Los republicanos quieren sacrificar a Kissinger
?Qui¨¦n ser¨¢ el ganador de las elecciones primarias de hoy? Gerald Ford, Ronald Reagan, Jimmy Carter o Franck Church? No, esta vez no van a ganar los hombres, sino las ideas. Los electores de Nebraska, Connecticut y West Virginia tienen la dif¨ªcil tarea de tener que pronunciarse a favor o en contra del radicalismo de Reagan o del neoconservadurismo de Ford, del evolucionismo de Carter o el inmovilismo de Church.
La ¨²nica elecci¨®n que monopoliza el inter¨¦s de los medios informativos norteamericanos es la de Nebraska, Estado que vot¨® a favor de Nixon y donde Reagan podr¨ªa ganarle nuevamente a Ford, la patria chica de Frank Church, donde Carter espera barrer los votos dem¨®cratas.
Las elecciones primarias de hoy son el ¨²ltimo test antes de las de Michigan, que se celebrar¨¢n el pr¨®ximo d¨ªa 18. No hay que olvidarse de que el Estado de Michigan envi¨® a Gerald Ford a Washington, y que el presidente tiene que ganar la apuesta en su propio Estado cueste lo que cueste. La verdad es que el precio de la victoria de Ford es muy alto: los consejeros del presidente prefieren prescindir de algunos miembros del equipo electoral de la Casa Blanca (Ford tendr¨¢ que deshacerse de 60 colaboradores) y ahorrar dinero para las futuras intervenciones televisadas del jefe del ejecutivo. Porque los expertos republicanos estiman que el presidente tiene que hablar m¨¢s a menudo, sonre¨ªr m¨¢s a menudo y tratar de convertirse en un personaje simp¨¢tico y que sabe exactamente como hay que gobernar una gran potencia.
El duro Rockefeller
Para que la operaci¨®n sonrisa tenga el ¨¦xito deseado por los fabricantes de personalidades pol¨ªticas, el presidente debe dejar de enfrentarse con su rival Reagan. A partir de ahora, el defensor de la l¨ªnea dura ser¨¢ el vicepresidente, Nelson Rockefeller, que, en definitiva, comulga con el anticomunismo y antisovietismo de Reagan que es partidario de la Am¨¦rica fuerte de los intereses creados, que defiende la idea de la hegemon¨ªa estadounidense. En enfrentamiento directo entre Gerald Ford y Ronald Reagan equivaldr¨ªa, seg¨²n los expertos, a la escisi¨®n en el seno del partido republicano, a la ruptura que podr¨ªa favorecer ¨²nicamente a Cartet.La nueva estrategia electoral del presidente no se limita a una sola tregua: los l¨ªderes del partido exigen mucho, much¨ªsimo m¨¢s: los propios republicanos quieren la cabeza de Henry Kissinger porque el secretario de Estado est¨¢ negociando con los paname?os sobre el porvenir del Canal, porque Reagan debe sus ¨¦xitos electorales a este pedacito de tierra y de mar que los norteamericanos ignoraban por completo hasta hace apenas unas semanas.
La verdad es que el jefe de la diplomacia estadounidense goza en estos momentos de poca popularidad. Los americanos se han olvidado del acuerdo de Par¨ªs y las negociaciones en el Cercano Oriente, del salto por encima de la Gran Muralla China, de los viajes a Mosc¨².
La trampa de Reagan
Por supuesto, nadie es perfecto. Los comentaristas pol¨ªticos norteamericanos consideran que el viaje de Kissinger a Africa ha sido uno de los mayores fracasos de la pol¨ªtica exterior de los Estados Unidos. El secretario de Estado lleg¨® demasiado tarde para crear nuevas zonas de influencia, ofreci¨® pocas alternativas a los dirigentes africanos, habl¨® duramente contra los reg¨ªmenes minoritarios blancos, olvid¨¢ndose, tal vez, de que el racismo a¨²n cuenta con bastantes adeptos en los Estados Unidos. En pocas palabras, Kissinger cay¨® en la trampa de Reagan, que pretende demostrar a sus compatriotas que la pol¨ªtica exterior es ineficaz e incluso perjudica los intereses estadounidenses. Para ganar la confianza de los republicanos, Ford deber¨ªa renunciar a su secretario de Estado.?Al se?or Kissinger le debe parecer injusta la actitud de los republicanos?, dec¨ªa esta ma?ana el comentarista de una gran emisora norteamericana. Y a?ad¨ªa: ??Pero cu¨¢l es el significado de las palabras justo e injusto durante la campa?a presidencial??
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.