Alcaraz apea a Gasquet en el estertor de una era
El murciano resuelve por 7-6(5), 6-1 y 6-2 el estreno, mientras el circuito cambia de fisonom¨ªa y Melbourne no ve a Nadal ni a Federer por primera vez en 25 a?os
Ya es medianoche y la brisilla se lleva poco a poco la vieja era, al borde ya de la extinci¨®n. Un suspiro falta. No se olvida de recordarlo por la megafon¨ªa la voz de la Rod Laver Arena en la presentaci¨®n: ¡°Richard Gasquet ya jugaba en esta pista cuando Carlos Alcaraz ni siquiera hab¨ªa nacido¡±. Aquel 2003, primera vez del franc¨¦s sobre esta pista que hoy le despide entre palmas y reconocimiento por su valent¨ªa, por eso de querer agradar hasta las gaviotas que revolotean sin parar sobre la cubierta de la central de Melbourne. ...
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Ya es medianoche y la brisilla se lleva poco a poco la vieja era, al borde ya de la extinci¨®n. Un suspiro falta. No se olvida de recordarlo por la megafon¨ªa la voz de la Rod Laver Arena en la presentaci¨®n: ¡°Richard Gasquet ya jugaba en esta pista cuando Carlos Alcaraz ni siquiera hab¨ªa nacido¡±. Aquel 2003, primera vez del franc¨¦s sobre esta pista que hoy le despide entre palmas y reconocimiento por su valent¨ªa, por eso de querer agradar hasta las gaviotas que revolotean sin parar sobre la cubierta de la central de Melbourne. Ese 2003, el a?o en el que un tal Carlitos (7 -6(5), 6-1 y 6-2, en 2h 23m) asomaba la cabeza en El Palmar, ahora se?alado como el digno heredero de una serie de fen¨®menos y cl¨¢sicos que pelean, que se revuelven y que lo intentan con todo. Pero que ya se apagan. Loable este ¨²ltimo episodio australiano de Gasquet, formidable hasta que el dep¨®sito se agota. Nunca hizo cima, pero su rev¨¦s a una mano y aterciopelado deja huella. El murciano, pues, se medir¨¢ este jueves en la segunda ronda con el italiano Lorenzo Sonego, superior al brit¨¢nico a Daniel Evans (4-6, 7-6(8), 6-2 y 7-6(4).
Huele a nostalgia, la grada suspira. Se marcha Gasquet y con ¨¦l un pedazo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Se esfuma poco a poco esa generaci¨®n que ha competido siempre a cara de perro, cada uno a su manera y con su estilo, sin remisi¨®n. Probablemente, la ¨¦poca m¨¢s dorada de la raqueta. Melbourne asiste a la primera edici¨®n sin Rafael Nadal ni Roger Federer en 25 a?os, y eso es mucho decir y, sobre todo, mucho que lamentar; en paralelo a las ausencias, han enfilado r¨¢pidamente la puerta de salida del torneo ilustres como Stanislas Wawrinka, el m¨¢s veterano del circuito y que a sus 38 a?os quema los ¨²ltimos cartuchos porque as¨ª se lo dice su cuerpo (operaciones varias); tambi¨¦n el incansable Andy Murray, 36 a?os de puro ardor, sopesando ahora qu¨¦ hacer porque se juega el tipo en cada partido (cadera de titanio, experto en el quir¨®fano) y porque en su mente empiezan a asomar algunas grietas. ¡°Hay posibilidades de que esta haya sido mi ¨²ltima vez aqu¨ª. No entiendo por qu¨¦ he jugado tan mal¡±, dec¨ªa el lunes tras caer. Id¨¦ntico desenlace para los Cilic (35), Bautista (35), Ramos (35), Raonic (33)¡ Que no Djokovic (36), la excepci¨®n entre los viejos rockeros.
¡°Richard ha jugado como 20 veces aqu¨ª [50 grandes en total] y ha estado siempre en el circuito. Le has hecho parecer un poco viejo, y eso es duro, pero ¨¦l es un buen hombre y un gran jugador¡¡±, le dice John McEnroe cuando ya ha completado la tarea, resuelta cerca de la medianoche. ¡°No hemos hablado mucho, pero es buen t¨ªo y su rev¨¦s es una locura¡ Y su talento siempre estar¨¢ ah¨ª¡±, responde el vencedor, mientras va deslig¨¢ndose del profesionalismo la hornada de los ochenta y se echan a un lado los Karlovic (44), Feliciano (42), And¨²jar (37) o Isner (38), o bien aquellos que se preparan para la marcha.
Pasa el tenis de hoja y encabeza la siguiente p¨¢gina en blanco Alcaraz, reluciente y con todos los componentes de la modernidad. En el vestuario se imponen los m¨®viles, el TikTok y los cascos cubriendo las orejas, y ¨²nicamente los rom¨¢nticos conservan la tradici¨®n del parch¨ªs o el entretenimiento anal¨®gico. Hoy por hoy, todo va a toda pastilla, la organizaci¨®n experimenta ¡ªmovilidad en los anillos de la pista a la conclusi¨®n de cada juego¡ª y abre camino hacia el futuro inmediato la pegada mete¨®rica de Alcaraz, serio y solvente en este arranque un pel¨ªn peliagudo contra el franc¨¦s. Se le escapan las nueve primeras bolas de rotura y Gasquet piensa que ¨¦l tiene poco que perder, as¨ª que se lanza hacia adelante, aprieta, gana pista, disfruta, se envalentona, abre ¨¢ngulos y dibuja con esa empu?adura tan caracter¨ªstica; una suerte de bast¨®n, triple dosis de grip en el nacimiento de la empu?adura y madera a la vista en la terminaci¨®n superior. El p¨²blico empatiza, le empuja y trata de equilibrar, porque el destino est¨¢ escrito: 17 primaveras entre uno y otro, de entrada el jovenzuelo y de salida el de B¨¦ziers, al que le asoman las entradas y la coronilla.
De cara a la galer¨ªa
?l era el bueno, se dec¨ªa. ?l era el que lo iba a ganar todo, se anticipaba cuando se bat¨ªa cuerpo a cuerpo con Nadal en las etapas infantiles ¨C15 d¨ªas de diferencia con el mallorqu¨ªn¨C y sol¨ªa llevarse el gato al agua. La historia, ya se sabe, fue completamente distinta. Gasquet no puede presumir de trofeos ni de gloria, pero s¨ª de haber sido un tenista regular, genuino y vintage, superviviente en un nuevo mundo fren¨¦tico en el que propuestas como la suya, tan ortodoxas y tan pulcras, est¨¢n abocadas a desaparecer. ?l se ha mantenido erguido. Dura esta vez hasta que cede el desempate merced a un par de subidas m¨¢s bien kamikazes; ah¨ª, las piernas ya flaquean y a ese arrebato desesperado responde Alcaraz con todas las de la ley, implacable, poderoso, con 53 tiros ganadores y nueve saques directos. Notable carta de presentaci¨®n en un marco en el que no pudo dejarse ver el curso pasado, cuando le traicion¨® el muslo en una de esas arrancadas sin medir durante los entrenamientos. Hoy, ese joven ya tiene tambi¨¦n un Wimbledon en el bolsillo, adem¨¢s del US Open y de haber hecho cumbre en el ranking.
Pulverizado el equilibrio, el uno sin demasiadas fuerzas y el otro en sentido radicalmente contrario, desalojando con tacto a un saltamontes primero y elevando la temperatura de su juego despu¨¦s, el pulso se resuelve pl¨¢cidamente a favor del espa?ol, que a la quinta bola atina. Alcaraz nunca ha perdido en la ronda inicial de un gran escenario; solo Bj?rn Borg (26-0), Ken Rosewall (15-0), ¨¦l (12-0) y Rod Laver (11-0) no han errado en los despegues, disputados al menos diez partidos. Superado el siempre complejo primer test, divisa en el horizonte al italiano Sonego, con el que se ha topado hasta ahora una sola vez. Fue hace tres a?os, sobre el cemento del Masters de Cincinnati. Ese d¨ªa, el adversario (28 a?os y 46? del mundo) venci¨® en dos sets, pero el presente es muy distinto. Carlitos, garant¨ªa de espect¨¢culo.
¡°?Juegas a veces de cara a la galer¨ªa?¡±, le pregunta McEnroe, que advierte en los pies del protagonista el mismo modelo de zapatillas que ¨¦l luc¨ªa 40 a?os atr¨¢s. ¡°Yo siempre digo que me gusta hacer golpes incre¨ªbles, dejadas y voleas, intentar que la gente disfrute viendo mi juego y hacer cosas que nadie espera. A veces no miro el marcador e intento hacer golpes imposibles para el p¨²blico¡±, corrobora el de El Palmar, que no desfilaba desde hac¨ªa dos a?os por Australia y certifica un arranque prometedor, en busca de su primer t¨ªtulo.
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