Licenciados en paro
Se dice que hay un mill¨®n de parados. La cifra incluye unos cuantos de licenciados universitarios. Si inquietante es lo primero, no deja de ser estupefaciente lo segundo. ?C¨®mo es que los que estudian tampoco encuentran trabajo? ?No es esto un freno a la ampliaci¨®n y mejora del sistema educativo? Conviene advertir que no es que faIte trabajo t¨¦cnico o profesional; menos faltar¨ªa a¨²n si se organizase la vida p¨²blica, universitaria y empresarial con vistas a produlcir ciencia y t¨¦cnica propias. Lo que ocurre es q¨²e el trabajo actual se halla muy mal repartido.
Para empezar, ¨¦l sector. p¨²blico se halla en Espa?a desarbolado de t¨¦cnicos superiores. Son rid¨ªculamente peque?as las plantillas de funcionarios con una calificaci¨®n universitaria. Aunque se quiera, no se podr¨ªa llevar a cabo una efectiva reforma fiscal o sanitaria o agraria, s¨®lo por este hecho de falta de personal t¨¦cnico. El monopolio de los cuerpos superiores de la Administraci¨®n es el m¨¢s ?eficaz? y silencioso de los que funcionan en Espa?a.
En las profesiones liberales se da tambi¨¦n una virtual situaci¨®n monopol¨ªstica al concentrarse el trabajo m¨¢s remunerado en unos pocos despachos, estudios o consultas. Resulta as¨ª la paradoja de que los ?mejores? (en t¨¦rminos de honorarios) m¨¦dicos, abogados o arquitectos son los que menos tiempo pueden dedicar a sus clientes.
Ocurre tambi¨¦n que los estudiantes y licenciados se fijan en el patr¨®n tradicional que hac¨ªa equivaler un t¨ªtulo universitario a la funci¨®n de trabajar para s¨ª mismo o de dirigir a otros. La, realidad es que en casi todas las carreras, la mayor¨ªa de los, empleados asequibles son de un trabajo t¨¦cnico, pero rutinario, dependiente y a menudo no lejos de ,Ia mayor, parte de los puestos de tipo burocr¨¢tico auxiliar. Las empresas lo que buscan en muchos casos es, un t¨ªtulo universitario, sea cual sea la carrera que haya seguido y si¨¦ndoles d vez en la empresa , es la propia organizaci¨®n la que adiestra al nuevo ingresado.En ocasiones interesa sobre todo que el titular sepa idiomas, conocimiento que pr¨¢cticamente no se ense?a en la Universidad. En cualquier caso, se insiste en la pr¨¢ctica y la experiencia facetas igualmente ausentes de la carrera universitaria. En definitiva, la oferta y la demanda educativas no se ajustan con el perfecto machihembrado que se supone desde fuera y en principio.
En realidad partimos de una idea demasiado acad¨¦mica y tradicional del tipo de empleos que necesitan tina formaci¨®n- universitaria. ?Por qu¨¦ un notario necesita haber pasado por la Universidad y no una secretaria de una organizaci¨®n compleja? El criterio suele ser en la pr¨¢ctica el hacer lo que se ha venido haciendo, pero la raz¨®n de la tradici¨®n suele ser la m¨¢s irracional.
En la mayor¨ªa de las carreras, las especialidades que luego se ejercen simplemente no est¨¢n incluidas en los planes de estudios vigentes. En el mejor de los casos el regresado de la Universidad se halla preparado para especializarse, pero ¨¦ste es asunto que ha de resolver fuera de la Universidad y a veces fuera del propio pa¨ªs. El cambio inmediato y urgente es que los departamentos universitarios terminen de formar licenciados aptos para poder desempe?ar tareas que efectivamente se demandan. No deber¨ªa haber universitarios sin saber ingl¨¦s o que no supieran manejar una calculadora o que no hubieran pasado por un per¨ªodo de pr¨¢cticas en el eventual sitio de trabajo.
Por otra parte, no hay que olvidar que un n¨²mero suficiente, y creciente de estudiantes no descan aplicar a su trabajo todos los conocimientos, que recibe en otras palabras, que les importa estudiar sin acabar la carrera o sin profesionalizarse del todo.Esto no lo comprenden a veces los padres, pero tendr¨¢n que irlo entendiendo si no quieren agriar la sobremesa familiar.
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