Do?a Condescendencia
Hace dos a?os las jugadoras tuvieron que ponerse ellas las medallas de la Supercopa, el a?o pasado jugaron con balones desinflados, y hace unos d¨ªas la semifinal entre Atl¨¦tico y Barca se jug¨® 70 minutos sin VAR

Hace falta ser muy perseverante para errar repetidamente en un mismo asunto. No hablo del amor, tampoco de las expectativas del PSOE con Junts, hablo de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol y el f¨²tbol femenino. Hace dos a?os las jugadoras tuvieron que ponerse ellas mismas al cuello las medallas de la Supercopa, el a?o pasado jugaron con balones desinflados, y hace unos d¨ªas la primera semifinal entre Atl¨¦tico y Barca se jug¨® 70 minutos sin VAR. ?Por qu¨¦ 70? Pues porque los 20 minutos finales de partido s¨ª funcion¨® el videomarcador.
Felicit¨¦monos por la innovaci¨®n ¡ªf¨¢cilmente confundible con chapuza¡ª y tampoco nos quejemos en exceso porque, con Arabia Saud¨ª asomando lustrosa en el horizonte, al menos este a?o la Supercopa repiti¨® Butarque como sede, es decir Legan¨¦s, lugar proclive al fr¨ªo, pero tambi¨¦n a respetar los derechos humanos. Rafael Louz¨¢n, el nuevo presidente de la Federaci¨®n, esgrimi¨® desde Arabia que all¨ª ¡°quieren desarrollar mucho el f¨²tbol femenino¡±, como si se hubiesen metido en el laboratorio de Pobres criaturas para desarrollar a la Bella Baxter balomp¨¦dica. Y como las aspiraciones desarrollistas hay que valorarlas, pues Arabia Saud¨ª es una opci¨®n que est¨¢ sobre la mesa de cara a futuras ediciones de la Supercopa femenina. Si hay que sacrificar el bienestar de las mujeres en favor del acopio econ¨®mico pues se hace.
Luego est¨¢ lo de la condescendencia, el equivalente verbal a regalar una b¨¢scula por un cumplea?os. La condescendencia florece en asuntos graves como rebajar a la categor¨ªa de ¡°agobio¡± el acoso que padecieron Cristina Palavra y Natalia Kaluzova, parejas de Dani Rodr¨ªguez y Dominik Greif, a la salida del estadio King Abdullah de Yeda. Con el debido respeto ¡ªla frase que precede a toda sentencia condescendiente¡ª qu¨¦ acoso ni qu¨¦ acoso, vino a decir la Federaci¨®n: agobio, un leve malestar, refregones m¨ªnimos, roces comunes.
Pero la condescendencia tambi¨¦n florece en asuntos m¨¢s livianos como un simple consejo. Mari¨¢n Mouri?o, presidenta del Celta, contaba en La Revuelta lo que le dijo Florentino P¨¦rez despu¨¦s del penalti no se?alado sobre Williot Swedberg durante el partido de octavos de final de Copa del Rey en el Bernab¨¦u: ¡°Tranquila, no te pongas nerviosa¡±. Al margen de que nadie en la historia de la humanidad ha dejado de estar nervioso despu¨¦s de que le sugieran que dejase de estar nervioso, no imagino a Florentino P¨¦rez haci¨¦ndole un comentario de este tipo a un hom¨®logo masculino. La condescendencia a menudo es inconsciente, e incluso bien intencionada, pero sigue siendo encerrada en el cascar¨®n de la indulgencia.
Tras esa entrevista en La Revuelta, le¨ª en redes sociales comentarios como ¡°Esta (en referencia a la persona que preside el Celta) no sabe el nombre de seis jugadores de su propio equipo¡±. Este tipo de sermones necios parten de la suposici¨®n, cada vez menor pero todav¨ªa existente, de que las mujeres no podemos entender o conocer genuinamente de un deporte que no ha sido dise?ado para nosotras. A veces se le a?ade otra suposici¨®n peor: la de que le prestamos atenci¨®n al f¨²tbol para obtener el favor o la atenci¨®n de un hombre. Te lo dicen como si saber de f¨²tbol requiriese unas propiedades cognitivas extraordinarias, como si fuese algo similar a conocer el modelo est¨¢ndar de la F¨ªsica de Part¨ªculas.
Procedo a revelar una verdad universal: Si una mujer no entiende c¨®mo funciona un fuera de juego es porque sencillamente no le interesa entender c¨®mo funciona un fuera de juego. Y si una mujer ?¡ªen este caso dos¡ª dicen haberse sentido acosadas es porque as¨ª se sintieron. No hace falta tirar del VAR para calibrar ese tipo de emociones, especialmente no desde el minuto 70.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.