Alberto Gin¨¦s ya sabe de qu¨¦ va el juego

El oro de Tokio estar¨¢ en Par¨ªs. El escalador Alberto Gin¨¦s se clasific¨® ayer, en el preol¨ªmpico de Budapest, para los Juegos de este verano en la capital francesa. All¨ª defender¨¢ la medalla que conquist¨® hace tres a?os, con solo 18, en aquellos campeonatos de la pandemia, el primer oro de la historia en un deporte que se estrenaba en el programa ol¨ªmpico. Fue un boom para el que no estaba preparado. Aquel 5 de agosto de 2021 le cambi¨® la vida.

¡°Fue una locura. Me agobi¨®. No estaba acostumbrado a eso. Yo solo era un chaval de C¨¢ceres a quien a veces entrevistaba una revista de escalada y que le mandaba el art¨ªculo a su familia. Y de repente¡­ el oro, la fama, entrevistas a todas horas, premios, galas y todo el mundo dici¨¦ndome lo bueno que era. Hasta le cog¨ª man¨ªa a la medalla porque la deb¨ªa llevar conmigo a todos lados, en una ri?onera, todos la quer¨ªan ver, tocar. Menos mal que tuve a gente que me puso los pies en el suelo, que me dio una hostia de realidad y me dijo: ¡®Alberto, as¨ª no son las cosas, no te vuelvas tonto¡¯. Ahora ya s¨¦ de qu¨¦ va el juego¡±. Sentado en una colchoneta junto a un roc¨®dromo levantado en la cuarta planta de un edificio en el CAR de Sant Cugat, en Barcelona, Gin¨¦s revive aquellos meses en el hurac¨¢n y repasa su viaje: de C¨¢ceres a Tokio y de Tokio a Par¨ªs.

Muchas horas en furgoneta. Alberto hab¨ªa heredado de su padre la pasi¨®n por las paredes. Mientras su hermana acud¨ªa al conservatorio a clases de viol¨ªn, ¨¦l, aburrido de esperar, practicaba gimnasia art¨ªstica y escalada. Nunca le interes¨® especialmente el f¨²tbol, aunque hoy comparte la afici¨®n paterna por el Athletic. As¨ª que la familia se echaba los fines de semana a la carretera en busca de alguna aventura vertical. Sin casi roca en Extremadura, en el mapa rodeaban Set¨²bal primero, luego La Muela, en C¨¢diz, de ah¨ª a Cuenca y finalmente a Catalu?a. Los retos eran cada vez m¨¢s dif¨ªciles conforme el chico progresaba hacia arriba.

La afici¨®n acab¨® convirti¨¦ndose en algo m¨¢s serio. Le tutel¨® David Maci¨¤, su entrenador hasta hoy, quien ha forjado al campe¨®n. Y en septiembre de 2018 abri¨® la puerta del CAR de Sant Cugat. All¨ª ha vivido hasta el verano pasado, cuando se mud¨® a un piso cercano. ¡°Sent¨ªa la necesidad de salir, tener mi ambiente, estar a mi bola y que mis padres vinieran a verme a mi casa¡±, cuenta Gin¨¦s. En su refugio cocina (pasta, arroz y carnes), alimenta su reciente pasi¨®n por la lectura y desconecta con los videojuegos.

En el roc¨®dromo se cuelga unas cuatro horas al d¨ªa. Maci¨¤ le instruye en las modalidades de bloque y dificultad, en las que el cacere?o competir¨¢ en Par¨ªs en un ¨²nico ejercicio. Y es que la escalada ol¨ªmpica es todav¨ªa un ser en evoluci¨®n. En Tokio esas dos pruebas se un¨ªan a la de velocidad en una sola combinada; en Francia se han dividido en dos, y Gin¨¦s ha descartado esta ¨²ltima; y en Los ?ngeles 2028 est¨¢ previsto que las tres especialidades vuelen ya cada una por su lado, el formato de las competiciones tradicionales. Gin¨¦s destaca en dificultad, el reto de ascender una pared de 15 metros puntuada de abajo arriba y de menor a mayor. Cuantas m¨¢s dificultades supera, m¨¢s puntos.

¡°Es un equilibrio entre el cuerpo y la mente¡±, expresa el joven sobre su trabajo. No toca las pesas, sino que aparte del roc¨®dromo cultiva la flexibilidad, siempre en busca de un balance entre pesar poco para subir ligero y no perder m¨²sculo. Consciente de los problemas de trastornos alimenticios que acompa?an a veces a su deporte, ¨¦l prefiere no decir cu¨¢nto marca la b¨¢scula. S¨ª confiesa el n¨²mero que calza: un 43 y medio de zapatillas deportivas, pero hasta cuatro n¨²meros menos en los pies de gato con los que se agarra a la pared. Tambi¨¦n afina el control de las emociones con un psic¨®logo.

A diferencia de la escalada en roca, m¨¢s l¨²dica, en la deportiva todo ha de encajar en el momento exacto. ¡°En roca escalo fuera de temporada, de octubre a enero, con amigos, como afici¨®n. Me gusta, lo disfruto para estar tranquilo, pero ah¨ª puedes volver cuando quieras si un d¨ªa no te salen bien las cosas. En la competici¨®n es aqu¨ª y ahora. Yo soy competidor. Me encanta esa adrenalina¡±, afirma Gin¨¦s.

Aquel chico de 18 a?os de Tokio apunta a Par¨ªs con otras hechuras. ¡°El mayor cambio fue que pude empezar a vivir de la escalada. Antes me pagaban un poco, no me hubiera podido permitir un piso¡±, cuenta. El oro tambi¨¦n sirvi¨® para alzar la voz y reclamar instalaciones dignas como las de Sant Cugat: ¡°Hemos tenido que quejarnos un mont¨®n, m¨¢s de lo que me hubiera gustado, he sido un pesao. Casi tres a?os despu¨¦s del oro, tenemos una buena instalaci¨®n donde podemos hacer por ejemplo un simulacro de competici¨®n. Ahora estamos en las mismas condiciones que los dem¨¢s¡±. Con esas herramientas at¨® ayer su billete para los Juegos en un preol¨ªmpico en Budapest en que pas¨® como primero a la final, por delante de referencias en la roca como el alem¨¢n Alex Megos y el checo Adam Ondra. Pese a no brillar especialmente desde Tokio, hoy parece que desembarcar¨¢ en Par¨ªs en plena forma.

El oro que viajaba en su ri?onera lo guardan sus padres en casa. A Alberto ya no le pesa, ni le agobia. Sigue siendo un atleta jovenc¨ªsimo, pero ahora es ¨¦l quien tiene el control.

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