La oposici¨®n debe renunciar a toda pretensi¨®n de desquite
?La democracia, que debe asegurar la paz civil entre todos los espa?oles, exige que las fuerzas del r¨¦gimen depongan sus poderes para aceptar el veredicto democr¨¢tico sobre la atribuci¨®n de los mismos y que las fuerzas de oposici¨®n renuncien a toda pretensi¨®n de desquite, por justificado que ello pudiese estar?, dijo Manuel Cantarero, presidente de la asociaci¨®n pol¨ªtica Reforma Social Espa?ola, en el transcurso de la conferencia que pronunci¨® en el Colegio de M¨¦dicos de Sevilla.
Critic¨® la actual situaci¨®n espa?ola con el antecedente del r¨¦gimen de Franco, que s¨®lo se justificar¨¢, en lo m¨¢ximamente significativo, si ahora, ya cumplido su t¨¦rmino, es posible la democracia que no lo fue antes de 1936. Por el contrario, explic¨®, si as¨ª no fuera, si siguiera predominando la irracionalidad sobre, la racionalidad, las pasiones sobre las razones, los odios sobre la sociabilidad, como a veces parece, el r¨¦gimen, en lo que m¨¢s importaba trascendentalmente, habr¨ªa representado un tremendo despilfarro hist¨®rico.Tras indicar que la superaci¨®n radical de los efectos de la guerra civil y la reconciliaci¨®n nacional ten¨ªa que haber sido una realidad ya en 1965, asegur¨® que a¨²n en 1976, el r¨¦gimen, si acierta con las formas de distensi¨®n y reconciliaci¨®n necesarias, sobre las bases todav¨ªa no demasiado maltrechas por la crisis, de suficiente infraestructura por ¨¦l creadas, pod¨ªa alcanzar la aludida m¨¢xima justificaci¨®n hist¨®rica haciendo que Espa?a, desde la actual situaci¨®n, sin traumas, llegase en el menor tiempo posible a una situaci¨®n de democracia plena en la que el poder no pueda ser nunca m¨¢s objeto de disputa por la fuerza, ni monopolio intransferible de ning¨²n grupo a despecho de la voluntad popular mayoritaria.
Por ¨²ltimo, el se?or Cantarero se?al¨® que hasta ahora la responsabilidad de la pendiente legitimidad democr¨¢tica de la situaci¨®n espa?ola hab¨ªa sido exclusivamente de las fuerzas del r¨¦gimen, pero que a partir del momento en que se alcance la plenitud de las libertades democr¨¢ticas, esa responsabilidad ser¨¢ tambi¨¦n de las fuerzas de la oposici¨®n si no entienden, racional y generosamente, que un r¨¦gimen con el signo de la exclusi¨®n cambiado no ser¨ªa tampoco la democracia.
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