Lo que pasa
Los tel¨¦fonos han vuelto a sonar en Madrid como no lo hac¨ªan en varios meses: ??Qu¨¦ est¨¢ pasando?? Los parones a la reforma en las Cortes y en el Consejo Nacional han dejado perplejos a m¨¢s de uno ??Qu¨¦ est¨¢ pasando? No est¨¢ pasando nada. La reforma sigue su curso y antes de que acabe el mes los partidos pol¨ªticos ser¨¢n legales con reforma del C¨®digo Penal incluida?, responden desde las sombras del poder. Y mientras tanto, la oposici¨®n argumenta en favor de la ruptura: ?Ya dec¨ªamos nosotros que esto no se pod¨ªa ni se puede hacer con las Cortes. No existe otra v¨ªa que un proceso constituyente.? Pero algo est¨¢ pasando en definitiva. Crecen las disensiones en el seno de? Gobierno. El ministro de Informaci¨®n amenaz¨® recientemente con dimitir si se intentan medidas represivas contra la prensa. El motivo concreto, la petici¨®n de algunos colegas suyos de cierre por cuatro meses a la revista Cambio-16, a ra¨ªz de una caricatura del Rey. Los reyes, sin embargo, no suelen molestarse por esas cosas. Mientras que los jefes de Gobierno y los ministros son siempre y en todo lugar muy susceptibles a la cr¨ªtica de la prensa. Su poder es temporal y acotado. El poder del actual Gabinete se cuenta ahora por semanas, aunque puede durar meses.?Qu¨¦ est¨¢ pasando? Pues que hay una carrera por mantener el poder en el seno del poder mismo. Y si un ministro como el de Informaci¨®n lleva a cabo una pol¨ªtica tolerante y responsable, acorde con la democracia que se promete, otros est¨¢n al quite, haciendo de fiscales. El refer¨¦ndum se organizar¨¢ precisamente desde ese departamento. Cuando hay ministerios llamados a desaparecer, como la Secretar¨ªa General del Movimiento y otros tan vecinos a la Presidencia del Gobierno que asumen hasta su nombre, es natural que se desaten los deseos en torno al tema. Organizar el refer¨¦ndum no es poca cosa para el curriculum. Y as¨ª mientras el pa¨ªs se prepara para la reconciliaci¨®n y la democracia, todav¨ªa hay algunos que se echan pulsos por los cargos.
En el Consejo Nacional al elefante de papel le han crecido las orejas y ha echado a volar como Dumbo: en vuelo corto y rasante. Como Dumbo tambi¨¦n, aterrizar¨¢ de cabeza pero habr¨¢ asombrado durante algunos minutos al circo de la pol¨ªtica. Los l¨®peces -L¨®pez Bravo, L¨®pez Rod¨®, y hasta encubiertamente el propio L¨®pez de Letona- han vuelto al ataque, esta vez a pecho descubierto y bien alineados con todo lo que huele a naftalina del antiguo R¨¦gimen. Acabar¨¢n vistiendo la camisa azul, ahora que ya no se lleva. Del grupo bunkeriano que ha intentado m¨¢s o menos pedirle cuentas al Rey, los antiguos colaboradores del almirante Carrero vinculados al Opus Dei son los ¨²nicos que se creen con posibilidades de ofrecer un frente coherente, soluciones para el mal momento econ¨®mico y argumentos nost¨¢lgicos del tiempo del desarrollo. El azar o la necesidad les hace volver a coincidir con los disc¨ªpulos de Federico Silva, alguno de ellos encaramado en el poder, y con los hombres de confianza personal del almirante, como el ministro secretario general del Movimiento. Al final, ya ven ustedes, todos en el mismo bote y remando en la misma direcci¨®n, aunque un efecto ¨®ptico no lo deje ver as¨ª. Y todos ellos levantando, ensalzando, coartando, preguntando, limitando, sugiriendo y argumentando la figura del Rey en un fervor mon¨¢rquico renovado, sin abandonar la espantosa man¨ªa nacional de decirle a don Juan Carlos lo que tiene que hacer. Lo que tiene que hacer, naturalmente, para que el vuelo del elefante sobre el que van subidos no termine en aterrizaje forzoso.
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