El indetectable Sancet resuelve el derbi vasco

El Athletic venci¨® en el derbi con un gol del indetectable Sancet, experto en aparecer donde nadie le espera, y en Bilbao duermen felices sus aficionados por una noche. Suele ser lo habitual despu¨¦s de cada victoria, y m¨¢s cuando el rival es la Real. A nadie le gusta perder un partido de este calibre, y en las ¨²ltimas ocasiones en San Mam¨¦s, los bilba¨ªnos parecen haber cogido la temperatura adecuada de ebullici¨®n, y ya acumulan cuatro triunfos consecutivos. En San Sebasti¨¢n han sido cuatro decepciones seguidas, aunque ya empiezan a pensar en el partido de la segunda vuelta. Entonces las cosas se ver¨¢n diferentes.

No es normal que, en un derbi a finales de noviembre, la temperatura a las nueve de la noche sea de torneo de verano. Mangas cortas, ropa de abrigo ¡ªpor si acaso cambia el tiempo¡ª, bajo el brazo. Lo que nunca cambia, no al menos como el clima, es el fragor de las incruentas batallas entre Athletic y Real Sociedad, tanto monta, que se remontan m¨¢s de un siglo atr¨¢s. Salvo en raras excepciones, como el valor que se supon¨ªa en la mili, tambi¨¦n la intensidad se supone en los derbis, habitualmente partidos de alta tensi¨®n, y suele ser el equipo m¨¢s enchufado el que acaba por llev¨¢rselo. Claro que cuando la motivaci¨®n es pareja, el pron¨®stico es m¨¢s incierto.

Y en San Mam¨¦s, anoche, la motivaci¨®n fue por rachas, porque hasta la primera media hora fue el Athletic el que quemaba sus motores mientras la Real intentaba apagar con hielo los ardores rojiblancos, que jugaba a oleadas, como acostumbra, con los Williams y Djal¨® intercambiando con frecuencia sus posiciones, para dificultar los marcajes estrechos que planific¨® Imanol Alguacil. Merodeaba el equipo bilba¨ªno el ¨¢rea de Remiro, a quien todav¨ªa le recuerdan su cambio de bando con m¨²sica de viento y daba sensaci¨®n de peligro, aunque sin demasiadas opciones, salvo en un contragolpe que condujo I?aki Williams y finaliz¨® casi sin ¨¢ngulo, con un remate que rechaz¨® el portero de la Real.

Pero como la respuesta del equipo visitante se limitaba a la retaguardia, sin asomo de aproximarse a Agirrezabala, los donostiarras no pudieron apagar todos los fuegos, y al final, despu¨¦s de una acci¨®n continuada del Athletic, con varias fases de ataque, la pelota le lleg¨® a Nico Williams, que casi desde la l¨ªnea de fondo bombe¨® al segundo palo para que Sancet se adelantara a Aguerd, que estuvo blandito, y cabeceara casi sin ¨¢ngulo para abrir el marcador en la Catedral, entre el ¨¦xtasis de la afici¨®n rojiblanca, porque ya se sabe que en los derbis los goles, del color que sean, valen doble para la moral de la grada.

No cambi¨® mucho el panorama despu¨¦s del gol porque la Real se limit¨® a tomar nota y poco m¨¢s. Si alguien esperaba una reacci¨®n furibunda no la encontr¨®. Sigui¨® el Athletic casi igual, y los donostiarras tambi¨¦n, a pesar del resultado, como si lo dejaran todo para la segunda mitad. Entonces s¨ª trat¨® de empujar un poco m¨¢s la Real, o tal vez se dej¨® querer el Athletic, porque a Agirrezabala tardaron muchos minutos en importunarle. Apenas un disparo desde lejos de Sergio G¨®mez que le lleg¨® suave a las manos, y un bal¨®n que se pase¨® paralelo a la porter¨ªa sin piernas blanquiazules que lo remataran.

Sin embargo, la mejor ocasi¨®n de la segunda parte fue bilba¨ªna, en un pase atr¨¢s de Sancet, brillante en su reaparici¨®n, y que Prados remat¨® flojo en una posici¨®n en la que el gol era lo m¨¢s f¨¢cil. Como el Athletic no supo cerrar el partido, sufri¨® al final, aunque m¨¢s por la posibilidad de perder lo que ten¨ªa que por el peligro real que generaba la Real. Adem¨¢s, Agirrezabala estuvo colosal para neutralizar todos los balones a¨¦reos que lanz¨® la Real ante la falta de otros recursos, as¨ª que el viaje de regreso por la autopista A-8 fue un peque?o funeral, del que los realistas intentar¨¢n resarcirse en la vuelta. Porque los derbis siempre tienen vuelta.