Pintura y soportes de la pintura

Exposici¨®n doble, la que celebra actualmente Gerardo Delgado en Sevilla en la Sala Damas y en la Galer¨ªa Juana de Aizpuru, y que puede resultar significativa por varias razones. No s¨®lo desde el punto de vista de una trayectoria y evoluci¨®n personales, sino tambi¨¦n por lo que esta trayectoria y evoluci¨®n tienen de ejemplar y de reflejo de la situaci¨®n por la que actualmente atraviesa la pintura. Quien haya seguido el desarrollo de la obra de este pintor y recuerde, por ejemplo, sus exposiciones anteriores (sobre todo la de la Galer¨ªa Daniel, Madrid, 1971 y la de la Sala Damas, Sevilla, 1973) visitando ¨¦sta que ahora comentamos no podr¨¢ por menos que pensar en un giro brusco.Si entonces hab¨ªa que situar la producci¨®n de Gerardo Delgado dentro de los l¨ªmites del racionalismo, de la pintura geom¨¦trica (particip¨® en el Seminario de Generaci¨®n Autom¨¢tica de Formas Pl¨¢sticas, del Centro de C¨¢lculo de la Universidad de Madrid, cuyo objetivo fundamental era desarrollar las posibilidades de aplicaci¨®n del ordenador electr¨®nico al proceso creativo) ahora nos encontramos ante obras donde los elementos geom¨¦tricos han desaparecido.

Esta prioridad del espacio-color le lleva a replantear la cuesti¨®n del soporte. La muestra consta de dibujos realizados sobre papel, obras sobre madera y otras sobre lona. Es a estas ¨²ltimas a las que nos referimos. La relaci¨®n entre el soporte y la superficie de la obra, la impugnaci¨®n de los soportes tradicionales, ha sido considerada por algunos grupos de la vanguardia m¨¢s reciente come, una cuesti¨®n fundamental. Naturalmente, no como un problema aislado, sino enmarcado en un conjunto bastante m¨¢s amplio de preocupaciones, que resulta imposible detallar aqu¨ª. Este es el caso, por ejemplo, del grupo de artistas franceses que formaron Supports I Surfaces. Esta tendencia, en Espa?a ha encontrado en los dos ¨²ltimos a?os diversos seguidores en distintos puntos del pa¨ªs. En algunos casos, como el del grupo zaragozano, o el de Carlos Le¨®n, ha sido a partir de un proceso de asimilaci¨®n de los presupuestos te¨®ricos del grupo franc¨¦s. En otros, como el de Jorge Teixidor y, a¨²n m¨¢s claramente, en el de Gerardo Delgado, a partir de una pr¨¢ctica propia e independiente que desde distintos puntos de partida les conduce a resultados paralelos.

Pues si a ¨¦l o a Teixidor puede achac¨¢rseles, quiz¨¢s una insuficiente ascesis te¨®rica (que dir¨ªan los m¨¢s ortodoxos representantes de la tendencia), tambi¨¦n es verdad que esta situaci¨®n que les permite no tener que deducir determinadas soluciones pl¨¢sticas de discursos te¨®ricos (que al margen de lo v¨¢lidos que ¨¦stos puedan ser suele hacerse siempre en forma bastante mec¨¢nica) los sit¨²a, quiz¨¢s mejor para desarrollar aquellos aspectos de la obra que, como dice Devade, ?no se amoldan al c¨®digo del lenguaje te¨®rico, aquello que hace de la pintura otra cosa diferente de un conocimiento? (1). Pues nos encontramos ante una corriente que se caracteriza, no s¨®lo por magnificar la importancia del discurso te¨®rico en relaci¨®n a la pr¨¢ctica pict¨®rica, sino, y aunque parezca contradictorio, por magnificar aquellos aspectos de la pintura que menos relaci¨®n tienen con el sentido y la significaci¨®n (ritmo del gesto, tonalidades del color ... ). Dicho de otra forma, por magnificar los aspectos m¨¢s pulsionales de la pr¨¢ctica pict¨®rica. Esto da lugar a obras, seg¨²n Devade, en las que ?el gesto del color juega un papel organizador que se enfrenta, desborda, a las reglas formales para instalar unas nuevas? (2). Y si esto es verdad ser¨¢ dificil encontrar una obra que haga esta definici¨®n tan suya como la que actualmente expone Gerardo Delgado en Sevilla.

(1) Marc Devade: ? La materia del sujeto de la pintura ?..Reproducido en Trama, n¨²mero 0 Barcelona, abril de 1976. (2) Marc Devade: Idem.