Un edificio asaltado cada cincuenta horas
Ciento setenta atentados contra edificios p¨²blicos se realizaron en Espa?a en los ¨²ltimos di,ecis¨¦is meses. Cada cincuenta horas los cocteles Molotov hacen notar su presencia en nuestras calles. Las opciones pol¨ªticas de una cierta derecha emboscada en el comando urbano se manifestan mediante la botella de l¨ªquido inflamable, y lo mismo ocurre con otros grupos de izquierda, que adoptaron expresarse a trav¨¦s de la carga explosiva.La situaci¨®n determina escaladas corrio ¨¦sta: locales asaltados, artefactos desactivados, desalejos de fincas, lanzamiento de bombas, p¨¦rdidas cuantiosas, grandes destrozos, amenazas an¨®nimas y psicosis de alarma. Este humor ha pautado el latir de Espa?a en los ¨²ltimos a?os. S¨®lo en 1975 se produjeron 139 atentados. La provincia m¨¢s afectada por estos sucesos fue Vizcaya, que contabiliz¨®, desde el 1 de enero de 1975 al 30 de abril de 1976, 54 atentados. Madrid ocupa el se gundo lugar en esta lista de la violencia, con 40 atentados registrados en su seno, seguida de Barcelona, con 31; Guip¨²zcoa, 19; Valencia, 10; Navarra y Valladolid, 3; L¨¦rida, Sevilla, Zaragoza, C¨¢diz, Santander, Alava, La Coru?a, Pontevedra, Oviedo y Logro?o registraron un atentado de este tipo en sus provincias, cada una de ellas. Por locales, los teatros fueron v¨ªctimas de atentados en seis ocasiones; las entidades bancarias, nueve veces; las farmacias, doce; las f¨¢bricas, 4; los centros educativos, 12; los domicilios particulares, r3; las cafeter¨ªas, 6; las salas de fiesta, siete; los centros oficiales, 10; las instalaciones de TVE, dos; las agencias de autom¨®viles, 8; las asociaciones, 9; los centros sindicales, 5, las oficinas extranjeras, las iglesias, 11; y en otras 46 ocasiones se lanzaron artefactos contra establecimientos varios.
La plaga de cargas explosivas refrendaron, en numerosas ocasiones, amenazas anteriores realizadas mediante an¨®nimos o a trav¨¦s de llamadas telef¨®nicas.
Otro n¨²mero importante de falsas alarmas de colocaci¨®n de bombas, casi tan denso en sorpresas como en explosiones o ataques consumados, asol¨® la ?etapa negra? a que nos referimos.
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