Una buena historia
Con 17 a?os y una sonrisa casi infantil, Adriana Cerezo te vence a la primera
No hab¨ªa ni terminado de prepararme el desayuno cuando ya se anunciaba por tierra, mar y aire que se iba a inaugurar nuestro casillero. ?C¨®mo, qui¨¦n, tan pronto? Dejo que mis neuronas se espabilen un poco para entender que una chica de Taekwondo se hab¨ªa metido en la final mientras dorm¨ªamos pl¨¢cidamente. Pues qu¨¦ bien, pens¨¦. Cuanto antes entremos en la lista de pa¨ªses con metales ganados mejor, que la medallitis conduce a cierto nerviosismo si no se suma en los primeros d¨ªas. Tocaba entonces ponerle cara a la ya medallista y, de paso, informarse de todo lo dem¨¢s sobre ella, pues en este pa¨ªs, la vida y milagros de una ?taekwondista? no es que sea de dominio p¨²blico. Dicho esto con todos los respetos.
La historia de Adriana Cerezo re¨²ne muchos de los ingredientes que la convierte en una de las buenas. Su edad, 17 a?os, ya nos coloca en un contexto favorable y su sonrisa casi infantil te vence a la primera. Pero con juventud y candor no se ganan competiciones. Y en cuanto Adriana se ha puesto a pegar patadas, poca broma que dir¨ªa Del Bosque. En teor¨ªa, ella hab¨ªa ido a Tokio a coger experiencia, aunque sospecho que eso era s¨®lo de cara a la galer¨ªa. Porque una cosa es foguearte para aprender y otra disputar tu primera competici¨®n en categor¨ªa senior e ir mandando a casa una por una a mujeres con historiales luminosos hasta plantarte en toda una final ol¨ªmpica.
En el tiempo entre semifinal y final, fuimos siendo informados de que es una gran estudiante y se aficion¨® al Taekwondo viendo pel¨ªculas junto a su padre de Jackie Chang y Bruce Be water my friend Lee. Que le apodan la ni?a maravilla, que su entrenador se ha tenido que quedar en Espa?a, y que como t¨¢ctica motivacional, necesita que le echen de vez en cuando una buena bronca. Antes del inicio de la final la historia de Adriana ya era potente pues contaba con los ingredientes necesarios. Sorpresa, juventud, frescura, desparpajo, anecdotario y af¨¢n de superaci¨®n. S¨®lo faltaba rematarla con un buen final. Y lo ha tenido, uno excelente narrativamente hablando, aunque no fuese feliz.
Desafiando a una doble campeona del mundo de nombre diab¨®lico, controlando la pelea como si fuesen sus quintos Juegos y llegando a los tres ¨²ltimos segundos con ventaja en el marcador (que era lo ¨²nico que entend¨ªas claramente de todo lo que estaba pasando) Adriana Cerezo ha terminado perdiendo de forma dram¨¢tica, encajando una canasta desde medio campo en el ¨²ltimo suspiro (perdonad la analog¨ªa, pero es que de Taekwondo s¨¦ muy poco). Se esfum¨® el oro y por unos minutos su contagiosa sonrisa angelical dio paso a unas l¨¢grimas con las que era dif¨ªcil no empatizar.
Pero minutos despu¨¦s lleg¨® el ep¨ªlogo en forma de podio y medalla al cuello, y la historia de esta chica, hasta hace cuatro horas desconocida, se cerr¨® estupendamente.
Total, que hab¨ªa sido una ma?ana iluminada por Adriana y donde tambi¨¦n se lucieron los de balonmano (qu¨¦ grandes competidores son) mientras que la abanderada Mireia Belmonte se meti¨® en su primera final gastando lo justo (eso escuch¨¦ a los expertos). Para abrir boca era suficiente, pero siempre puede aparecer alguien dispuesto a estropear el d¨ªa. Es lo que han hecho los Minnesota Timberwolves, que en el ¨²ltimo instante no han dejado participar en estos Juegos a Juancho Hern¨¢ngomez. El cabreo en el equipo y la Federaci¨®n es indisimulable porque seg¨²n ha declarado Jorge Garbajosa, no ha sido por cuestiones m¨¦dicas. ¡°No han tenido ni disposici¨®n al acuerdo ni respeto al criterio de los profesionales m¨¦dicos¡±. Como ya no tiene remedio, solo nos queda pitarle t¨¦cnica descalificante a los Wolves y mandarle un abrazo a Juancho.
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