La democracia, condici¨®n necesaria del socialismo
?La marcha hacia el socialismo y la edificaci¨®n de la sociedad socialista deben realizarse en el marco de la democratizaci¨®n continua de la vida pol¨ªtica y social. El socialismo ser¨¢ un estadio superior de la democracia y la libertad, la democracia llevada hasta sus ¨²ltimas consecuencias. ? Esta posici¨®n de principio figura en la Declaraci¨®n de Roma de los partidos comunistas de Italia y Francia, hecha en noviembre de 1975. An¨¢loga idea encontramos en la Declaraci¨®n de Livorno de los partidos comunistas de Italia y Espa?a, un poco anterior.El reconocimiento de que hay una relaci¨®n de consustancialidad entre democracia y socialismo es el postulado b¨¢sico del eurocomunismo y la raz¨®n principal de su conflicto con Mosc¨². Representa una revisi¨®n de ciertos aspectos del leninismo y un entronque con la concepci¨®n profundamente democr¨¢tica que ten¨ªa Marx del pro ceso que pod¨ªa llevar del capitalismo al socialismo. En Marx, por. ejemplo, no encontrarnos el concepto de ?democracia burguesa?, porque consideraba a la democracia inconciliable con la dominaci¨®n de la burgues¨ªa. Los elementos de democracia que pod¨ªan desarrollarse bajo esta dominaci¨®n eran expresi¨®n, a su juicio del avance del movimiento obrero, y conflictivos -en acto o potencialmente- con los intereses de la bur gues¨ªa. Las declaraciones de Roma y Livorno precisan netamente que la ?democratizaci¨®n continua.? de la vida pol¨ªtica y social implic¨¢ la conservaci¨®n y garant¨ªa de todas las libertades conquistadas precedentemente. Propugnan estructuras y mecanismos pol¨ªticos para la democracia socialista y el procese de transici¨®n que en otros tiempos ning¨²n partido comunista habr¨ªa suscrito, como son la pluralidad de partidos pol¨ªticos (inclu¨ªdos los no socialistas), el derecho a la existencia y actividad de los partidos de oposici¨®n y la alternancia en el poder si la minor¨ªa se convierte democr¨¢ticamente en mayor¨ªa; la Plena independencia de los sindicatos respecto a los partidos y al Estado; la democracia en la empresa, de manera que los trabajadores puedan participar con derechos efectivos en su gesti¨®n, disponiendo de amplios poderes de decisi¨®n; la descentralizaci¨®n democr¨¢tica del Estado y la autonom¨ªa de las regiones y colectivi dades locales, etc. No hay partido comunista en los pa¨ªses del Este que admita estas estructuras y mecanismos democr¨¢ticos, lo que da idea de la evoluci¨®n divergente seguida por los partidos del eurocomunismo.
Democracia indispensableA nivel de las transf¨®rmaciones so cioecon¨®micas, las declaraciones de Roma y Livorno se limitan a preconizar, como medidas iniciales de la transici¨®n al socialismo, ?el control p¨²blico de los principales medios de producci¨®n y de cambio, su socializaci¨®n progresiva, la aplicaci¨®n de un plan democr¨¢tico a escala nacional?. La experiencia hist¨®rica demuestra que s¨®lo en el marco de un sistema realmente democr¨¢tico -tanto en la esfera pol¨ªtica como social- pueden, esas medidas, tener los efectos que persiguen y no degenerar burocr¨¢ticamente en la cristalizaci¨®n de una nueva clase dominante.
?La transformaci¨®n socialista de la sociedad -afirman tambi¨¦n las citadas declaraciones- s¨®lo puede, ser obra de luchas de gran amplitud, de potentes movimientos de masas, que agrupen en torno a la clase obrera a la mayor¨ªa del pueblo. Exige la existencia de instituciones democr¨¢ticas plenamente representativas de la soberan¨ªa popular, la garant¨ªa y la extensi¨®n de sus poderes, el libre ejercicio del sufragio universal, directo y proporcional. Es dentro de este marco como los dos partidos -que siempre han respetado el sufragio universal- conciben la ascensi¨®n de las clases laboriosas a la direcci¨®n del Estado.? Es decir, no basta el sufragio, hace falta la lucha de masas.
La historia de los partidos comunistas, en relaci¨®n con el problema de la democracia ha conocido diversas fases que s¨®lo muy esquem¨¢ticamente pueden evocarse aqu¨ª. En Lenin, junto a concepciones radicalmente democr¨¢ticas, hay una teorizaci¨®n poco dial¨¦ctica sobre la distinci¨®n entre ?demo cracia burguesa? y ?democracia proletaria?. Llevada al extremo durante los diez a?os que median entre su muerte y el viraje de los partidos comunistas hacia los frentes populares, el primer concepto qued¨® vaciado de todo contenido democr¨¢tico real y convertido en simple etiqueta que recubr¨ªa la dictadura de la burgues¨ªa; el se gundo serv¨ªa para recubrir la dictadura del partido autocalificado de ?representante del proletaria do?. En los a?os que preceden a latoma del poder por el nazismo, los partidos comunistas llegan a poner casi en el mismo plano ?democracia burguesa? y fascismo.
A partir del viraje frentepopulista, los partidos comunistas hacen suya la bandera de la democracia y desempe?an un papel relevante en la lucha por su defensa o reconquista. Lo mismo hace el partido ruso a nivel internacional, pero en el plano interior acent¨²a su l¨ªnea antidemocr¨¢tica y constri?e a adoptar esta l¨ªnea -despu¨¦s de la segunda guerra mundial- a los partidos comunistas que llegan al poder con ayuda del ej¨¦rcito sovi¨¦tico. Los de Europa occidental siguen movi¨¦ndose dentro de la concepci¨®n leninista de la ?democracia burguesa?. S¨®lo ven en ella el terreno m¨¢s favorable para acumular fuerzas y concertar alianzas que les permitan llegar al poder e iniciar un proceso de transici¨®n al socialismo bajo la dictadura del proletariado. Dado que segu¨ªan considerando v¨¢lida la tesis de que el partido comunista es el representante del proletariado, y el modelo sovi¨¦tico, la forma superior de dictadura.del proletariado y de socialismo, dicho proceso de transici¨®n no pod¨ªa por menos de conducir a que los aliados iniciales del partido comunista quedasen relegados a un papel puramente decorativo y subordinado, caso de no ser eliminados. La l¨®gica de esa concepci¨®n llevaba a que la liquidaci¨®n de la ?democracia burguesa?. o ?formal? desembocara en la liquidaci¨®n de toda democracia.
Los n¨²evos problemas
Tal es el conjunto de concepciones que han abandonado los partidos del euro.comunismo. Su paso a las posiciones actuales es producto de un lento y complejo proceso bajo la presi¨®n de m¨²ltiples factores: renovaci¨®n del pensamiento marxista, que tiene lugar principalmente fuera de los partidos comunistas o en sus zonas marginales, pero incide en ellos; persistente dificultad para llegar a grandes sectores sociales a partir de las viejas concepciones y m¨¦todos; necesidad de adaptarse a las nuevas estructuras socioecon¨®micas generadas por la fase monopolista-estatal del capitalismo; creciente descr¨¦dito del modelo ruso a partir del ?informe secreto? de Jruschev, acentuado con el cisma chino y la invasi¨®n de Checoslovaquia; potenciaci¨®n de la extrema izquierda, cr¨ªtica de los partidos tradicionales, sobre todo a partir de mayo de 1968; evoluci¨®n hacia la izquierda de partidos socialistas o fracciones importantes de los mismos, etc. La actual crisis del capitalismo acelera este proceso porque pone al orderi del d¨ªa la posibilidad de que lleguen al poder coaliciones de izquierda, y estas coaliciones no pueden cuajar sin un cambio fundamental de los partidos comunistas, sobre todo en relaci¨®n con el problema de la democracia. Lo cual implica independizarse de Mosc¨² y repudiar el modelo ruso.
Pero este paso ha sido dado, hasta ahora, de manera excesivamente pragm¨¢tica, sin un debate interno que permita a los partidos comunistas asumir cr¨ªticament¨¦ su propia historia; sin una modificaci¨®n cualitativa del car¨¢cter y el funcionamiento de los partidos (puesto que el viejo tipo leninista de partido no parece id¨®neo para las nuevas ideas y tareas); sin dar respuesta convincente al interrogante crucial sobre la naturaleza del sistema edificado en los pa¨ªses del Este,sespuesta que permita establecer una relaci¨®n solidaria con su oposici¨®n democr¨¢tica; sin una profundizaci¨®n te¨®rica en,la misma problem¨¢tica de la democracia. El ¨²ltimo tema reviste particular importancia y urgencia, porque de no ser esclarecido a fondo y a escala de masas se corre el riesgo de que la ?v¨ªa democr¨¢tica al socialismo? desemboque, como otras, experiencias del pasado o del presente, en ?uevas contrarrevoluciones fascistas, o -como mal menor- en una nueva modernizaci¨®n del capitalismo. En todos los partidos del eurocomunismo hay corrientes importantes, incluyendo destacados dirigentes -como Bietro Ingrao en el PCI- que son conscientes de la necesidad de esa profundizaci¨®n te¨®rica en las cuestiones del poder, del estado, de los aparatos estatales militares e ideol¨®gicos, de la defensa de la democracia contra las agresiones reaccionarias, de la necesidad de nuevas formas de democracia de base que se articulen con las formas tradicionales (parlamentarias) y aseguren la participaci¨®n activa y consciente de la gran mayor¨ªa del pueblo en la marcha hacia el socialismo.
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