Lewandowski se mide con Mbappé
El delantero polaco, que jamás triunfó con su selección, se interpone entre el gigante de Francia y los cuartos
La Copa del Mundo es una mara?a de caminos entrelazados en el escenario más visible que existe. Nadie lo comprende mejor que el oficial de la Legión de Honor que responde al nombre de Didier Deschamps, casualmente vestido con una camiseta blanca estampada con el gallo en representación de la República y luciendo su sonrisa llena de dientes cuando ayer apareció en la sala de conferencias de Doha fingiendo alarma. “Avec Lewandowski, le moindre ballon peut être dangereux”, dijo. “Con Lewandowski, el balón más insignificante puede ser peligroso”.
El partido Francia-Polonia de octavos, dispuesto para este domingo en el estadio de Al-Thumama a las 16.00, se simboliza en el enfrentamiento singular de sus futbolistas más famosos, los goleadores Kylian Mbappé y Robert Lewandowski.
No será un duelo parejo. Mbappé, como Pelé, ganó un Mundial con 18 a?os. Es un gigante emergente a la cabeza del actual equipo campeón. Lewandowski, a la edad de 34, ha iniciado el declive sin haber conseguido ningún éxito notable con su selección. El polaco no se clasificó para los Mundiales de 2010 y 2014, se marchó de Rusia sin meter ni un solo gol en 2018, y acaba de completar una pobre fase de grupos en Qatar, en donde solo marcó un tanto contra Arabia Saudí, el 2-0, cuando el partido estaba roto. Parafraseando a Deschamps, los balones insignificantes de Polonia son menos significativos que los balones del Barcelona, el Bayern, o el Dortmund de Klopp.
El exiguo rendimiento de Lewandowski con su selección es objeto de debate en Polonia, en donde los aficionados intentan explicarse por qué la estrella que golea en el Bayern o en el Barcelona pasa inadvertida cuando lo rodean sus paisanos. Ayer se lo volvieron a preguntar al seleccionador, Ceszlav Michniewicz. El hombre suspiró. “Es una larga historia”, dijo; “y no puedo revelarla del todo”.
Michniewicz explicó benevolente que Lewandowski, a diferencia de delanteros como Mbappé, no es capaz de ser productivo para su equipo si su equipo previamente no le suministra balones en el área, para que él los empuje. “Contra México y Argentina tuvimos problemas en la transición”, dijo. “No fuimos precisos para crear condiciones suficientes para Robert. ?l necesita estar en el área. Ahí lo llevamos contra Arabia Saudí y pudo meter cuatro goles. Contra Argentina nos interceptaron los pases en el mediocampo y no pudimos aprovechar los contragolpes. Para sacar todo el partido de nuestros atacantes necesitamos llevarlos al lugar adecuado”. Hostigado para que comparase a Mbappé con su némesis polaca, Deschamps perdió la sonrisa: “Son jugadores muy diferentes. Lewandowski es muy eficaz en la zona de definición. Hay que limitar su influencia evitando que reciba balones en nuestra área. Más allá de su inteligencia, de su habilidad técnica, él emplea muy bien su cuerpo. No nos queremos enfocar en él pero no debemos perder de vista que su función es aparecer para concretar el peligro”.
Lewandowski, que ha rematado 14 veces en Qatar, es un animal de área. ?l lo ha confesado: necesita sentir la presencia cercana de los centrales contrarios, percibir su ansiedad, intuir sus malos apoyos, olfatear el lugar al que irá el rechace o el rebote. En el caos del área él descubre armonía. Fuera del rectángulo decisivo, en el mediocampo, obligado a controlar balones para girarse o para devolverlos a sus compa?eros, se siente un extra?o. Mbappé es más aventurero. No tiene tan claras sus prioridades. Armado de una potencia formidable, cuanto más se aleja del arco más poderoso se ve a sí mismo. Como Cristiano Ronaldo, prefiere llegar al gol por los carriles del once y del diez. Así ha disparado hasta 35 veces en este torneo. Así marcó dos goles a Dinamarca y uno a Australia en la fase de grupos.
“Mbappé va en moto y el resto vamos a pie; frenarlo individualmente es imposible”, dijo Arkadiuz Milik, que siendo jugador del Olympique de Marsella se enfrentó al francés en varias ocasiones.
Alejado del área en el extremo izquierda o entre líneas, Mbappé podría refugiarse en su desmarque explosivo, pero hay algo en su carácter que le incita a asociarse para entretejer las jugadas o asistir. Que haya dado un pase cada dos minutos es tan significativo de su actividad como el hecho de que Lewandowski no de más de un pase cada cuatro minutos, encajonado como juega en la más rigurosa de las zonas del nueve.
Antoine Griezmann, a quien Deschamps se?aló como a su proyección en el campo de juego, ha visto crecer a Mbappé a lo largo de cinco a?os de excursiones juntos con la selección. “No es el mismo jugador que en 2018 y tampoco tiene la misma personalidad”, dijo este viernes. “Ahora Kylian habla mucho más en el Mundial de Rusia. Pone alegría de vivir en este grupo. Sabe que es importante para nosotros y que cada movimiento que hace es observado por los periodistas, los aficionados y el vestuario. Es irreprochable”.
Mbappé se parece a Lewandowski en eso. Son irreprochables por la cuenta que les trae. Ambos cuidan cada paso porque poseen una aguda conciencia del lugar que ocupan en el negocio del fútbol. Más que pendientes de sus compa?eros, están pendientes de su fórmula. Juegan como quien actúa. Se sienten examinados. Se sienten marcas y símbolos. Son cerebrales. Estudian cada fecha del calendario en busca de ventajas deportivas o comerciales, tanto monta, monta tanto. Hoy la Copa del Mundo les ofrece una oportunidad excelente de promover su grandeza a costa de la grandeza del otro.
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