este lunes, fue vitoreado y aclamado repetidamente durante su etapa en el Barcelona
Hay futbolistas que causan admiraci¨®n, revolucionarios en la cancha y en la calle que se convierten en ¨ªdolos en momentos de una gran carga social y pol¨ªtica, ninguno seguramente tan influyente para el barcelonismo como Johan Cruyff. Tal era su ascendente que en 1974, un a?o despu¨¦s de su llegada al Bar?a, el as volador tuvo mucho que ver con el fichaje de Johan Neeskens. Ambos fueron iconos de aquel Ajax triple campe¨®n de Europa, santo y se?a de la ...
Hay futbolistas que causan admiraci¨®n, revolucionarios en la cancha y en la calle que se convierten en ¨ªdolos en momentos de una gran carga social y pol¨ªtica, ninguno seguramente tan influyente para el barcelonismo como Johan Cruyff. Tal era su ascendente que en 1974, un a?o despu¨¦s de su llegada al Bar?a, el as volador tuvo mucho que ver con el fichaje de Johan Neeskens. Ambos fueron iconos de aquel Ajax triple campe¨®n de Europa, santo y se?a de la Naranja Mec¨¢nica subcampeona mundial en Alemania 1974 y despu¨¦s pareja de moda del FC Barcelona.
Tiempos en que se hablaba de la ¡°holandizaci¨®n¡± del Bar?a despu¨¦s que el t¨¦cnico del equipo hubiera sido Rinus Michels (1971-1974). La historia no acab¨® bien porque los azulgrana no pudieron ganar la ansiada Copa de Europa (1974-1975) despu¨¦s de ser eliminados en semifinales por el Leeds de Billy Bremmer. La derrota se?al¨® a unos cuantos, y no precisamente a Neeskens, que nunca pareci¨® culpable de nada sino v¨ªctima de todos, aclamado en cada partido porque se part¨ªa el alma y tiraba los penaltis a reventar ante el clamor de la hinchada del Camp Nou.
Cruyff era admirado, Neeskens era querido, por m¨¢s que algunos le conocieran como el otro Johan o Johan II. Neeskens muri¨® de improviso y muchos barcelonistas sintieron un pinchazo en el coraz¨®n por aquellos a?os vividos, cuando hab¨ªa divisi¨®n de opiniones en el estadio, porque unos se hab¨ªan acostumbrado a pitar a los futbolistas selectivos en el esfuerzo mientras otros aclamaban a los esforzados, la divisi¨®n de toda la vida; a un lado los Pujolet y al otro los Mart¨ª Filos¨ªa o Rexach. Neeskens no divid¨ªa, sino que era invocado y coreado repetidamente en el Camp Nou.
El grito de ¡°Neeskens s¨ª, N¨²?ez no¡± todav¨ªa resuena en alg¨²n rinc¨®n de la Pla?a Sant Jaume, escenario de las celebraciones cul¨¦s, por supuesto tambi¨¦n de la Recopa de Basilea 1979. El presidente, elegido en 1978, se mostr¨® tan sorprendido que amenaz¨® con dimitir, enfadado por el rechazo de la afici¨®n, que desaprobaba la salida de Neeskens despu¨¦s de saber del fichaje de Allan Simonsen en 1979. Neeskens rompi¨® a llorar desconsoladamente, se abri¨® la camisa y tir¨® su corbata a los hinchas en pleno festejo por aquel t¨ªtulo que muchos azulgrana no cambiar¨ªan por una Champions.
M¨¢s de 35.000 seguidores se desplazaron hasta Basilea en un viaje inici¨¢tico por Europa para muchos catalanes que exhibieron desacomplejadamente sus senyeres en el Saint Jakob Stadion. Las calles de Barcelona se llenaron el d¨ªa despu¨¦s para recibir a los campeones hasta desbordar finalmente la Pla?a Sant Jaume. El foco se puso en Neeskens mientras el presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas, intentaba convencer a N¨²?ez para que no abandonara el palco del Camp Nou. N¨²?ez sigui¨® hasta el 2000 y Neeskens se fue con aquella Recopa y una Copa ganada en 1978.
Neeskens vivi¨® el barcelonismo atrapado entre Hugo Cholo Sotil y Simonsen. ¡°?Mam¨¢ campeonamos!¡¯¡± solt¨® Sotil por uno de los tel¨¦fonos del Molin¨®n despu¨¦s de ganar la Liga 1973-74. Aquel maravilloso equipo de Cruyff aspiraba a dar un salto de calidad la temporada siguiente para ganar la Copa de Europa. As¨ª se explica el fichaje de Neeskens despu¨¦s que el club asegurara tener la garant¨ªa de la federaci¨®n de que podr¨ªa mantener tambi¨¦n la inscripci¨®n de Sotil. El peruano se qued¨® un a?o sin jugar, ni como extranjero ni como oriundo, y el Bar?a perdi¨® con los dos Johan.
No hubo reproches para Neeskens. Muchos de los que se sent¨ªan futbolistas jugaron mucho tiempo con aquellas tobilleras blancas que ense?¨® Neeskens. Todos, sin excepci¨®n llevaban la camiseta por fuera y practicaban el tackle, como Neeskens. Multitud de seguidoras azulgrana llevaban en su monedero una fotograf¨ªa de Neeskens. Y los hubo tambi¨¦n que por vez primera se dejaron las patillas tan largas y la melena igual de recortada que Neeskens. El olor de Cruyff fue tan inconfundible como el sudor de Neeskens. Todo coraz¨®n.