M¨²sica y buenos sentimientos

Las reposiciones llegan con los calores, como si los empresarios buscaran solucionar sus problemas de comercializaci¨®n con viejos y suculentos t¨ªtulos, que hicieron su fortuna en el pasado. Las reposiciones tienen su estrategia y requieren una habilidad nada com¨²n, aunque es necesario afirmar que en general, nada tienen que ver con el arte cinematogr¨¢fico y poco con la cultural. Los filmes seleccionados lo son en virtud de criterios puramente comerciales y si, adem¨¢s, poseen una cierta calidad cinematogr¨¢fica, ¨¦sta jam¨¢s ser¨¢ el factor definitivo para arrancar la pel¨ªcula del olvido de los almacenes. En el caso de M¨²sica y l¨¢grimas -una de las producciones m¨¢s taquilleras de la historia del cine, s¨®lo recientemente batida por El Padrino y Tibur¨®n- las causas de su exhumaci¨®n est¨¢n claras.Las reposiciones ser¨ªan una gran oportunidad para reparar entuertos hist¨®ricos, pero casi nunca se aprovechan. La versi¨®n original de The sound of music, opereta salzburguesa estrenada en Broadway, por la pareja Rogers y Hammerstein ten¨ªa el ¨²nico inter¨¦s de escuchar la partitura original, si era uno capaz de soportar la confitura ros¨¢cea del libro de la familia Trapp, moderno cuento de hadas sin la gracia de los originales y recept¨¢culo de todos los encantos, burgueses imaginables. En su momento, alguien tuvo la genial idea de doblar los textos de todas las canciones a una variedad del arameo oriental barroco que deb¨ªa sonar como castella: de Valladolid. El resultado es una de las m¨¢s sutiles formas de tormento que conozco, con lo f¨¢cil que hubiera sido respetar en este reestreno la banda sonora original, al menos en los cantables.

Robert Wise es el responsable de esta tarta con exceso de az¨²car que debe ser escuchada con tapones en los o¨ªdos, lo cual supone una contradicci¨®n dificilmente soportable. Es una pena que el montador de, Citizen Kane y autor de Marcado por el odio, Star y West Side Story -en las escenas dram¨¢ticas- por citar unos pocos t¨ªtulos interesantes de su carrera, haya accedido a poner en pie esta obra cuyo unico m¨¦rito para pasar a la historia es el r¨ªo de oro que ha originado en las taquillas. Que Wise es un profesional como la copa de un pino est¨¢ uera de toda duda, pero esta categor¨ªa sirve lo -mismo para un roto que para un descosido.

Esta historia de monja salvada del claustro por el atractivo de unos ni?os educados prusianamente a los que la m¨²sica sirve de b¨¢lsamo y motor vital, con aguerrido y guapo almirante antinazi re¨²ne todos los t¨®picos imaginables de la narrativa decimon¨®nica y ninguna de sus virtudes, aunque es verdad que Wise hace todo lo que puede para no dejar que el producto se desmelene por completo, y por dotarle de una cierta dignidad formal. Intentar averiguar las razones que le han llevado a ser uno de los filmes m¨¢s comerciales de la historia del cine es tarea que sobrepasa los l¨ªmites de esta cr¨ªtica y que deber¨ªa encajar m¨¢s bien en una psicopatolog¨ªa del p¨²blico de todo el mundo.