Barcelona: apoteosis de los Rolling Stones
A las doce y media de la noche los Rollings Stones hicieron su aparici¨®n en el improvisado escenario de la plaza de toros Monumental de Barcelona a los acordes del pasodoble El gato mont¨¦s, difundido a trav¨¦s de los potentes altavoces. Tras quince a?os de espera se iba a producir el acontecimiento m¨¢s trascendental en la historia del rock en Espa?a. A lo largo de estos quince a?os, los Rollings han sido una leyenda, un mito que ha gozado de toda clase de interpretaciones, adhesiones y aborrecimientos. Tras los proleg¨®menos, largos proleg¨®menos, que contaron con la actuaci¨®n del grupo de Nueva Orleans The Metters y del mediocre Jonh Miles, Mick Jagger dio la se?al para que comenzara el show, un show que acab¨®. por englobar a todos los asistentes, conscientes de que una ceremonia presidida por el viejo y querido Rock and Roll.
Las p¨¢ginas de las revistas han agotado t¨®picos y adjetivos de todas clases sobre este grupo y sobre su significaci¨®n. Desde sus comienzos los Rollings son la otra cara de la moneda, la contrafaz sombr¨ªa de unos Beatles atildados, correctos, con sus excelentes armon¨ªas locales. Los Rollings incorporaron la tradici¨®n del Rock and Roll negro a la cultura popular inglesa y fueron voluntarios ap¨®stoles de la marginaci¨®n y del rechazo violento a las estructuras de la sociedad dominante, con una ruptura que en m¨²sica y textos proclamaba su violencia y su necesidad de expansi¨®n. En aquellos tiempos, en los comienzos de los sesenta, un diario brit¨¢nico preguntaba: Se?ora, ?dejar¨ªa que su hija se casara con un Rolling Stone? y la respuesta era invariablemente no, un no con el que la sociedad adulta se rebelaba contra los hijos pr¨®digos, contra sus degenerados reto?os.
Leyenda
Corrompidos, degenerados, drogadictos, lascivos, los adjetivos de la prensa adulta han forjado a lo largo de los a?os una incomprensible leyenda sobre los Stones, sin profundizar m¨¢s all¨¢ de sus aspectos m¨¢s superficiales; restos de esta leyenda aparecen todav¨ªa estos d¨ªas en algunas publicaciones espa?olas deformando un fen¨®meno que al cabo de los a?os resultar¨ªa f¨¢cil de interpretar.Lo que Mick Jagger protagoniz¨® en la Monumental de Barcelona fue una fiesta colectiva, un espectacular juego en el que todos participaron. Un juego desinhibido en el que la sexualidad y la provocaci¨®n emanadas por Jagger desde el micr¨®fono adquir¨ªan un valor casi ritual, como s¨ªmbolos de una danza primitiva y liberadora. Una violencia y una sexualidad de signo muy distinto de las que resultan habituales y permisibles en una sociedad represiva. Los moralistas los celadores del orden y la moral vigentes, cuando adoptan tonos apocal¨ªpticos y condenatorios sobre estos hechos, no hacen m¨¢s que repetir las actitudes que siempre detentaron los miembros de la sociedad civilizada ante las manifestaciones de las culturas tribales, ante sus ritos tradicionales y ceremonias colectivas. El que los hijos de Occidente prefieran esta Barbarie sin reglas al hip¨®crita c¨®digo moral de sus mayores, es algo que no resulta f¨¢cil de aceptar por los adultos civilizados.
S¨®lo Rock and Roll
Rock y blues, en una fusi¨®n extremadamente personal, forman la base de la m¨²sica Rolling. Jagger funde sobre s¨ª mismo la sofisticaci¨®n y la naturalidad de dos culturas, de dos grupos igualmente marginados. Su fraseo, sus textos cargados de violencia y de amor, su continuo flotar sobre el escenario y la creatividad de su innata expresi¨®n corporal hacen girar a su alrededor a los otros miembros del grupo, entre los que Keit Richard con sabidur¨ªa y discrecci¨®n ordena los sonidos y marca los ritmos desde la m¨¢xima aceleraci¨®n a la contenci¨®n m¨¢s relajada. Por su parte, Billy Preston famoso pianista y organista de color integrado en el grupo recientemente, aporta su calor y su depurada t¨¦cnica coprotagonizando el show en algunos momentos con su expresiva y brillante forma de hacer. RonnieWood, otra adquisici¨®n reciente, acumula con su guitarra fuerza y garra sobre la estructura de los temas, mientras que la parte m¨¢s sombr¨ªa del escenario, Bill Wyman, con el bajo, interpreta su papel de eterno marginado. Charlie Watts en la bater¨ªa y el percusionista negro Ollie Brawn proporcionan una base r¨ªtmica consistente y efectiva.El repertorio de los Rollings, en esta ocasi¨®n, estuvo conformado, en su mayor parte, por temas de sus ¨²ltimos ¨¢lbumes. De Black and Blue, interpretaron Heiy Negrita, Fool do Cry y Hat stusf. Los momentos se alcanzaron con temas como You've Gat To Move que cont¨® con la participaci¨®n del p¨²blico en el estribillo, Midnight Rambler con una incre¨ªble actuaci¨®n de Jagger y los temas finales It's Only rock and roll, Brown Sugar, Jumping jack Klash y Street Fighting Man con la que finalizaron.
Desde su actuaci¨®n, Jagger utiliz¨® numerosas veces el castellano e incluso el catal¨¢n para dirigirse al p¨²blico con breves frases de salutaci¨®n y ¨¢nimo y en algunos gags (abanico de pases de toreo) jug¨® con un concepto bastante t¨®pico de los espa?oles, aunque incluido en el contexto del espect¨¢culo, sus juegos espa?oles se integraron perfectamente.
Al margen
El abultado precio de las localidades (900 ptas.) produjo peque?os incidentes en la entrada del recinto, espectacularmente tomada por las fuerzas de orden p¨²blico, que cargaron utilizando balas de goma y bombas de humo; una de estas bombas, al introducirse en el recinto de la plaza estuvo a punto de provocar el p¨¢nico, aunque el excelente comportamiento del p¨²blico en todo momento, impidi¨® que ocurriera la tragedia. Al final y tras el ba?o de Jagger, que tambi¨¦n arroj¨® cubos de agua sobre el sudoroso p¨²blico, los asistentes se retiraron en perfecto orden mientras sonaban los acordes de La Santa espina.
Babelia
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