Lleg¨® "El gran dictador" treinta a?os despu¨¦s
Al cabo de m¨¢s de treinta a?os, nos llega este ?Gran Dictador? filmado por Chaplin en plena guerra mundial, a pesar de las presiones en contra de los reg¨ªmenes totalitarios de Europa contra los cuales su s¨¢tira iba dirigida. La historia, en su doble vertiente interpretada por ¨¦l es bien conocida. Un barbero jud¨ªo cae herido en la primera guerra europea. Pierde la memoria y es internado en un sanatorio. Al cabo del tiempo su parecido f¨ªsico con el dictador que en su pa¨ªs persigue a los hebreos le llevar¨¢, tras diversas peripecias hasta el lugar donde los soldados esperan la arenga de su jefe. El barbero, que le ha suplantado a su pesar improvisa un discurso pacifista con el que se cierra el film dirigi¨¦ndose no ya a las tropas sino a los espectadores del mundo a trav¨¦s de la pantalla.Con alusiones bien claras y constantes. Chaplin centra su historia en los problemas de su pueblo jud¨ªo perseguido en los ghettos, obligado a empeorar m¨¢s all¨¢ de sus hogares y fronteras. Su gran arte de mimo recuerda en ocasiones los mejores momentos de otras obras suyas en secuencias como la del globo terr¨¢queo con el que el dictador juega hasta hacerle estallar entre sus manos, el viaje en avi¨®n, la parodia del Gran Berta con que se inicia la pel¨ªcula o el encuentro entre ambos jefes de Estado que subraya entre la farsa y la realidad, una serie de acontecimientos contempor¨¢neos. Chaplin comenz¨® a escribir el gui¨®n en 1938 y a pesar de amenazas y protestas concluir¨ªa el montaje de su film cuando las tropas alemanas entraban en Par¨ªs. Interpretando a Hynkel, el dictador o al humilde barbero, contrapone a los delirios b¨¦licos de grandeza el sentido de los valores humanos tradicionales: la verdad, la libertad y la justicia. Paulette Godard es Hannah, nombre de su madre en la realidad como tambi¨¦n deben de ser reales los recuerdos de su infancia que evidencian las secuencias dedicadas al barrio Jud¨ªo. Tambi¨¦n se ha hecho notar, a prop¨®sito de este peque?o mundo encerrado, claramente explicado, vivido y sufrido, que en ¨¦l Chaplin se halla muy estrechamente emparentado con Dickens. Como en las novelas de ¨¦ste situaciones y personajes c¨®micos van ligados o, mejor contrapuestos a tipos sentimentales y edificantes. La divisi¨®n tan neta, por otra parte, entre el bien y el mal entre seres honrados y malvados, se lleva a cabo aqu¨ª a lo largo de una l¨ªnea de fricci¨®n que s¨®lo un gran maestro es capaz de salvar sin grave riesgo gracias a su mana habitual de gesto y pantomima.
EL GRAN DICTADOR
Argumento, gui¨®n y direcci¨®n: Charles Chaplin. Fotograf¨ªa: Karl Sirauss y Roland Toyheroh. Int¨¦rpretes: Charles Chaplin en Hynkel, dictador de Tomania y un barbero jud¨ªo, Paule Godard, Jack Oakie, Reginald Gardiner, Maurice Moskovich. Producida por United Artisis. Farsa dram¨¢tica. U. S.A. 1940. Locales de estreno: Benlliure, Cartago, Novedades.
Esta fue la ¨²ltima aparici¨®n en la pantalla de Charlot su famoso vagabundo aqu¨ª implicado en las condiciones sociales y pol¨ªticas que anunciaban ya la segunda guerra.
Cine pol¨ªtico, en suma, de vigencia actual, al menos en Espa?a, a juzgar por las ovaciones que levanta a¨²n hoy si discurso final para el que la pel¨ªcula parece realizada. Farsa y a la vez testimonio de un artista que ha explicado as¨ª la esencia de su obra: "No constituye ning¨²n misterio hacer re¨ªr al p¨²blico"
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