El oto?o y la poes¨ªa de Jos¨¦ Bergam¨ªn
En Hora de Espa?a Antonio Machado descubri¨® al poeta Jos¨¦ Bergam¨ªn, leyendo los Sonetos a Cristo crucificado, y cuenta c¨®mo le sobrecogieron aquellos versos densos, acerados, ricos de fuegos barrocos y de graves pensares. Sin embargo, durante muchos a?os Jos¨¦ Bergamin escribi¨® poes¨ªa para si mismo y, como se?ala agudamente Ram¨®n Gaya, qued¨® al margen de toda artificialidad tecnol¨®gica po¨¦tica de sus contempor¨¢neos, concentr¨¢ndose sobre el fondo de su propia realidad humana. Todos sus ensayos son poes¨ªa secreta, oculta, m¨²sica interior del pensamiento, ya que po¨¦tico es el pensamiento que no se remata nunca ni se desarrolla como un discurso, sino que salta, se sorprende de sus propios descubrimientos y corta su propia continuidad. Ensayos po¨¦ticos son: La estatua de don Tancredo, La importancia del Demonio, El pozo de la angustia. Pedro Salinas lo defini¨® como un pensador po¨¦tico. Bergam¨ªn siempre ha sido un poeta, hasta en sus prosas especulativas y en sus aforismos ligeros.En su admirable obra Conocimientos de la poes¨ªa, Jacques Maritain afirma que la poes¨ªa es un ¨®rgano de la exploraci¨®n de las oscuridades del yo y, en este sentido identifica, confundi¨¦ndolas m¨ªstica y poes¨ªa. Pero el poeta m¨ªstico al buscarse, se encuentra con el ?otro? y se olvida de conocerse a s¨ª mismo. La poes¨ªa de Bergam¨ªn no es m¨ªstica, aunque a veces sea muy sinceramente religiosa, porque el poeta se especula, se ve, se oye y siente a s¨ª mismo. Su poes¨ªa es sentimental, confidencial, digamos que semeja una confesi¨®n. Es poes¨ªa aut¨¦nticamente pura, brotada de un coraz¨®n reflexivo, de un profundo centro. Esta l¨ªnea intimista y especulativa se manifiesta en Rimas, sonetos regazados y alcanza su culminaci¨®n en Claridad desierta.
El oto?o de los mirlos,
de Jos¨¦ Bergam¨ªn. Barcelona.Editorial RM. 1976
Entre las dos
Entre estas dos obras se sit¨²a El oto?o y los mirlos, que acaba de aparecer. Sus protagonistas son el Retiro y Carrasco. Bergam¨ªn naci¨® en la Puerta de Alcal¨¢, contempl¨® desde ni?o el cercano jard¨ªn del Retiro y vivi¨® exiliado muchos a?os en Carrasco, zona residencial encantada y enhebrada de silencios, de Montevideo. Arribos conjugan una doble melod¨ªa de la vida: la infancia que revive en el oto?o de la varonil edad y el recuerdo que, al habitar de sue?os al hombre maduro, lo vuelve a los primeros a?os de su vida. En este libro de Bergam¨ªn, la poes¨ªa surge de la presencia de la Naturaleza misma, ese gran poema del esp¨ªritu, como dec¨ªa Schelling. ?Los mirlos, el oto?o. La soledad del parque ... ?, aparecen para repercutir en el alma:? ?Qu¨¦ paz, qu¨¦ sosegado extasiado delirio! ?
El oto?o es la quietud del alma, ese reposo ¨ªntimo de que est¨¢n impregnados los paisajes de Vermeer y las melanc¨®licas, decadentes y delicadas figuras velazque?as. Pero Bergam¨ªn descubre el contrapunto dial¨¦ctico de la vivencia oto?al, al definirlo como un extasiado delirio. Ya se han apagado los fuegos de la juventud, las inquietudes din¨¢micas, los tormentos de la pasi¨®n ansiosa, s¨®lo queda vivo y presente en el alma el delirio gozado. El oto?o es el descanso del hombre, el momento ¨²nico de su vida en que se detiene y, por primera vez, mira hacia atr¨¢s:
?el pasado de tu vida
lo ver¨¢s, entre el ramaje
de los recuerdos, m¨¢s puro
y claro transparentarse.?
Entonces, lo que no se ha podido comprender, porque el tumulto de las emociones nos cegaba la visi¨®n, resplandece
?con ¨ªntima lejan¨ªa
luminosa, de paisaje,
el tiempo traspasa el alma
de sutiles claridades.?
En esta etapa de la vida que Swinhurne llama de melosa fecundidad se concentra todo lo que se ha vivido desparramado en lo pasajero del tiempo. Y el ?oto?o se enmascara de oto?o?, para hacernos comprender la fugacidad de lo permanente, nos cubre de oscuridades, nos tapa el ser que somos y prueba que no estamos nunca solos, sino que hemos vivido de otros y para ellos:
?Todo lo que es, repite
su ser en otro m¨¢s?.
El oto?o es el estado ontol¨®gico por excelencia, de ser definitivo, es reposo est¨¢tico. M¨¢s all¨¢ no hay nada. Por esta riqueza oto?al se adquiere la conciencia de la finitud, del propio acabamiento, es anticipaci¨®n del fin o la decisi¨®n resuelta que nos lleva a la muerte, que dec¨ªa Heidegger.
El milagro po¨¦tico de esta obra consiste en hacernos sentir la presencia del oto?o en el coraz¨®n mismo del verano y vislumbrar, en las claridades m¨¢s luminosas del est¨ªo, las oscuridades del oto?o. Ambivalencia dial¨¦ctica de la existencia misma, porque en el seno del arrebatamiento anhelamos la calma y en el reposo queremos la agitaci¨®n, ?paz en la guerra o guerra en la paz?, dec¨ªa Unamuno. No es s¨®lo dial¨¦ctica la Historia, tambi¨¦n lo es el hombre por de dentro. As¨ª estamos siempre negando nuestra propia afirmaci¨®n y podemos vivir el oto?o con claridades que semejan el verano:
? Una sola hoja.
Un solo temblor.
Entre sombra y sombra,
un rayo de sol?.
Resplandecer y morir, brillar y esconderse, exaltaci¨®n y quietud, ser y finitud, tales son los temas hondos y dram¨¢ticos que afloran a la meditaci¨®n, despu¨¦s de leer este precioso libro. A trav¨¦s del oto?o y del verano, Jos¨¦ Bergam¨ªn nos hace patente el sentimiento contradictorio de la unidad c¨®smica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.