Una pasi¨®n pura
Pap¨¢ Noel trajo a mi sobrino una camiseta del Celta. La de Alfon, con el n¨²mero 12. Tenemos mucho que aprender de los ni?os de seis a?os amantes del f¨²tbol
Pap¨¢ Noel le trajo a mi sobrino de seis a?os una camiseta del Celta con el dorsal 12 de Alfon Gonz¨¢lez.
-?Le pediste la camiseta de Alfon a Pap¨¢ Noel?, le pregunt¨¦ con verdadera curiosidad.
-S¨ª, es mi jugador favorito, respondi¨®.
-?Por qu¨¦?
-No lo s¨¦. Porque me gusta.
A los ni?os simplemente les gustan las personas sin necesidad de explicaciones ni biopsias, y por eso las idolatr¨ªas infantiles son m¨¢s honestas.
Pongamos en contexto lo ...
Pap¨¢ Noel le trajo a mi sobrino de seis a?os una camiseta del Celta con el dorsal 12 de Alfon Gonz¨¢lez.
-?Le pediste la camiseta de Alfon a Pap¨¢ Noel?, le pregunt¨¦ con verdadera curiosidad.
-S¨ª, es mi jugador favorito, respondi¨®.
-?Por qu¨¦?
-No lo s¨¦. Porque me gusta.
A los ni?os simplemente les gustan las personas sin necesidad de explicaciones ni biopsias, y por eso las idolatr¨ªas infantiles son m¨¢s honestas.
Pongamos en contexto lo de la camiseta. Alfon lleg¨® al filial del Celta en verano de 2020 procedente del filial del Albacete. Se march¨® cedido dos a?os despu¨¦s al Racing de Santander, donde apenas jug¨® ocho partidos, y tras otro paso deslucido por el Murcia regres¨® al filial del Celta en la pretemporada del 2023. Ah¨ª coincidi¨® con el actual entrenador del primer equipo, Claudio Gir¨¢ldez, que le dio el mayor de los regalos: la confianza. La temporada pasada fue pichichi del Celta Fortuna, y esta temporada est¨¢ teniendo un papel relativamente protagonista en el primer equipo.
?Pero por qu¨¦ Alfon y no Iago Aspas, Borja Iglesias, ?scar Mingueza o cualquier otro jugador del Celta m¨¢s popular? No lo sabe. Estos d¨ªas de Navidad estoy estudiando con un inter¨¦s casi acad¨¦mico la creciente, pero asentada, pasi¨®n de mi sobrino por el f¨²tbol. A mi sobrino le gusta Alfon. Mi sobrino tiene un sobre escrito a mano donde pone ¡°Cosas del Celta¡±, y en el que, sin lugar a enga?os, va metiendo cosas del Celta.
Tambi¨¦n a mano dibuja fichas de los jugadores como si fuesen cromos caseros de Panini. Los punt¨²a por rendimiento, bas¨¢ndose en una estimaci¨®n meramente subjetiva, y siempre destaca en negrita su nacionalidad. Por ejemplo, en su cromo artesanal de Lunin, el portero del Real Madrid, rese?a dos veces que es ucranio.
Este punto parece haber llamado bastante su atenci¨®n. Mi sobrino tiene en su hucha cincuenta euros para gastarse en alg¨²n producto de la tienda del Celta, pero todav¨ªa no ha tomado la decisi¨®n porque en cuestiones de merchandising no hay que precipitarse.
En el terreno de la infancia, el f¨²tbol se vuelve una cuesti¨®n tan pura que da hasta miedo tocarla por si se quiebra. Y, por supuesto, quieres acercarte a esa pasi¨®n todo lo posible para ver si te contagias, si se nos inocula el virus de la autenticidad.
Un amigo me cont¨® hace poco que esta temporada empez¨® a llevar a su hija peque?a a los partidos del Atleti. Inicialmente sent¨ªa que iba a ser un compromiso complicado: ?No estar¨¢ inc¨®moda con tanto ruido y jaleo? ?Y si lo pasa mal? ?Y si no soy capaz de entretenerla? Pero ahora lo que m¨¢s le llama la atenci¨®n de los partidos son los momentos en los que ella no est¨¢ presente. Cuando su hija va al estadio disfruta m¨¢s del juego y del ritual que genera. Mi amigo ya necesita m¨¢s a su hija en la grada de lo que ella le necesita ¨¦l. Se ha creado, m¨¢s que un v¨ªnculo, una dependencia.
Supongo que algo as¨ª le ocurr¨ªa a mi padre conmigo y con mi hermana cuando nos llevaba a Bala¨ªdos sin apenas levantar un palmo del suelo. Supongo que algo as¨ª le ocurre ya a mi hermana con mi sobrino.
Estos d¨ªas me he dado cuenta de que tenemos mucho que aprender de los ni?os de seis a?os amantes del f¨²tbol: aprender que a veces no hace falta buscar explicaciones sesudas a por qu¨¦ te gusta algo o alguien, sencillamente sucede. Comprender c¨®mo los hijos nos sumamos a las pasiones de nuestros padres para, con el paso del tiempo, no solo vernos a nosotros, sino llegar a verlos a ellos reflejados a trav¨¦s de las mismas.