Se mantiene el disparate de "Sondica" y no hay soluci¨®n para el Gran Aeropuerto del Norte
Volar a cualquiera de los aeropuertos vascos constituye, a¨²n hoy, una aventura cuyo final resulta, a veces, imprevisible. Seg¨²n las circunstancias el viajero con destino a Bilbao bien puede aterrizar en Zaragoza o en Barajas. El mal tiempo y los m¨ªnimos meteorol¨®gicos servir¨¢n de excusa para una situaci¨®n que, en gran parte, se debe tan s¨®lo a la deficiente planificaci¨®n del Ministerio del Aire.
Desde hace al menos una d¨¦cada se escribe en los peri¨®dicos sobre la necesidad de un gran aeropuerto regional para el norte de Espa?a. Casi nadie discute su necesidad, pero, a la hora de elegir el amplazamiento m¨¢s id¨®neo, cada provincia se preocupa, tan s¨®lo, de acercar la pista a la puerta de su capital. El problema, claro est¨¢, contin¨²a sin soluci¨®n.En esta guerra de influencias, cerca del Ministerio, resulta que ahora mismo Pamplona acaba de estrenar su peque?o aeropuerto para cuando el tiempo lo permite; Guip¨²zcoa, estudia un nuevo emplazamiento, porque el de Fuenterrab¨ªa no aguanta ampliaciones; Bilbao no sabe lo que ocurre realmente con Sondica, y Vitoria parece haber encontrado, finalmente, luz verde para construir su aeropuerto en Foronda.
Toda una mara?a de proyectos en cuya definici¨®n no se han tenido en cuenta otros intereses que los puramente provinciales, cuando no han sido razones de prestigio, o de simple empecinamiento. Ahora que todos los pa¨ªses, por desarrollados que sean, entienden que un aeropuerto de vocaci¨®n internacional s¨®lo se justifica como servicio a una regi¨®n, resulta que las provincias vascas siguen en su guerrilla particular por conseguir cada una un peque?o aeropuerto a la puerta de casa, aunque la mitad de los vuelos programados terminen en cualquier otra pista.
En repetidas ocasiones se han alzado voces sensatas para pedir una planificaci¨®n regional del tema, pero este estudio conjunto no parece tener cabida en la agenda de las autoridades locales y los parches a corto plazo hacen inviable una soluci¨®n de futuro.
Bilbao ha tenido siempre vocaci¨®n centralista en el conjunto vasco. Esta actitud, que en no pocas ocasiones ha molestado al sus propios vecinos de otros ayuntamientos, se ha dejado ver con m¨¢s claridad en el tema del aeropuerto.
Desde los comienzos de esta d¨¦cada se plante¨® la necesidad de construir un aeropuerto viable para las exigencias de Vizcaya. Aunque el planteamiento era provincial, como es costumbre, se tuvieron en cuenta, inicialmente, algunas alternativas que llegaban hasta la provincia de Alava. Pero un h¨¢bil manejo de costos sociales -l¨¦ase desplazamientos- hizo desechar, desde un comienzo, posibles emplazamientos que no estuvieran dentro de la provinciade Vizcaya.
En ¨²ltima instancia fue una consideraci¨®n puramente econ¨®mica de minimizaci¨®n de costos la que forz¨® la decisi¨®n del Ministerio del Aire: o Sondica, o nada. La sorpresa inicial de las propias autoridades locales se convirti¨® en cuesti¨®n de minutos en cerrada defensa de esta actitud, que no entraba en sus c¨¢lculos anteriores. Una vez m¨¢s el principio de autoridad estuvo por encima de otros intereses.
Se esgrimieron muchas razones que el tiempo ha invalidado. El nuevo gran aeropuerto de Sondica se dijo que iba a entrar en servicio en la primavera del 74, mientras que cualquier otra soluci¨®n hubiera exigido un estudio meteorol¨®gico de cinco a?os y un m¨ªnimo de dos para su realizaci¨®n. Lo cierto es que el estudio del clima estar¨ªa ya a punto de terminarse y nos encontrar¨ªamos casi en las mismas circunstancias en las que est¨¢ hoy el proyecto de Sondica.
Bilbao y Vizcaya se habr¨ªan ahorrado un aeropuerto que, desde muy diversos ¨¢ngulos, se ha calificado como aut¨¦ntico disparate y a lo mejor tendr¨ªa buenas perspectivas, para conseguir otra pista de aterrizaje de exigencias internacionales.
Desde el ol¨ªmpico desprecio a la opini¨®n p¨²blica que han practicado algunas de las autoridades locales, Pilar Careaga, alcalde por aquel entonces de Bilbao, no se recat¨® en afirmar p¨²blicamente que Sondica no me quita el sue?o. Una amplia emisi¨®n de pegatinas sirvi¨® para expresar, tambi¨¦n en p¨²blico, que hab¨ªa muchos vizca¨ªnos a quienes Sondica s¨ª quitaba el sue?o.
En estas desafortunadas circunstancias -hasta los pilotos de Iberia se opusieron al proyecto- Bilbao perdi¨® la oportunidad de cumplir una vieja aspiraci¨®n, sin invalidar por ello todo el valle de As¨²a como zona de expansi¨®n natural para el Gran Bilbao.
Resulta curioso se?alar que los gastos de desplazamiento fueron una de las razones de peso esgrimidas para elegir Sondica entre las alternativas propuestas. Gastos de desplazamiento que todo lo m¨¢s hac¨ªan referencia a poco m¨¢s de un millar de personas que pueden utilizar a diario los servicios del aeropuerto. En cambio, esta raz¨®n ni siquiera lleg¨® a considerarse, cuando desde los estrados municipal es se habl¨® de Mungu¨ªa, a veinticinco kil¨®metros de Bilbao, como ciudad-dormitorio para decenas de millares de personas que deb¨ªan trabajar en la comarca del Gran Bilbao.
Adem¨¢s de todas estas, incongruencias resulta que, ni siquiera hoy, y a pesar de estos males, el aeropuerto de Sondica ha llegado a convertirse en realidad a los dos a?os de su anunciada entrada en servicio. La nueva pista sigue sin construirse, y el sufrido usuario de las l¨ªneas a¨¦reas est¨¢ a expensas de la meteorolog¨ªa.
Las otras tres provincias vascas no est¨¢n en situaci¨®n mucho m¨¢s favorable. La Diputaci¨®n de Navarra gast¨® sus dineros en el proyecto de Noain, para disponer ¨²nicamente de un aeropuerto para andar por casa. Guip¨²zcoa sigue empe?ada en buscar terrenos entre sus muchos montes.
Desde el punto de vista geogr¨¢fico, Alava es probablemente la que tiene m¨¢s probabilidades, aunque la niebla constituye siempre un riesgo. Pese a ello, el Ministerio del Aire ha aprobado el proyecto de Foronda, donde una inversi¨®n de s¨®lo mil millones de pesetas puede permitir la construcci¨²n de una pista de tres mil metros.
Salvando el problema meteorol¨®gico, parece razonable que el gran aeropuerto del Norte pueda ubicarse en la provincia de Alava, sobre todo, teniendo en cuenta que antes de tres a?os, estar¨¢ unida a las otras tres provincias vascas por medio de autopistas. Es posible que, en ¨²ltima instancia, sea ¨¦sta la raz¨®n oculta del Ministerio.
A este respecto se puede se?alar que el propio Gobierno trat¨® de lavarse las manos a la hora de decidir la ampliaci¨®n del aeropuerto bilba¨ªno. Cuando ya estaban todas las autorizaciones necesarias para comenzar las obras, pidi¨® a las autoridades locales que se definieran nuevamente sobre el tema. Tal vez no quer¨ªa el Gobierno figurar como responsable de algo que hab¨ªa levantado en su contra a la opini¨®n de toda la provincia. Una vez m¨¢s, las autoridades prefirieron ser fieles al principio de jerarqu¨ªa, antes de seguir esa norma de sentido com¨²n que aconseja rectificar los errores.
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