Fern¨¢ndez-Miranda defendi¨® las razones pol¨ªticas para la urgencia legislativa
Los menos de 200 procuradores que asistieron ayer a la sesi¨®n informativa sobre las nuevas normas para la tramitaci¨®n urgente de proyectos de ley, mostraron las dificultades que la reforma pol¨ªtica habr¨¢ de superar, al pasar por unas instituciones que no sirven al momento presente. Los procuradores que intervinieron, muchos de los cuales se quejaron de las imputaciones de inmovilismo que se les hacen desde la prensa, no ofrecieron, en cambio, argumentos contundentes contra la nueva disposici¨®n, que Torcuato Fern¨¢ndez-Miranda explic¨®, justific¨® y defendi¨® con habilidad y energ¨ªa.
Al comienzo de la sesi¨®n se percib¨ªa un ambiente expectante, al que contribu¨ªa la presencia de numerosos ex ministros. All¨ª estaba Barroso y Lacalle; L¨®pez Rod¨® y Li?¨¢n; Utrera, Gir¨®n y Fern¨¢ndez-Cuesta; Cabello de Alba y Fernando Su¨¢rez; Allende, con muletas, y en un mismo banco para tres, Garicano, Casta?¨®n, Fern¨¢ndez-Sordo, Garc¨ªa Ramal. La sesi¨®n se inici¨® con la sala al completo y hubo que habilitar asientos suplementarios.
L¨®pez Bravo hizo el papel de moderador y concedi¨® la palabra a los procuradores, tras la exposici¨®n previa del presidente de las Cortes, quien justific¨® la medida adoptada, tanto por razones pol¨ªticas como por puros motivos de eficacia legislativa.
La tensi¨®n de la sala se hizo murmullo desaprobatorio cuando Fern¨¢ndez-Miranda se refiri¨® a algunas dilaciones producidas en los ¨²ltimos a?os de algunos proyectos de ley remitidos por el Gobierno dentro de un plazo prefijado. El presidente de las Cortes record¨® que los procuradores deb¨ªan expresarse parlamentariamente cuando les correspondiese. Tales admoniciones se repitieron varias veces a lo largo de la sesi¨®n.
En definitiva, la justificaci¨®n que Fern¨¢ndez-Miranda dio a la tramitaci¨®n urgente reside en la necesidad de que las Cortes no aparezcan como un obst¨¢culo a la reforma; en la conveniencia de que las Cortes adapten su ritmo legislativo al se?alado por el Gobierno, en quien recae la iniciativa legislativa, y en el convencimiento de que la nueva disposici¨®n no s¨®lo no restringe los derechos de los procuradores, sino que los potencia, al permitir que el m¨¢ximo n¨²mero de procuradores pueda participar en el tr¨¢mite legislativo.
Iniciadas las intervenciones, Raimundo Fern¨¢ndez-Cuesta plante¨®, esencialmente, la inferioridad dial¨¦ctica de los procuradores frente al Gobierno y a la ponencia, y la incorrecci¨®n de estimar que la Comisi¨®n legislativa pueda funcionar a trav¨¦s de la mera ponencia. Numerosos procuradores aplaudieron la intervenci¨®n, le¨ªda, de Fern¨¢ndez-Cuesta.
Fern¨¢ndez Miranda defendi¨® que la limitaci¨®n del tiempo s¨®lo llevar¨¢ a una mayor intensidad de los debates, pero que, dentro de las normas establecidas, amparar¨ªa en sus derechos a los procuradores. Asimismo consider¨® reglamentario que las comisiones funcionen en ponencia. Neg¨®, adem¨¢s, la posibilidad de que la disposici¨®n sea contrafuero, y manifest¨® que mientras el se?or Fern¨¢ndez Cuesta cree que no hay que tocar en nada a las Cortes, ¨¦l estimaba que el servicio al pueblo y al Rey le obligaba a adoptar la disposici¨®n. Acallando los rumores desaprobatorios que siguieron a unos t¨ªmidos aplausos, manifest¨®: ?Quienes no acepten el esp¨ªritu de la reforma, que lo digan con claridad?.
Las restantes intervenciones tuvieron menos nivel pol¨ªtico, y Fern¨¢ndez-Miranda las despach¨® con cierta facilidad, aunque al filo de las tres horas de debate manifest¨® que se estaba empezando a cansar.
Zamanillo —quien record¨® viejas ?trampas saduceas?— dijo que se pretend¨ªa guillotinar una comisi¨®n. Alcaina defendi¨® el papel de la Comisi¨®n Permanente. Toro se mostr¨® preocupado por el destino de las enmiendas al articulado. Lostau dijo que se restring¨ªan los derechos de los procuradores. Carazo se lament¨® de no encontrar diez procuradores que suscribieran enmiendas como las suyas. Segovia Moreno y Fern¨¢ndez Nieto plantearon cuestiones de matiz, y D¨ªaz Llanos defendi¨® el papel de los grupos parlamentarios. Ba?ales dijo que la disposici¨®n era una estratagema para burlar a los procuradores. Lapiedra, Mendoza, Serrats, Peris y Henr¨ªquez hicieron puntualizaciones de menor entidad, mientras que Escudero y Esperab¨¦ insistieron en la falta de representatividad de las actuales Cortes, en donde las enmiendas de ambos no encuentran suficiente acogida. Cuando Escudero se?al¨® que ni siquiera la reforma que propugna el Gobierno sirve para lograr las libertades democr¨¢ticas que el pueblo desea, se levantaron fuertes rumores en contra, y el se?or Fern¨¢ndez-Miranda tuvo que amparar al procurador en su derecho al uso de la palabra.
Finalmente, L¨®pez Rod¨® —en nombre del grupo parlamentario regionalista— y Fern¨¢ndez Sordo plantearon observaciones jur¨ªdicas sobre el procedimiento de urgencia, que el presidente de las Cortes prometi¨® tener en cuenta en lo que fuera posible.
En general, las respuestas de Torcuato Fern¨¢ndez-Miranda se dirigieron a mostrar a los procuradores la necesidad del procedimiento de urgencia, en conexi¨®n con la necesidad de la reforma pol¨ªtica, as¨ª como a prometerles el m¨¢ximo de garant¨ªas para sus derechos parlamentarios, siempre que no se perjudicara el tr¨¢mite legislativo establecido, que en ning¨²n momento deroga, sino s¨®lo interpreta el vigente reglamento
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