El "nuevo" Rafael Canogar
No se da el paso de una generaci¨®n a otra si no es por la presencia efectiva de cosas nuevas (esas cosas, exactamente, que nos remiten a la definici¨®n precisa de las diversas etapas de la Historia). En estos ¨²ltimos veinte a?os se ha producido un trasiego incesante de movimiento pict¨®ricos, cuya ef¨ªmera vivencia no ha medrado, en algunos casos, m¨¢s de un lustro. Llegados a nuestro suelo con ese mismo o aproximado lustro de retraso, tales movimientos sucesivos han venido a constituir, m¨¢s de una vez, un aut¨¦ntico y fugaz abrir y cerrar de ojos.Frente a la incesante proclama de las nuevas generaciones (?cu¨¢ntas presuntas generaciones no han surgido en el exiguo lapso hist¨®rico que a duras penas podr¨ªa haber congregado la vigencia real de una sola?), se hace patente la similitud de las cosas que unos y otros proponen y quisieran instituir como nuevas, terminando por hacerse igualmente dudoso o ilusorio el supuesto tr¨¢nsito generacional.
Exposici¨®n de
Rafael CanogarGaler¨ªa Juana Mord¨®. Castell¨®, 7
A quien se asome a la exposici¨®n que Canogar acaba de inaugurar en Madrid no le ser¨¢ menester una atenci¨®n esmerada para cerciorarse del cambio radical que han sufrido estas sus ¨²ltimas criaturas. El conocedor de su quehacer se hallar¨¢, sin duda, ante la presencia inesperada de unas cosas nuevas. Pero nuevas, ?en atenci¨®n a qu¨¦? En atenci¨®n tan s¨®lo a la actividad antecedente del pintor. Porque a la luz de la historia del arte contempor¨¢neo, se trata de cosas harto sabidas, argumento, incluso, para una antolog¨ªa o s¨ªntesis de su propio despliegue.
Abstraccionismo
Sin necesidad de reflexi¨®n fue pasando ante mis ojos (cuadro por cuadro de Canogar y fotograma por fotograma de un recuerdo) la pel¨ªcula del abstraccionismo contempor¨¢neo, con no pocos de sus antecedentes, concomitancias y secuelas. Obra tras obra, y fragmento, tras fragmento de algunas de ellas, ven¨ªa a mi memoria la gloriosa letan¨ªa de los Malevich, Villon, Kupka, Kline, Rothko, Motherwell, Still, Newman, Noland, Parker, Soulages, T¨¢pies... Y, tras la cuenta marginal de los neorrealismos, volv¨ªan a la sensibilidad inmediata ecos telquelistas, vagas ense?anzas de Pleynet y gen¨¦ricas denominaciones como la de Support I Surface.Canogar ha roto, a la brava, con su precedente realismo social. ?Audacia? ?Pura e inteligente estrategia? A contrapelo de la opini¨®n com¨²n, no dudo en inclinar la m¨ªa del lado del segundo interrogante. Mil veces m¨¢s arriesgada hubiera sido, por in¨²til, la obstinada perseverancia en el callej¨®n sin salida a que conduc¨ªan sus reiterativas escenas urbanas. Oportuna reconsideraci¨®n, m¨¢s bien reaci¨®n y vuelta a la pintura, a favor del incesante manantial abstraccionista que impregna las cosas de nuestro tiempo.
?Un Canogar nuevo? S¨ª, en el sentido de que ninguna de estas criaturas recuerdan el realismo de su pasado pr¨®ximo, ni el informalismo de su ayer m¨¢s lejano. Mentir¨ªa si afirmo que, sin advertencia previa, hubiera acertado yo a asignar a la paternidad de nuestro artista cualquiera de las obras que ahora expone. Obras nuevas, no en cuanto que tales, s¨ª por lo que tienen, de distintas de sus precursoras, aunque debidas a la misma mano.
Llena de sagacidad y oportuna visi¨®n hist¨®rica, seguro estoy de que esta exposici¨®n de Canogar va a suponer un alerta en algunos de los hombres de su generaci¨®n y de otras m¨¢s cercanas. El tantas veces t¨®pico renovarse o morir se reviste aqu¨ª de todo su patetismo originario, al tiempo que hace viable, para el dotado, una siempre segura alternativa: devolver a la pintura la especificidad de su ejercicio y traducirla en estrictos valores de conocimiento y creaci¨®n.
Antes de que se cumpliera el habitual retraso con que suele sonar por estos pagos la hora del universo, Canogar decidi¨® romper con lo m¨¢s suyo de lo suyo. Fiando una parte de su empresa a sus probadas facultades, y a la experiencia de anteriores transgresiones la otra, ha desplegado el abanico de aquella expresi¨®n (el abstraccionismo) m¨¢s caracter¨ªstica del arte contempor¨¢neo, vigente y operante, a¨²n con otras etiquetas. ?Que sus obras, son relativamente nuevas? Una novedad absoluta supondr¨ªa, verificado el paso de una edad a otra, no la sola condici¨®n de crisis que cumple a la nuestra.
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