La "guerra del bacalao", presente en la reuni¨®n de la OTAN

Como se tem¨ªa en Londres, hasta el momento s¨®lo ha habido ? conversaciones? y no ?negociaciones?, entre los ministros de Exteriores de Gran Breta?a e Islandia, que se han encontrado en Oslo y han hablado sobre el conflicto que enfrenta a ambos pa¨ªses y que produjo hace unos meses la ruptura de sus relaciones diplom¨¢ticas.

Las posiciones que ingleses e islandeses mantienen con respecto a la guerra del bacalao permanecen inm¨®viles. El Gobierno island¨¦s se negar¨¢ a cualquier negociaci¨®n hasta que las fragatas de la Marina de Guerra Brit¨¢nica abandonen las aguas demandadas por Islandia. Gran Breta?a, por su parte, se niega a retirarse, alegando que estar¨¢ all¨ª hasta que los pesqueros ingleses dejen de ser perturbados por los patrulleros de la costa de Islandia.

Ante esas posiciones encontradas, se reconoce en Londres, hay escasa esperanza de un acuerdo inmediato. Los esfuerzos diplom¨¢ticos y las presiones ejercidas ayer en Oslo fueron vanas.

Los islandeses llegar¨ªan a un acuerdo ?siempre que no nos resulte demasiado caro?. El Gobierno island¨¦s no har¨ªa una concesi¨®n en virtud de la cual tuviera que regalar el bacalao que sus pescadores podr¨ªan capturar en las aguas que reclaman y que ahora comparten por la fuerza con sus colegas ingleses. Para Gran Breta?a, la decisi¨®n de no ceder en su postura es m¨¢s legalista y menos desesperadamente econ¨®mica.

En Londres se piensa que un veredicto internacional sobre los l¨ªmites de las aguas jurisdiccionales, dar¨ªa finalmente la raz¨®n a Islandia. Los brit¨¢nicos ofrecen la posibilidad de una tregua en la guerra del bacalao hasta que ese juicio internacional se produzca.

La conferencia de la OTAN ha comenzado precisamente cuando el Gobierno brit¨¢nico se enfrenta a un problema creado por la facci¨®n de izquierdas del Partido Laborista. Un documento aprobado por el Comit¨¦ Ejecutivo de este Partido, que tiene facultades para decidir sobre la pol¨ªtica del Gobierno, considera necesarias sustanciosas reducciones en los gastos previstos para defensa. La raz¨®n dada para la reducci¨®n es la de que Gran Breta?a debe colocarse en este aspecto, a la altura de sus aliados europeos y no gastar m¨¢s que ellos. La posici¨®n oficial es que la situaci¨®n estrat¨¦gica brit¨¢nica requiere un mayor esfuerzo en gastos militares. La OTAN, considera el ejecutivo del Partido actualmente en el poder, no perder¨¢ su confianza es Gran Breta?a por los recortes que ¨¦sta haga en su presupuestos para defensa. El Gobierno, por su parte, ha mostrado su desagrado ante la decisi¨®n del Comit¨¦, ?sobre todo teniendo en cuenta que la Uni¨®n Sovi¨¦tica hace grandes esfuerzos, desde hace diez a?os, por aumentar su poder¨ªo militar en Occidente?.

Chipre

El tercer tema que ha surgido, casi al mismo tiempo que la OTAN se ha reunido en Oslo, es el de la crisis turcochipriota, revivida por un documento en el que un comit¨¦ de parlamentarios critica duramente al Gobierno, y especialmente a Callaghan, por su actitud neutral en la guerra de Chipre en 1974. El documento dec¨ªa que la postura brit¨¢nica fue altamente influenciada por Kissinger, el secretario de Estado norteamericano, y que la actitud de la OTAN tampoco era merecedora de elogio.