Eusebio C¨¢ceres, a tres cent¨ªmetros del bronce
El alicantino es cuarto el d¨ªa en el que el griego Tentoglou le arrebata el oro de salto de longitud en el ¨²ltimo intento al cubano Echevarr¨ªa, que se lesiona y no puede responder
El drama en la arena tiene sabor a bolero, su letra y su dolor y llanto.
Cuando le toca el sexto salto, el ¨²ltimo, el cubano Juan Miguel Echevarr¨ªa, el favorito en longitud, recorre el pasillo al trote y se detiene ante la tabla, sobre la que se postra de rodillas, agacha la cabeza hasta tocar el suelo, aprieta los pu?os fuerte y con el derecho, el del brazo tatuado, golpea dos veces el suelo. Con rabia. No puede saltar porque se ha roto el isquio. No puede seguir peleando por un oro que sabe que merece y que le esquiv¨® ya por primera vez hace dos a?os, en el Mundial de Doha, donde, gran favorito, fue bronce.
Y si le dieran un micr¨®fono cantar¨ªa as¨ª, quiz¨¢s, esta letra conmovedora, lamento del desamor ol¨ªmpico, que suelta del tir¨®n en la zona mixta, y m¨²sica de L¨¢grimas negras, quiz¨¢s. ¡°Me duele la vida, el alma, me duele la pierna, me duele todo. Me siento como que perd¨ª, perd¨ª. Sinceramente, lo so?¨¦ tanto, lo vi tanto. Vi a Cuba en lo m¨¢s alto del podio, un oro y una plata ol¨ªmpica. Eso iba a ser algo hist¨®rico para nuestra isla, y perder eso en el ¨²ltimo intento con una misma marca, no s¨¦ si lo entender¨¢n, pero eso es lo m¨¢s doloroso que tiene. Trato de contenerme pero no puedo aguantarme las l¨¢grimas, y son de dolor y no de alegr¨ªa. Me duele mucho¡±, dice el saltador de Camag¨¹ey, de 22 a?os, el mejor del mundo de su generaci¨®n (salt¨® 8,83m, con viento de 2,1, ilegal, hace tres a?os) al que las lesiones y otras vainas no le han dejado triunfar, colmar su hambre. ¡°Iv¨¢n Pedroso, Teddy Tamgho¡ trataron de darme fuerza porque a cualquiera le pasa, a todo el mundo le pasa, y lo que pasa es lo que les digo: lo so?¨¦ tanto que me duele, me duele, de verdad me duele haber perdido. Todos los d¨ªas del mes me so?¨¦ campe¨®n ol¨ªmpico hasta una semana antes de llegar a los Juegos de Tokio. Me lo cre¨ª, lo so?¨¦, lo dese¨¦ tanto, que por eso les digo que me duele, me duele much¨ªsimo...¡±.
No puede saltar, no le puede responder al griego Miltiadis Tentoglou, que cinco minutos antes ha saltado 8,41m, ha igualado la mejor marca del cubano, al que adelanta porque su segundo mejor salto (8,15m), es m¨¢s largo que el segundo del talento de Camag¨¹ey, 8,09. ¡°Y es una sensaci¨®n horrible que no se la deseo a nadie. Es una situaci¨®n muy inc¨®moda, te pone en un estado de nervios que no sabes qu¨¦ hacer, no sabes c¨®mo reaccionar, porque sabes que no puedes, no puedes resolver el problema¡±, dice Echevarr¨ªa, elegido hace nada como el mayor candidato a ser el primer atleta en pasar de nueve metros. ¡°Y es muy dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, ver que puedes perder una medalla de oro, y con tu propia marca, por eso esto me duele tanto¡±.
Tentoglou no se lamenta ni llora. Tentoglou, el tesalonicense joven, salta y anda por el aire como si subiera por una escalera s¨®lida, como Jesucristo sobre las aguas, y cae y aterriza lejos, a 8,41m. No es la mejor marca precisamente jam¨¢s alcanzada en una final ol¨ªmpica, no es siquiera ni un cent¨ªmetro mejor que la del segundo, pero vale. Lo importante es el oro. Tentoglou es un killer, un winner que llegaba con una mejor marca de 8,60, alcanzada en mayo, y a los 23 a?os ya ha sido tres veces campe¨®n de Europa (dos indoor) y es campe¨®n ol¨ªmpico, y rompe otro encanto cubano y un sue?o espa?ol, pues el segundo clasificado hasta entonces, el joven Maykel Mass¨® (8,21m), ya es bronce, y el tercero, el campe¨®n de Onil (Alicante), Eusebio C¨¢ceres (8,18m) termina cuarto despu¨¦s de haberse visto de bronce varios minutos.
Cuarto como en el Mundial de Mosc¨² hace ocho a?os (8,26m entonces), cuando era un joven de 21 que llegaba con dos medallas en Mundiales juveniles, dispuesto a comerse el mundo. ¡°Es sencillo, esto es lo que hay. Ya lo viv¨ª una vez y lo vuelvo a vivir. He ganado un cuarto puesto, no he perdido un tercero. Fueron mejores que yo. Por poco o mucho, saltaron m¨¢s que yo, as¨ª que no es dif¨ªcil de entender, si la suerte no estuvo conmigo, tampoco estuvo con otros. Habr¨¢ que dar una mejor versi¨®n que esta¡±, dice C¨¢ceres, quien despu¨¦s de tantas lesiones y despu¨¦s de hacer un concurso magn¨ªfico, comparado con los habituales de los ¨²ltimos a?os, cuatro saltos v¨¢lidos y siempre uno m¨¢s largo que el anterior, en progresi¨®n creciente: 7,96m, 8,09m, 8,12m y 8,18m, a¨²n busca resolver la ecuaci¨®n imposible: saltar tan bien t¨¦cnicamente a la gran velocidad que alcanza ahora como cuando era m¨¢s joven, que, m¨¢s lento, saltaba m¨¢s. ¡°Me acerco a los 30, pero me siento como si tuviera 20, igual de ni?o. Y encima me duelen menos cosas¡±, dice. ¡°Me encanta verme competir, y poder lucharlo. Las competiciones estas sacan lo mejor de uno mismo. Ya veremos el a?o que viene. Ahora tengo tiempo para adaptarme a ciertas cosas. Volver¨¢n los tiempos del 8,40m, seguro¡¡±.
Con su salto de 8,08m, el sexto, C¨¢ceres era de bronce, pues Tentoglou andaba entonces por 8,15m, pero en el ¨²ltimo suspiro el griego con nombre de grande salt¨® 8,41m y dej¨® de piedra al espa?ol y de llanto al cubano, que llor¨® de pena su bolero.
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