El Laporta pelicano, que no pel¨ªcano
Anda el presidente del Bar?a mosca con una gran parte de la prensa desde ya ni se sabe, puede que desde antes, incluso, de acceder a la presidencia por primera vez, all¨¢ por el a?o 2003
Hay algo en el aspecto del nuevo Joan Laporta que me tiene profundamente fascinado, supongo que se trata de su pelo: fuerte, tupido, plateado¡ Salvando todas las distancias entre realidad y ficci¨®n, no ser¨ªa descabellado afirmar que se da un aire a Kent Brockman, el periodista m¨¢s famoso de Springfield y presentador del noticiero del Canal 6 en centenares de cap¨ªtulos de Los Simpson. ¡°Tras haber recibido un disparo, el se?or Burns fue trasladado de emergencia a un hospital p¨²blico donde fue declarado muerto para, posteriormente, ser trasladado a un hospital mejor donde su condici¨®n cambi¨® a la...
Hay algo en el aspecto del nuevo Joan Laporta que me tiene profundamente fascinado, supongo que se trata de su pelo: fuerte, tupido, plateado¡ Salvando todas las distancias entre realidad y ficci¨®n, no ser¨ªa descabellado afirmar que se da un aire a Kent Brockman, el periodista m¨¢s famoso de Springfield y presentador del noticiero del Canal 6 en centenares de cap¨ªtulos de Los Simpson. ¡°Tras haber recibido un disparo, el se?or Burns fue trasladado de emergencia a un hospital p¨²blico donde fue declarado muerto para, posteriormente, ser trasladado a un hospital mejor donde su condici¨®n cambi¨® a la de vivo¡±, dice en una de sus apariciones m¨¢s populares. Supongo que el Joan Laporta que se present¨® en rueda de prensa este pasado martes para ofrecer explicaciones sobre el caso Olmo y, ya de paso, tirar de las orejas a casi todos los medios presentes, soltar¨ªa una buena carcajada ante semejante tratamiento de la informaci¨®n.
Anda el presidente del Bar?a mosca con una gran parte de la prensa desde ya ni se sabe, puede que desde antes, incluso, de acceder a la presidencia por primera vez, all¨¢ por el a?o 2003, cuando el director de un conocido peri¨®dico le contact¨® con el ofrecimiento de hacerlo presidente a cambio de alg¨²n privilegio futuro.
Laporta, que para entonces ya era el favorito en las encuestas, se neg¨® rotundamente, lo que pronto se tradujo en una hostilidad manifiesta del medio en cuesti¨®n hacia su figura; basta con un r¨¢pido repaso a las portadas de aquellos a?os para comprobarlo, en especial, las te?idas con el color negro de las esquelas, un dise?o funerario que hizo fortuna entre los socios y aficionados hasta el punto de que casi cualquier cul¨¦ con alguna cana ser¨ªa capaz, hoy en d¨ªa, de recordar tres o cuatro de memoria.
La cosa no mejor¨® con el inicio de su segundo mandato. La misma noche de la victoria electoral, Laporta fue acusado de haber ofrecido un puesto de trabajo a una menor de edad con la que se hab¨ªa sacado una fotograf¨ªa. ¡°Cuando tengas 18 a?os, me llamas¡±, le dice el flamante Ave F¨¦nix en un v¨ªdeo descontextualizado que corri¨® como la p¨®lvora por infinidad de webs y todas las redes sociales del mundo. Marta Bag¨®, que as¨ª se llamaba la protagonista indirecta de la pol¨¦mica, colgaba un tuit a las pocas horas del supuesto incidente para explicar lo ocurrido. ¡°Buenas noches. Soy la chica del v¨ªdeo con Joan Laporta. La nena tiene 30 a?os. Me ha hecho una broma porque mi t¨ªa siempre me dice la nena y le ha pedido una foto para la nena. Visca el Bar?a¡±.
Son peque?os detalles que a la mayor¨ªa se nos olvidan con cierta ligereza, pero que podr¨ªan ayudar a entender la piel quemada, que no fina, de una persona que ya ten¨ªa a periodistas exigiendo su dimisi¨®n por presunto acoso sexual a una menor incluso antes de haber ganado las elecciones. Y no es poco exigir, ni poco distorsionar la realidad.
Este Laporta pelicano (que no pel¨ªcano, nombre en clave de otro de sus m¨¢s ilustres detractores), robusto, bronceado y de profundos surcos en la cara tiene todo el derecho a recordarnos que, al gremio con menor capacidad de autocr¨ªtica del mundo junto con el de los pol¨ªticos, los abogados y los arquitectos, tambi¨¦n se le pueden cantar las cuarenta en bastos de vez en cuando. Otra cosa es acusar a la prensa de no apoyar al Bar?a. O, peor todav¨ªa, agradecer en p¨²blico a quien s¨ª lo hace. Se supone que estamos en esto para fiscalizar: ni para aplaudir, ni para callar, queridos springfieldianos.