El ¡®souffl¨¦' de las medallas
Que levante la mano quien no haya hecho una previsi¨®n de medallas a ganar durante los Juegos, las quinielas empezaron a pocas semanas de comenzar
Que levante la mano quien no haya hecho una previsi¨®n de medallas a ganar durante los Juegos. Todos preguntamos a nuestras autoridades deportivas por el n¨²mero de medallas que los deportistas espa?oles podr¨ªan conseguir durante la cita ol¨ªmpica. Los periodistas somos as¨ª, no tenemos remedio pero quien m¨¢s o quien menos, ya tiene en su cabeza las posibilidades de medallas de nuestros representantes.
A pocas semanas de los JJ OO empezaron las quinielas. Yo misma hice la m¨ªa repasando el resultado de los clasificados en diferentes categor¨ªas durante las ¨²ltimas competiciones y la trayectoria de ¨¦xitos y buenos resultados que llevaban y que esperaba que continuara. Por diferentes fuentes me llegaban los rumores de que podr¨ªamos superar las 22 medallas de Barcelona 92. Incluso, a pocos d¨ªas de la ceremonia de apertura, una prestigiosa revista deportiva internacional solt¨® la bomba de su previsi¨®n para la delegaci¨®n espa?ola: 28 medallas. A m¨ª no me sal¨ªan las cuentas por ning¨²n lado con esa cifra.
Y siempre que me preguntaron por mis previsiones dije lo mismo: me salen dieciocho y me gustar¨ªa equivocarme y que, efectivamente, se superaran las de Barcelona. Las de la revista me parec¨ªan una utop¨ªa inalcanzable.
He cubierto muchos Juegos Ol¨ªmpicos, diecis¨¦is ediciones entre verano e invierno y conozco perfectamente la volatilidad de las previsiones. Los Juegos se diferencian de unos mundiales porque impregnan su dosis de ¨¦pica e historia. Adem¨¢s, aparecen rivales que en otras competiciones tienen una actuaci¨®n discreta, nada sobresaliente y que en una cita como la de Par¨ªs se crecen, triunfan, arrasan y se colocan en las posiciones de medallas en las que nunca les hubi¨¦ramos puesto por sus resultados previos.
Acabados los Juegos y su triunfo, vuelven a su realidad y desaparecen de los primeros puestos. Eso s¨ª, con su medalla ol¨ªmpica.
He o¨ªdo muchas veces al presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol, Alejandro Blanco, hacer balance de la actuaci¨®n de la delegaci¨®n ol¨ªmpica espa?ola y siempre ha incidido en lo mismo: no hay que contar s¨®lo las medallas, sino que hay que a?adir los diplomas ol¨ªmpicos, es decir, todos aquellos que han quedado dentro de los ocho primeros puestos porque eso significa que hay deportistas espa?oles dentro de los ocho mejores del mundo y eso sit¨²a al deporte espa?ol en una buena posici¨®n internacional.
A la hora de escribir esta columna nuestro medallero contabiliza 15 medallas (cuatro oros, tres platas y ocho bronces) y 44 diplomas correspondientes a los deportistas que han quedado entre la quinta y la octava posici¨®n. A¨²n hay posibilidad de incrementar esas cifras.
Mantengo una relaci¨®n estrecha con muchas de las mujeres y los hombres que han participado en los Juegos. S¨¦ de sus sacrificios, de sus lesiones, de su angustia para clasificarse. Y conozco la parte m¨¢s ingrata del deporte y el deportista. La m¨¢s luminosa es la que aparece en la televisi¨®n, pero el trayecto para estar ah¨ª es invisible para la mayor¨ªa de los espectadores y me resulta muy dif¨ªcil separar mis sentimientos hacia ellos cuando llega el momento de la competici¨®n.
He compartido con ellos y ellas muchos momentos y vicisitudes y me imagino sus sentimientos cuando los resultados no han sido los esperados y sus expectativas de medallas se han deshinchado como un souffl¨¦: empezamos con unas expectativas y, como el postre, poco a poco se va deshaciendo igual que un azucarillo en un vaso de agua.
Ganar una medalla, la que sea, les reporta una cantidad econ¨®mica que les alegra sus cuentas bancarias y les permite tambi¨¦n cobrar una beca mensual que les ayudar¨¢ a dedicarse en exclusiva a los entrenamientos y la competici¨®n. El deporte, adem¨¢s de su afici¨®n, se ha convertido en su medio de vida y si no llegan los resultados tampoco llega el soporte econ¨®mico.
Los deportistas se jubilan dos veces en su vida: cuando acaban su carrera deportiva y cuando les llega la edad legal, como al resto de los ciudadanos, y si todos tenemos que hacer ese ejercicio de retirada, ellos lo tienen que hacer dos veces. Y no es f¨¢cil.
Son lo suficientemente inteligentes como para saber cu¨¢les son sus expectativas reales de llegar a las medallas. La frustraci¨®n, el des¨¢nimo y las l¨¢grimas llegan cuando, siendo posible ser medallistas, el destino cambia las tornas y se esfuman esos sue?os. Y eso ha pasado: hemos dado por casi seguras algunas medallas que a las primeras de cambio se han ido a otras manos.
El medallero no condiciona el nivel deportivo espa?ol, pero s¨ª genera desencanto y desilusi¨®n en sus protagonistas. Hay que esperar otros cuatro a?os para que ese souffl¨¦ vuelva a hincharse y que en los Juegos de Los ?ngeles nos ilusionemos de nuevo y empecemos con las quinielas.
Y as¨ª cada cuatro a?os. Esto son los Juegos, un vaiv¨¦n de emociones.
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