La lecci¨®n de "El Calatrave?o"
El Calatrave?o dio el domingo en la plaza de las Ventas una lecci¨®n que nadie quiere aprender. Di¨® una lecci¨®n de torer¨ªa frente a dos toros de muchos problemas, y tambi¨¦n un repaso a fondo a todos los toreros que figuraron en la feria de San Isidro en calidad de figuras. El Calatrave?o no pudo estar en la feria porque no le dejaron. La del domingo era su primera actuaci¨®n en la temporada.Es ahora moda justificar a los toreros cuando sus toros tienen alguna remota complicaci¨®n. Ocurri¨®, por ejemplo, con la muy bondadosa corrida de Miura. Se dec¨ªa: ?de acuerdo, ha embestido bien, result¨® pastue?a, pero si el espada se descuidaba corr¨ªa el riesgo de que le acosara el toro?. Tiene gracia: ?si se descuidaba el espada?. La m¨ªnima opci¨®n que debe tener un toro es atrapar al matador en un descuido. El torero no debe perderle nunca la cara a su enemigo, por muy boyante que le salga. Un toro que no le complica la vida al torero ni aunque se descuide, no es un toro, ser¨¢, acaso, un borrego.
A la literatura tremendista ?buscaba las femorales?, ?quer¨ªa partirle el coraz¨®n?, y m¨¢s- que ha inspirado el toro cuando sali¨® en la feria para figuras, sin peores dificultades que su casta y su edad, El Calatrave?o opuso el domingo en las Ventas la realidad tan sencilla de un torero con arrestos que conoce, su oficio. Los cortijolivas que mat¨®, lo aseguro, ten¨ªan m¨¢s dificultades que aquellos pablorromeros con los que nada supieron hacer el Ni?o de la Capea y Alcalde; que los ejemplares de la corrida de Beneficiencia a los que no sacaron buen partido El Viti y Julio Robles; que los tres de la corrida concurso a los que hizo ascos Gal¨¢n. Y aunque a lo mejor s¨ª ?buscaban las femorales? y s¨ª ?quer¨ªan partirle el coraz¨®n?, los domin¨®. Y lo consigui¨® no con un trasteo violento, sino porque consent¨ªa y mandaba, con lo que hizo f¨¢cil lo que muchos no exigieron a las figuras, porque se supon¨ªa imposible: que los toros embistieran a la muleta, hasta redondear la faena que le vali¨® una oreja.
Con el toro puede haber peleadura, la guerra, m¨¢s que con ¨¦l utrero, pero no siempre ha de ser as¨ª. Esta fue la lecci¨®n de El Calatrave?o en su primera salida a los ruedos. Un Calatrave?o que, dicho sea al paso y con verdad, mientras da lecciones no tiene contratos. Ha de estar a la espera de que cualquier empresa le incluya en un cartel de honorarios cortos, para matar unos toros con los que no pueden la mayor parte de cuantos copan todos los puestos en las ferias de lujo.
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