El socialismo humanista es el mejor camino para el futuro del espa?ol
Espa?a, destino: el socialismo es el ¨²ltimo libro -pr¨®ximo a aparecer- de Enrique Miret Magdalena. En ¨¦l se defiende el socialismo humanista como el mejor camino para, construir una sociedad espa?ola m¨¢s justa, m¨¢s libre y m¨¢s humana. Cat¨®lico de izquierdas -?como yo me titular¨ªa si se pudiera titular as¨ª?-, seglar, profesor de Etica en el Instituto Universitario de Teolog¨ªa de Madrid, ha publicado ya una docena de libros sobre temas de actualidad moral y religiosa, en un infatigable intento de aportar, desde la posici¨®n de intelectual comprometido con su fe, claridad y orden a los fen¨®menos religiosos, pol¨ªticos y sociales. Sin desviarse de una perspectiva abierta y pluralista, el se?or Miret ha situado estos fen¨®menos en la actualidad.
-Se?or Miret, ?cu¨¢l es el camino hacia ese futuro socialista?-El camino es dif¨ªcil, debido a la barrera institucional del poder establecido y, sobre todo, a las motivaciones ego¨ªstas de las masas. A la vez que la estructuraci¨®n del socialismo habr¨ªa que conseguir un cambio en las actitudes de los espa?oles, para entender y secundar el nuevo fen¨®meno. Si la Iglesia quiere perdurar en el futuro, no tendr¨¢ m¨¢s remedio que romper muchas de las estructuras institucionales de tipo burocr¨¢tico y ser mucho m¨¢s un movimiento vital con tadas las caracter¨ªsticas plurales necesarias para incluir a todos los grupos cristianos, a pesar de sus diferentes orientaciones.
-Al hacer este pron¨®stico de futuro, ?cuenta usted con cambios reales en las estructuras religiosas y sociales en la Espa?a postfranquista?
-Aunque el cambio ven¨ªa oper¨¢ndose poco a poco, en estos breves meses desde la muerte de Franco - hemos pasado de una situaci¨®n de dictadura a otra situaci¨®n, no muy distinta de la anterior, pero por lo menos de cierta tolerancia. Esto se ha notado tambi¨¦n en el aspecto religioso. Por ejemplo, se han permitido reuniones de cristianos para el socialismo, grupo de cristianos influidos por la ideolog¨ªa marxista que pretenden una transformaci¨®n radical de las estructuras sociales e incluso pol¨ªticas del pa¨ªs. En una perspectiva m¨¢s general, hay que destacar, respecto a la educaci¨®n y religi¨®n de la postguerra, el aspecto pol¨ªtico-patri¨®tico, la educaci¨®n sexual y el aspecto social. Respecto al tema patri¨®tico, en los catecismos se ten¨ªa una confusi¨®n total en cuanto a los valores religiosos y profanos, hasta el punto de decir que no se pod¨ªa ser patriota ni espa?ol si no se era cat¨®lico. En el plano pol¨ªtico, en uno de esos catecismos se dice que el Estado espa?ol es el estado totalitario cristiano, lo cual se justificaba a?adiendo que todas las cosas ven¨ªan de la autoridad civil y de la religiosa al mismo tiempo.
En cuanto al problema sexual, estamos tratando de salir de esos conceptos decimon¨®nicos de la moralidad y del sexo. El manique¨ªsmo sexual era exasperante en algunos ambientes, como, por ejemplo, en una playa de Santander, dividida en dos sectores, una para cat¨®licos y otra para civiles. En la de los cat¨®licos exist¨ªa, a su vez, una subdivisi¨®n por sexos. A una parte, las mujeres, y a otra, los hombres. Este tipo de prejuicios han impedido una sana educaci¨®n. En el aspecto social se est¨¢ cambiando en el sentido de que los problemas, por ejemplo, de insuficiencia de recursos se tienden a resolver por justicia y no ya por paternalismo.
Influencia
-En esta fase de transici¨®n, ?cu¨¢les pueden ser las relaciones entre religi¨®n y pol¨ªtica?-En este nuevo per¨ªodo se est¨¢ abandonando progresivamente la pol¨ªtica clericalista. La Iglesia ya no puede pretender ning¨²n triunfo en conexi¨®n con la pol¨ªtica. Lo que va a decidir la estructura humana de la Iglesia en Espa?a en los pr¨®ximo tiempos va a ser precisamente su no intervenci¨®n en la pol¨ªtica. La sociedad espa?ola, e incluso el Gobierno, se han despreocupado de los temas que afectan a la religi¨®n. La Iglesia ya no tiene en la actualidad esa gran influencia que tuvo en otros tiempos. Un punto cr¨ªtico actual en estas relaciones es el del concordato. Ni el Gobierno ni la Iglesia, ni la izquierda ni la derecha, est¨¢n de acuerdo con el concordato de 1953, porque ya no sirve ni para establecer las relaciones m¨¢s fundamentales. Lo justo ser¨ªa, la mutua independencia plena Iglesia-Esiado, en donde la Iglesia, sin ning¨²n privilegio, se acogiese a la legislaci¨®n civil para todo. Ello le dar¨ªa mayor libertad de movimiento y una imagen m¨¢s accesible al pueblo, sobre todo a la hora de enjuiciar cualquier problema, grave de tipo social en el pa¨ªs.
Pol¨ªtica
-La Iglesia sigue siendo un terreno muy codiciado por ciertas tendencias pol¨ªticas, ?en qu¨¦ medida estos grupos se apoyan en su condici¨®n de cat¨®licos o cristianos para desarrollar su pol¨ªtica?-La ultraderecha sigue el mismo esquema que hemos vivido durante estos ¨²ltimos a?os, un proceso hist¨®rico de siglos, es decir, ese nacionalcatolicismo cerrado que no distingue entre los campos religioso y pol¨ªtico. Por suerte, las altas esferas de la Jerarqu¨ªa espa?ola ya no est¨¢n en esa l¨ªnea, aunque todav¨ªa no hayan comprendido el criterio de la independencia total. En cuanto a los cat¨®licos. que van hacia la izquierda, tambi¨¦n pretenden una total separaci¨®n de las mutuas dependencias. El campo religioso no debe invadir al profano. El cristianismo tiene una gran impronta sobre el mundo, pero nunca una impronta dominadora. No obstante, hoy tenemos el peligro de un clericalismo de izquierdas, promovido por las posturas de ideolog¨ªas de izquierda que quieren dominar el mundo seglar o que buscan el apoyo concreto de la Iglesia.
En cuanto al proceso de la democracia cristiana, hay que decir que aunque esos grupos se fijan m¨¢s en los valores humanos que en lo cristiano, el hecho de que lleven el nombre cristiano da lugar a confusi¨®n. El nombre cristiano ya no debe estar adscrito a ning¨²n grupo pol¨ªtico. Esta misma confusi¨®n podr¨ªa venir tambi¨¦n por parte de los cristianos por el socialismo.
-El matrimonio es una instituci¨®n social muy arraigada en Espa?a, ?tendemos hacia la plena admisi¨®n del matrimonio civil y, por consiguiente, del divorcio civil?
-La Iglesia, sobre todo a partir de P¨ªo IX ha mantenido que el matrimonio Civil es un concubinato, pero hay muchos espa?oles cat¨®licos y no cat¨®licos que creen que tiene que llegar de una vez la situaci¨®n del matrimonio civil. En los siete primeros siglos de la Iglesia no exist¨ªa el matrimonio eclesi¨¢stico. En la actualidad la Iglesia podr¨ªa caminar perfectamente por la misma direcci¨®n que en los primeros tiempos del cristianismo en lo que al matrimonio se refiere. En algunas di¨®cesis francesas los obispos invitan a los cat¨®licos que quieren casarse y que no tienen una pr¨¢ctica de su fe fuertemente desarrollada, es decir, que son cat¨®licos s¨®lo por estar bautizados, les invitan, digo, a que se casen s¨®lo civilmente, y cuando tengan una inquietud religiosa, entonces que se casen por lo eclesi¨¢stico. Este antecedente nos puede servir de pauta.
Ante el divorcio
?Muy en conexi¨®n con el matrimonio civil est¨¢ el problema del divorcio civil. Ha habido oposici¨®n en algunos sectores cat¨®licos, pero no hay m¨¢s que pensar en lo que ha pasado en Italia, en donde, a pesar de la oposici¨®n de la Santa Sede, los cat¨®licos lo aprobaron. A la hora de discutir la actualidad del divorcio civil, se ha de tener presente la doctrina de los grandes te¨®logos juristas Soto, Vitoria... que manten¨ªan que las leyes deben ir en consonancia con la convivencia social, pero no en el sentido de que tuviera que asimilar las normas de tipo cat¨®lico, ni religiosas ni, morales. Si la mayor¨ªa de los ciudadanos quisieran el divorcio, los poderes p¨²blicos tendr¨ªan que concederlo, porque entonces el, divorcio ser¨ªa un elemento de la convivencia humana.Otro problema es el de si ¨¦l cat¨®lico puede o no divorciarse. La Iglesia tendr¨¢ que considerar. su postura antidivorcista. Ella misma ya ha aceptado el divorcio en algunos casos. S¨®lo que quiere que no se generalice. Hay muchos te¨®logos y canonistas actuales que piensan que no existe absolutamente ning¨²n inconveniente en que la autoridad eclesi¨¢stica, puesto que concede el divorcio en algunos casos, pudiera generalizar esa pr¨¢ctica.
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