Feminismo y prensa
La prensa del pa¨ªs ha dado noticias, m¨¢s o menos regularmente, m¨¢s o menos objetivamente, de las Jornadas de la Dona Catalana que acaban de celebrarse en Barcelona. Estas Jornadas eran de tanto peso y de tal importancia, que se hizo dif¨ªcil silenciarlas.No se sabe bien el n¨²mero de mujeres insertas en ellas, pero han llegado a 4.000 las asistentes. A lo largo de cuatro d¨ªas, se han le¨ªdo ponencias y comunicaciones; se ha intervenido y discutido sobre t¨¢cticas y sobre puntos te¨®ricos; se ha discutido sobre el grave problema de la discriminaci¨®n que marca directamente la vida del 50 por 100 de la poblaci¨®n espa?ola y que en definitiva condiciona toda la vida de hombres y mujeres: se han abordado estudios te¨®ricos y han aparecido intervenciones espont¨¢neas; se han presentado nuevos grupos feministas y han expuesto sus programas, t¨¢cticas y puntos de vita vista espec¨ªficos; se han intensificado las agrupaciones y las alianzas.
Las Jornadas, en las que estaban representados no s¨®lo distintos puntos de vista sobre el feminismo, sino tambi¨¦n varias posturas pol¨ªticas, adem¨¢s de inscribirse en un contexto de reafirmaci¨®n de la identidad de Catalu?a frente a la centralizaci¨®n de poderes, se han definido en un marco y en una opci¨®n absolutamente democr¨¢ticos y en una gran mayor¨ªa socialista. Durante m¨¢s de cinco.minutos, por dos veces en d¨ªas consecutivos, han surgido los gritos de ?amnist¨ªa i llibertad?.
De las 4.000 mujeres, se perfilaron distintas concepciones del feminismo. Las que ve¨ªan el, problema como una postura total y revolucionaria, la! que lo enfocaban con una mayor complejidad y ligado al momento concreto pol¨ªtico del pa¨ªs en que vivimos, y las que s¨®lo lo vislumbran como una serie de reformas .de tipo reivindicativo; desde otro punto de vista, las que dicen ?mujeres del mundo entero, un¨ªos contra el opresor?, las que proponen ?Mujeres, venid a nuestros partidos pol¨ªticos y desde ah¨ª presionaremos? y las que se?alan ?mujeres un¨ªos en la lucha feminisa, pero continuad trabajando, paralelamente, dentro de vuestras personales opciones pol¨ªticas?.
A pesar de esta tripolaridad de opiniones se han llegado a conclusiones precisas, s¨ª moderadas, es cierto, pero muy importanies en, el caso de llegarse a conseguir las propuestas: patria potestad conjunta, socializaci¨®n del trabajo dom¨¦stico, ley del divorcio, reconocimiento de los derechos de la madre soltera, supresi¨®n de los delitos de adulterio y amancebamiento, derecho a la libre disposici¨®n del propio cuerpo y abolici¨®n de la discriminaci¨®n en el trabajo por causa del sexo. Junto a esto se ha denunciado la actual familia patriarcal y autoritaria, la doble moral burguesa -sobre la. mujer respecto a la sexualidad y la cosificaci¨®n de ¨¦sta en los medios de comunicaci¨®n.
Habl¨¦ anteriormente de la prensa. Vuelvo a este punto.
He podido apreciar que ¨¦sta, en vez de hacer hincapi¨¦ en las cuestiones serias, ha descrito, a veces con una ,profusi¨®n de detalles que s¨®lo preven¨ªan de la imaginaci¨®n del que redactaba, los sucesos anecd¨®ticos que pod¨ªan originar o un esc¨¢ndalo morboso o una ir¨®nica sonrisa de protecci¨®n. Concretamente han aparecido insistentemente dos cosas. Las disensiones de los distintos grupos feministas -para lo cual se han enriquecido estos escritos con una serie de detalles imaginarios- y la airada protesta, llevada mayoritariamente por los grupos radicales, pero que tambi¨¦n era sentida por muchos otros, de la inoportunidad de la estancia de los hombres en unas jornadas montadas por y para las mujeres.
Y, sin embargo, sin caer en extremismos, creo que esto ¨²ltimo puede f¨¢cilmente comprenderse; si n ' ola en¨¦rgica protesta, s¨ª el hecho d¨¦ calificar de inoportuna la presencia de ¨¦stos.
Cuando se re¨²ne un partido pol¨ªtico para hablar y, discutir de sus problemas, ?es que tienen que dar explicaciones y perdones al no invitar a los otros partidos? Cuando un grupo de historiadores, por ejemplo, se re¨²nen para profundizar en el estudio del siglo XIX, ?es que piden perd¨®n a los ge¨®grafos que est¨¢n estud¨ªando la costa oriental de la India por no-decirles que vengan de observadores? Otra cosa ser¨¢ que este grupo de historiadores o aquel partido pol¨ªtico d¨¦ seguidamente una mesa redonda, un comunicado de prensa, o se sirva de cualquier otro medio para comunicar los acuerdos adoptados.
Pero... por favor, ?tambi¨¦n tendr¨¢ que hablar de los sucesos ocurridos? Porque aqu¨ª es donde la prensa tambi¨¦n se ha cebado, reriri¨¦n ' dose a las disensiones surgidas en el mismo feminismo. Y al describir ¨¦stas, en vez de precisar las teor¨ªas se hace un excesivo hincapi¨¦, a veces no demasidado objetivo o ver¨ªdico, de los sucesos que rodearon las tomas de postura. Y.se centran en las divisiones existentes, viendose ¨¦stas desde puntos verdaderamente folkl¨®ricos, cuando, en realidad, creo que es un hecho sinprecedentes el que m¨¢s de 3.000 mujeres, de diferentes partidos pol¨ªticos y de diferentes tomas de postura frente al feminismo, llegaran al di¨¢logo y a unos acuerdos mayoritariamente respaldados. ?Sucede. esto quiz¨¢s, ha sucedido esto, en los encuentros pluri partidistas, a otros niveles, que se est¨¢n llevando a cabo? ?No supone, al contrario, una lecci¨®n de unidad y de civisino?.
Es indudable que estos comentarios anecd¨®ticos e ir¨®nicos en nada pretenden beneficiarla informaci¨®n objetiva sobre lasjornadas.
He sentido mucho llegar a la conclusi¨®n de que, al leer los comentarios, cr¨®nicas y noticias de la prensa conven¨ªa mirar, antes que nada, por qui¨¦n estaba firmado, por un hombre o por una mujer. En general, cuando proven¨ªan de mujeres, uno se enteraba mucho m¨¢s objetivamente de lo que estaba pasando. ?Por qu¨¦ esta,especie de paternalismo?
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