Hacer EL PA?S no es f¨¢cil
Perm¨ªtasenos, una vez m¨¢s utilizar el slogan publicitario de nuestra campa?a de lanzamiento a la hora de justificar algunos retrasos en la llegada del peri¨®dico a provincias. Resulta odioso hablar de uno mismo, pero nuestros lectores, que durante tanto tiempo han aguardado la aparici¨®n de EL PA?S tienen derecho a saber lo que est¨¢ ocurriendo para que su distribuci¨®n sea tan deficiente.
El permiso de publicaci¨®n de EL PA?S no fue concedido sino a finales del pasado a?o. A principios de 1976 comenzaron trabajos preparatorios del peri¨®dico. Durante cuatro meses se ha trabajado contra reloj: en este tiempo hemos inaugurado un edificio de cinco plantas contratado a m¨¢s de doscientas personas —de ellas mas de la mitad con altas cualificaciones profesionales— dise?ado el peri¨®dico, estudiado el plan de distribuci¨®n y publicidad, y seleccionado y comprado la maquinaria de nuestros talleres con el m¨¢s avanzado criterio de modernidad. Hasta el doce de marzo no comenz¨® a montarse en nuestros talleres la rotativa y hasta el veintisiete de abril no pudieron llevarse acabo las primeras pruebas de impresi¨®n. Por otro lado la selecci¨®n y especializaci¨®n del personal que maneja las fotocomponedoras electr¨®nicas y que realiza los trabajos gr¨¢ficos en off-set, se ha visto complicada por lo moderno y complejo de nuestras instalaciones.
EL PA?S sali¨® a la calle el 4 de mayo sin el suficiente rodaje t¨¦cnico y del equipo industrial incorporado. Y ello porque cre¨ªamos urgente tomar contacto con nuestros lectores aun a fuerza de correr algunos riesgos adicionales. M¨¢s de tres a?os hablando de un peri¨®dico que el gobierno no permit¨ªa publicar hab¨ªan acumulado expectaci¨®n en torno nuestro, y no era posible abusar m¨¢s de la paciencia ajena Por otro lado la vecindad del verano y lo peculiar de la situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola aconsejaban igualmente poner el peri¨®dico en la calle cuanto antes.
Tuvimos inicialmente problemas t¨¦cnicos, que poco a poco van solucion¨¢ndose y que nos permiten ya estar a buena hora en los kioskos de Madrid, pero que dificultan a¨²n la llegada temprana a algunos puntos de venta en provincias. La impresi¨®n de EL PA?S no es por lo dem¨¢s todav¨ªa sufientemente satisfactoria y somos conscientes de los defectos de forma y contenido que a¨²n tiene.
Un peri¨®dico es antes que nada propiedad de sus lectores. S¨®lo a trav¨¦s del contacto con estos, de un proceso de identificaci¨®n lector-peri¨®dico, es posible levantar un diario independiente y moderno.
A nuestros lectores, pues, solicitamos perd¨®n por nuestros fallos. Un diario necesita tiempo. No pedirnos m¨¢s que el suficiente. En definitiva estamos convencidos de que hacer EL PA?S no es nada f¨¢ciI.
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