El cord¨®n sanitario a Mbapp¨¦
El caso de la presunta agresi¨®n sexual a una joven en Suecia muestra tambi¨¦n la realidad paralela en la que viven los jugadores de f¨²tbol y el tipo de paranoia en la que se desarrolla su ocio
Mbapp¨¦ tiene algunos d¨ªas libres porque aparentemente sufre una lesi¨®n de b¨ªceps femoral y no debe entrenarse con el Real Madrid ni acudir a la convocatoria de la Nations League con Francia. As¨ª que acepta la propuesta de su amigo Nordi Mukiele, de 26 a?os, con quien forj¨® una amistad durante sus dos a?os compartiendo vestuario en el PSG (de 2022 a 2024), y se marcha a Estocolmo en un avi¨®n privado. Mukiele, tal y como relat¨® Le Parisien, era un apasionado del pa¨ªs n¨®rdico. Y en esas visitas, utiliz¨® los servicios de un conserje ¡ª?un conserje?¡ª de lujo, un tal Marco D., un exmodelo de unos 30 a?os, reconvertido al negocio de las fiestas, vacaciones y servicios a medida para celebridades para pasarlo lo mejor posible de la manera m¨¢s discreta.
Marco D., seg¨²n public¨® el mismo diario, se lo toma en serio y organiza la fiesta. La cierra, la privatiza, como dicen los franceses. E invita a 30 personas, la mayor¨ªa mujeres, a las que selecciona para acudir en calidad de figurantes. Chicas de imagen, confirm¨® una de las modelos que acudi¨® a la fiesta de Mbapp¨¦. Cobran por ir y dar color. Nada m¨¢s. O por el placer de conocer a una celebrity mundial. Los anfitriones observan entonces c¨®mo el reservado se llena de gente a la que no conocen de nada y a la que, antes de entrar, han obligado a dejar el tel¨¦fono en un sobre cerrado. Luego entablan conversaci¨®n y lo que se tercie. Pero todo est¨¢ organizado. Como uno de esos safaris para millonarios en los que es casi imposible volverse a casa sin un trofeo de caza. Como el show de Truman. O para adaptarlo al lenguaje del medio, como si en mitad de un partido, el encuentro se detuviese para que la estrella chutase el penalti sin portero.
El caso de Mbapp¨¦, m¨¢s all¨¢ de la determinante cuesti¨®n judicial y de lo que sucedi¨® realmente con la v¨ªctima que habr¨ªa denunciado una agresi¨®n sexual ¡ªno hay una comunicaci¨®n oficial¡ª, muestra otra vez la burbuja en la que viven casi por contrato determinados deportistas de ¨¦lite. Una realidad paralela, o una ficci¨®n, dif¨ªcil de compaginar con un an¨¢lisis racional del mundo exterior. La abogada de Mbapp¨¦ lo llama ¡°cord¨®n sanitario permanente, una burbuja¡±. Y explica que est¨¢ pensado para que, precisamente, no puedan ocurrir cosas como la que denuncia la presunta v¨ªctima de violaci¨®n. ¡°Siempre hay alguien con ¨¦l¡±, asegur¨® en una entrevista en BFMTV. ?Siempre? Como si ¨¦l o quienes pudiesen rodearle estuvieran siempre bajo sospecha: unos por su impulsividad y los otros por querer desplumarle con cualquier acusaci¨®n falsa.
El caso de Mbapp¨¦ es ahora una inc¨®gnita. Y, como cualquier ciudadano, el delantero del Real Madrid es inocente hasta que se demuestre lo contrario (aunque en Francia le acusen estos d¨ªas incluso de las 25 toneladas de CO? con las que su viaje rel¨¢mpago contamin¨® la atm¨®sfera). Hablaba Eleonora Giovio en un reportaje de este peri¨®dico sobre la cultura de la impunidad de los futbolistas. Y as¨ª fue durante muchos a?os. Pero hay cada vez m¨¢s casos que salen a la luz: Dani Alves, Santi Mina, Hugo Mallo, Rafa Mir, los canteranos del Real Madrid. Y adem¨¢s de esa cultura, quiz¨¢ haya m¨¢s elementos. El ambiente es t¨®xico, las premisas sobre las que se parte para pasarlo bien, deformadas. Puede que no sea su culpa. Pero el mes pasado Miguel Gal¨¢n, presidente del Centro Nacional de Formaci¨®n de Entrenadores de F¨²tbol, public¨® un supuesto contrato tipo que comienzan a usar los futbolistas antes de tener relaciones sexuales con mujeres que conocen en determinadas fiestas para evitar posteriores denuncias. El documento incluye una cl¨¢usula, la sexta, que contempla el caso de ¡°violaci¨®n accidental¡±. ?Accidental? Nadie desminti¨® que exista ese documento. Debe ser parte de alg¨²n tipo de cord¨®n sanitario.
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