?Qui¨¦n es este Joan Laporta?
Los trucos no son milagros y del presidente del Bar?a se espera la mejor versi¨®n del Mes¨ªas, no una aproximaci¨®n intrigante a los espect¨¢culos del Mago Pop
Fue V¨ªctor Font, segundo en la ¨²ltima carrera electoral a la presidencia del Bar?a, el que dijo aquello de que Joan Laporta hab¨ªa dejado de ser laportista. Y puede que no le falte raz¨®n, a tenor de todo lo ocurrido desde su regreso triunfal al palco del Camp Nou y posterior traslado a Montju?c por aquello de convertir lo viejo en nuevo. Era una obra necesaria que la anterior junta directiva fue aplazando sine die mientras el vetusto e...
Fue V¨ªctor Font, segundo en la ¨²ltima carrera electoral a la presidencia del Bar?a, el que dijo aquello de que Joan Laporta hab¨ªa dejado de ser laportista. Y puede que no le falte raz¨®n, a tenor de todo lo ocurrido desde su regreso triunfal al palco del Camp Nou y posterior traslado a Montju?c por aquello de convertir lo viejo en nuevo. Era una obra necesaria que la anterior junta directiva fue aplazando sine die mientras el vetusto estadio se ca¨ªa a pedazos, los excrementos de paloma se vert¨ªan desde las vigas a las planchas para cocinar de algunos puntos de venta de bocadillos, y la direcci¨®n deportiva se gastaba los millones a cientos en fichar a futbolistas de rendimiento casi nulo. Tan solo los traspasos de Griezmann, Coutinho y Demb¨¦l¨¦ supusieron un desembolso de unos 500 millones de euros, la tercera parte del coste presupuestado para el nuevo templo.
De Joan Laporta se esperaba un segundo milagro. En su primera etapa se hab¨ªa encontrado un club destrozado en lo econ¨®mico y desesperado en lo deportivo, tan lejos de sus principales competidores en todos los aspectos que cierto d¨ªa se arm¨® un partido de madrugada, se reparti¨® gazpacho entre los asistentes, se empat¨® ¡ªcasi de milagro¡ª contra el Sevilla y todav¨ªa hoy se recuerda todo aquello como una de las noches m¨¢gicas en la construcci¨®n del mejor Bar?a de la historia. Fue el debut de Ronaldinho, claro. Y la constataci¨®n de que el carisma, repartido a partes iguales entre el terreno de juego y el palco, puede generar una fuerza motriz capaz de levantar a un muerto en mitad de su propio entierro. En esas parece estar Laporta desde su regreso. Y a¨²n m¨¢s, si cabe, desde la aparici¨®n revolucionaria de Lamine Yamal, pero con el h¨¢ndicap de que Rosell y Bartomeu terminaron por hacer buenos a Gaspart y Reyna.
De la actual gesti¨®n no se critican tanto los hechos como las formas, aunque algunos hechos dejen tras de s¨ª un rastro de improvisaci¨®n constante y patada a seguir que invitan a discutir el rumbo trazado. Se cuestionan las ventas de activos futuros y se miran con lupa algunas operaciones deportivas que, desde el punto de vista del presidente, deben parecer la ¨²nica forma de resistir a las tormentas heredadas del pasado. Ni siquiera un club como el Bar?a puede aspirar a los mejores patrocinios y acuerdos econ¨®micos compitiendo por entrar en la Europa League, de ah¨ª las apuestas por futbolistas como Lewandowski, Kound¨¦ o Dani Olmo, impensables para un club en quiebra t¨¦cnica, pero no para un Laporta convencido de poder multiplicar panes y peces a la espera del ansiado regreso al Camp Nou. El problema no est¨¢, por tanto, en la b¨²squeda del ansiado milagro, sino en el abuso de las par¨¢bolas.
En este su regreso al tim¨®n parece abonado Laporta al incumplimiento, casi constante, de su propia palabra. La cuesti¨®n ya no es tanto lo que dice como lo que dijo, de ah¨ª que muchos cul¨¦s se revuelvan intranquilos exigiendo lo prometido, ya no tanto lo so?ado. La baza del enemigo exterior, del todos contra m¨ª, o contra nosotros, se estrella como un avi¨®n de papel contra la hemeroteca que el propio presidente ha ido regando de afirmaciones imposibles sin que nadie se las solicitara, pues todo el mundo sabe de d¨®nde viene este Bar?a y hasta se intuye hacia d¨®nde va. Pero los trucos no son milagros y de Laporta se espera la mejor versi¨®n del Mes¨ªas, no una aproximaci¨®n intrigante a los espect¨¢culos del Mago Pop.