Los pa¨ªses socialistas, en la tribuna de compositores
Es evidente que, aun sin propon¨¦rselo, la Tribuna Internacional de Compositores (TIC) establece cada a?o un panorama medio del estado de la cuesti¨®n musical en Occidente. Con el t¨¦rmino panorama medio quiero aludir al hecho de que la selecci¨®n no est¨¢ realizada por grupos coherentes unificados en torno a tal o cual tendencia, sino por los departamentos musicales de los distintos organismos radiof¨®nicos a cuyo frente se hallan profesionales de diversa edad e ideolog¨ªa-. Todos ellos procuran, como es natural, enviar a la TIC las obras m¨¢s salientes entre las compuestas en los ¨²ltimos a?os, es decir, aquellas que han obtenido acogidas de p¨²blico y cr¨ªtica verdaderamente notables e incluso -Como fue el caso de Es pa?a- que han sido ya galardonadas en concursos de la importancia del de las Cajas de Ahorros. De cualquier modo, por muy partidistas que los rectores de la m¨²sica en la radio quieran mostarse, aun dentro de los sistemas m¨¢s dirigistas, acaban siendo receptores de una situaci¨®n, captadores de un ambiente, portavoces de los movimientos art¨ªsticos dominantes. De ah¨ª que me refiera a panorama medio. El que esto sea as¨ª otorga a la manifestaci¨®n organizada por el Consejo Internacional de la M¨²sica una significaci¨®n especial como test o sondage de la m¨²sica actual viva en todos y cada uno de los pa¨ªses representados.
El b¨²lgaro Dimitri Tapkov, "ex aequo? con Tomas Marco Entre los treinta y cuatro pa¨ªses que intervinieron en la ¨²ltima edici¨®n de la TIC se suman hasta setenta y cuatro partituras. La primera clasificaci¨®n a establecer desde un criterio estil¨ªstico muy elemental nos dar¨ªa tres corrientes, fundamentales en las que pueden insertarse todas y cada una de las obras escuchadas, a saber: 1) Conservadurismo en distinto grado. 2) Actitud intermedia que en no pocos casos constituye un conservadurismo disfrazado, calificable de modern¨ªcola. 3) Vanguardia, con importante representaci¨®n de la electroac¨²stica.
El hecho de que la Cantata del b¨²lgaro Dimitri Tapkov (Sof¨ªa, 1929) alcanzara el mismo n¨²mero de sufragios que Autodaf¨¦, de Tom¨¢s Marco, nos obliga a iniciar el panorama con los pa¨ªses del Este. La Cantata de la paz, sobre versos de Augarski y Karaangov, para mezzo, coro infantil y orquesta de arcos, es partitura de car¨¢cter celebrativo y pol¨ªtico. Su est¨¦tica participa de la practicada por Shostakovitch, pero, a su vez, queda diferenciada por un nacionalismo particuIarista que, a veces, se resuelve en procedimientos casi bartokianos.
Alemania y Hungr¨ªa: sinfon¨ªa y concierto
La Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana present¨® un concierto para violoncello, cuarteto de cuerda y tres grupos otquestales, original de Heinz Dittrich,, un disc¨ªpulo de Wagner-Regeny. Si el fondo es conservador, la forma se acerca a algunas obras actuales con solista, presididas por un sentido virtuos¨ªstico que del violonchello se transmite a todo el conjunto. P¨¢gina artesanal, de buen oficio, consigui¨® de los representantes en la TIC bastantes votos. Para evitar confusiones aclarar¨¦ que cualquier idea generalizadora sobre el predominio de determinadas est¨¦ticas en los pa¨ªses del Este ser¨ªa equivocada. Bastar¨ªa para ello recordar que compositores de pa¨ªses no pertenecientes a tal bloque se producen desde una ideolog¨ªa musical y a trav¨¦s de un lenguaje an¨¢logo al de Dittrich y, en ocasiones, bastante m¨¢s conservador.
Partiendo de sugestiones tradicionales, Hungr¨ªa aport¨® una interesante y breve obra de Giorgy Kurtag (1926): Des Picots, para cymbalo, en la que se combina la materia sonora del instrumento tradicional h¨²ngaro y una escritura conocedora de Webern, en actitud de s¨ªntesis plenamente asimilada.
Polonia: del cuarteto a la electr¨®nica
Polonia se separa notablemente de las l¨ªneas dominantes en la est¨¦tica musical del Este europeo. Es bien conocida su funci¨®n principal, y hasta en parte rectora, dentro de la vanguardia con nombres como Lutoslawski, Penderecki, Goreski, etc., as¨ª como la positiva pol¨ªtica musical del Gobierno, que ha contribuido a crear un ambiente favorable a la proliferaci¨®n y exportaci¨®n de autores e int¨¦rpretes. En la Tribuna, 1976, los polacos ofrecieron dos caras distintas. de su quehacer. De una parte, el cuarteto de Krzystof Meyer (Cracovia, 1943), en el que se entrecruzan las influencias de los dos maestros principales del compositor: Penderecki, en Varsovia, y Nadia Boulanger, en Par¨ªs. Influencia en mucho contradictoria que, en el caso del cuarteto, se resuelve a favor de la profesora francesa, en lo formal de la escritura sin olvidar al autor de Los diablos de Loudun, a la hora de trabajar la materia sonora.
Eugeniusz Rudnik (1933, Varsovia) manifest¨® extremado refinamiento en su Nocturno electroac¨²stico, de 1975. Sin abandonar lo que ya puede denominarse ?electr¨®nica tradicional?, la invenci¨®n sonora de Rudnik es de gran belleza, a lo que contribuye la perfecta inserci¨®n en los sonidos electroac¨²sticos de una flauta.
Rumania y Checoslovaquia: la "Sinfon¨ªa" de Tausinger
No ha sido brillante la contribuci¨®n de Rumania a trav¨¦s de dos m¨²sicos de Bucarest: Dimitri Capoianu (1929) y Aurel Stroe (1932). Ni la Oda, del primero, ni el Concierto para clarinete, del segundo (ambas de 1974), denotan otra cosa sino buen oficio. Como en tantas ocasiones, faltan las ideas, de modo que todo se reduce a nuevos modos de retorizar.
M¨¢s m¨²sica pol¨ªtica y celebrativa: la de los checos V¨¢clav Kucera ( 1929) y Jan Tausinger (192 l). Como disc¨ªpulo de Shebalin, Kucera sigue su est¨¦tica en Salut (mosaico sinf¨®nico consagrado al XXX aniversario de la victoria de las naciones sobre el fascismo). No est¨¢ ya ?de moda? hablar de realismo socialista, pero esta obra pertenece por entero a la corriente. Queda claro el dominio del gran conjunto instrumental a trav¨¦s del cual logra Kucera exactamente Cuanto se propuso.
Mucho m¨¢s interesante, dentro de una manera nada vanguardista, la Sinfon¨ªa boh¨¦mica (1974), de Jan Tausinger. La formaci¨®n de este maestro fue pluridireccional -Alfred Mendelssohn, Piatra, Aloys Haba-, lo que enriquece notablemente su lenguaje. El tratamiento de solistas vocales e instrumentales (bar¨ªtono, trompeta, clave), coro de hombres y orquesta persigue una intenci¨®n grandiosa y funeral y, a la vez, de ?homenaje al esp¨ªritu combativo y creador del pueblo checo?, que se lleva alcabo a trav¨¦s de tres brillantes frescos sonoros dedicados a otras tantas figuras: Jan Amos Komensky ?encarna por su destino el tiempo de la supremac¨ªa de los Habsburgos sobre el pueblo checo, despu¨¦s de la batalla de la Monta?a Blanca?; Julius Fink simboliza un tiempo de opresi¨®n parejo al del siglo XX en los tiempos de la ocupaci¨®n de Checoslovaquia por Alemania; el homenaje al cient¨ªfico Jarislav Heyrovsky debe entenderse, seg¨²n el compositor, como expresi¨®n de fidelidad a la filosof¨ªa marxista. En fin, el ¨²ltimo de los pa¨ªses socialistas representados, Yugoslavia, habl¨® en dos lenguajes: el de otra cantata, Ed e subito sera, inspirada en Quasimodo, de Frano Parac (Split, 1948), y el del Concierto para cello, de Primoz Ramovs (Ljubiana, 1921). Obra ¨¦sta de gran virtuosismo, lejano a la actual vanguardia, pero elocuente en su lenguaje abstracto, brillante y mediterr¨¢neo (Ramovs fue disc¨ªpulo de Casella en Italia). Sigue la Cantata las l¨ªneas de un realsocialismo evolucionado en lo t¨¦cnico y alusivo en lo intencional: las alusiones sociales se transforman en s¨ªmbolos po¨¦ticos.
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