Roland Garros se rinde a Nadal y Alcaraz

Era el estreno oficial como pareja de dobles de Rafa Nadal y Carlos Alcaraz, pero parec¨ªa una final. La pista central de Roland Garros se llen¨® para presenciar el primer baile juntos del campe¨®n eterno y del sucesor. Uno de 38 a?os. Otro, de 21. La misma pasi¨®n en ambos para imponerse al d¨²o argentino que formaban Andr¨¦s Molteni y M¨¢ximo Gonz¨¢lez por 7-6(4) y 6-4 y avanzar a la siguiente ronda, en la que se enfrentar¨¢n a Koolhof-Griekspoor o a Fucsovics-Marozsan. ¡°Ha sido inolvidable¡±, resumi¨® Nadal tras el choque; ¡°jugar con Carlos, en unos Juegos y representando a Espa?a es un combo dif¨ªcil de superar. Hemos funcionado bien como pareja¡±

Botan los tenistas espa?oles en el sorteo ante la red, casi gemelos, como dos gotas de agua, o mejor, como dos gotas de sangre. Cada pesta?eo de Nadal es vitoreado, incluso antes de que acabe el punto. ¡°?Vamos, Rafa!¡±, repiten los aficionados, de pie con el primer mate del balear, al servicio Alcaraz para abrir el encuentro. El murciano tiene prisa y busca las l¨ªneas sin encontrar las esquinas por dentro, en lugar de masticar con un poco m¨¢s de calma cada jugada. Tres fallos del vigente campe¨®n de Par¨ªs, nervioso y acelerado, lastran a la pareja espa?ola. Los argentinos son los sextos cabezas de serie, saben de qu¨¦ van estas noches, y rompen el servicio. ¡°Me impon¨ªa la situaci¨®n. Jugar con Rafa, en mis primeros Juegos, con la Chatrier llena... Era complicado lidiar con los nervios¡±, asumi¨® Alcaraz finalizada la cita.

Surgi¨® entonces esa vena batalladora que lleva grapada Nadal en su ADN y que, como si su hijo fuera, hereda Alcaraz. Es el balear quien asume el mando en los momentos de temblores, y carga el brazo desde el fondo de la pista para recuperar el terreno perdido ya en la primera curva. El se?or de Roland Garros se aferra luego al saque, a la espera de que su colega encuentre sus mejores sensaciones en posiciones adelantadas. Nadal carga con todo el peso, que para eso es quien es, y el d¨²o espa?ol escribe el 2-1. Aprieta el pu?o Nadal, ese pu?o que tantas veces ha cerrado, y trona la Chatrier.

Cuando la bola vuelve a las manos de Alcaraz, resurgen las dudas. Los saques se estrellan contra la red. El mejor tenista de este curso no se encuentra. Nadal le tranquiliza, le anima, le protege. Si Carlitos consigue recobrarse de un 15-40 y salvar el saque se lo debe al maestro. Al joven le falta rodaje en este tipo de encuentros (solo seis probaturas hasta hoy). El veterano es un sabio tambi¨¦n en esta materia. Alcaraz se despereza poco a poco. Contin¨²a con el brazo cargado de plomo, sin contemplaciones ni medias tintas, y las derechas comienzan a entrar. Claro que ni Molteni ni Gonz¨¢lez ceden al servicio, s¨®lidos en la defensa de su parcela.

El tie-break decide un careo de alta tensi¨®n. Nadal y Alcaraz son dos especialistas en esta suerte, pero cada uno por su lado. Esto es otro invento. El murciano se siente m¨¢s c¨®modo cuando puede conectar varios ca?onazos seguidos desde el fondo, siempre que conserve algo de paciencia para no apresurar el golpe ganador. As¨ª, con Alcaraz repartiendo en la cocina y Nadal sirviendo el plato, y con la grada empujando, Espa?a abrocha un primer set de muchas apreturas: 7-6(4).

La descarga de adrenalina juega contra la pareja espa?ola. Nadal cede su servicio en el arranque de la segunda manga. El d¨²o argentino exhibe los mecanismos propios de una comuni¨®n trabajada a fuego lento. Saben cu¨¢ndo y c¨®mo moverse para herir en el momento y el lugar exacto. Hay ¨¢ngulos que solo ve un doblista. En un pesta?eo cazan un 3-0 que otra vez obliga a los espa?oles a apretar los dientes. La oportunidad aparece con el saque de Molteni, el ¨²ltimo del cuarteto en perderlo. A esos tres juegos les siguen otros tres en sentido contrario una vez que Nadal y Alcaraz recobran el pulso. El set vuelve al inicio.

Como bloque, Argentina. Uno m¨¢s uno, Nadal y Alcaraz. Los espa?oles conectan golpes m¨¢s nacidos de la inspiraci¨®n personal que de un ejercicio colectivo. Normal, se est¨¢n conociendo. Molteni y Gonz¨¢lez echan mano de unos pasos memorizados. Pero la pizarra salta por los aires con un rev¨¦s cruzado de Alcaraz para romper el saque. Al servicio, Nadal. Eso no se iba a escapar, no a quien tanto ha sufrido y ganado ah¨ª abajo: 6-4.

Volv¨ªa Nadal este s¨¢bado a pisar la arcilla de la pista central justo dos meses despu¨¦s de su ¨²ltima visita, el 27 de mayo, cuando el sorteo le emparej¨® con el alem¨¢n Alexander Zverev en la primera ronda del grande franc¨¦s y cedi¨® en tres sets. El p¨²blico de la Philippe Chatrier le despidi¨® entonces sin saber si aquella ser¨ªa la ¨²ltima vez que el rey de reyes batallaba en la arena de Roland Garros. Tampoco esa pregunta tiene respuesta todav¨ªa, de modo que los Juegos tienen tambi¨¦n un sabor especial para los dos enamorados. M¨¢s todav¨ªa despu¨¦s del relevo de la antorcha ol¨ªmpica en la ceremonia de inauguraci¨®n. Bajo esa Torre Eiffel que le ha visto morder 14 veces la copa de los mosqueteros, Nadal tom¨® el fuego de manos de Zinedine Zidane y se embarc¨® junto a Carl Lewis, Nadia Comaneci y Serena Williams. El p¨²blico le abraz¨® otra vez como uno de los suyos, casi un hijo adoptivo entre las estrellas del firmamento deportivo franc¨¦s. ¡°?Rafa!, ?Rafa!, ?Rafa!¡±, grit¨® Roland Garros, rendida a Nadal y Alcaraz.

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