Un an¨¢lisis de la Iglesia Cat¨®lica desde el lado institucional
El cardenal, salvadas las distancias a su favor, se parece mucho a Rosebud la ¨²ltima producci¨®n de Otto Preminger aparecida en nuestras pantallas. As¨ª, encontramos en el origen un famoso best seller, novela gruesa y bien repleta de grandes temas, puesta en im¨¢genes con un presupuesto m¨¢s que generoso y realizada con la intenci¨®n de lograr una obra que se salga de lo com¨²n, hace unos doce a?os, la actitud de algunos sectores cr¨ªticos internacionales salud¨® con un entusiasmo sin l¨ªmites la presentaci¨®n de esta pel¨ªcula, como si fuera la m¨¢s importante de su autor, Hoy, el tiempo ha puesto las cosas m¨¢s en su sitio y pocos son los que continuan manteniendo tal animosa capacidad de aguante, en relaci¨®n con un director que no ha podido -o no ha sabido- mantener su situaci¨®n inicial de privilegio.El verano nos ha tra¨ªdo ahora esta reliquia del pasado, cuya revisi¨®n no es del todo desaconsejable, al menos, para poner en su sitio a un hombre, sobrevalorado entonces, y a mi entender, menospreciado ahora. Como todos los directores pol¨ªticos, con m¨¢s de treinta pel¨ªculas a sus espaldas, Preminger no puede exhibir una trayectoria irreprochable, pero s¨ª ostenta algunos aciertos -Laura, Cara de Angel, Por siempre ¨¢mbar, El rapto de Bunny Lake, Anatom¨ªa de un asesinato...-, que son m¨¢s que suficientes~ para rescatar su nombre del olvido.
El cardenal
Producci¨®n: Otto Preminger para Columbia Pictures.Gui¨®n Paul Rozier, sobre la novela del mismo t¨ªtulo de Henry Morton Robinson. Fotograf¨ªa. Leon Shamroy. Direcci¨®n: Otto Preminger. Interpr¨¦tes: Tom Tryon, Romy Shneider, John Huston, Carol Lindey, Raf VaIlone, Burges Meredith. Reestreno en el Carlos.III.
El cardenal pertenece al sector menos interesante de su filmograf¨ªa, a las grandes superproducciones seudoliterarias con pretensiones, pero no deja de presentar alg¨²n inter¨¦s, especialmente analizada en relaci¨®n con sus restantes obras. El juda¨ªsmo de Preminger -una de las constantes m¨¢s poderosas de su tem¨¢tica personal- aparece aqu¨ª en un segundo plano, ya que el tema b¨¢sico es el an¨¢lisis de la Iglesia Cat¨®lica desde el lado institucional, a trav¨¦s de la larguisima historia de un sacerdote americano que llegar¨¢ a ser cardenal. El error primordial est¨¢ en partir de ideas t¨®picas, en lugar de analizar personajes y situaciones concretas. Preminger cae en la emblem¨¢tico y en el ?mensaje?, sobre todo, por arrancar de un texto literario sin el menor inter¨¦s. A ratos, la historia se convierte -no est¨¢ muy claro si voluntaria o involuntariamente- en una sutil caricatura de ambientes y figuras eclesi¨¢sticas, mientras otras partes -especialmente la secuencia del cura interpretado por Burgess Meredith- demuestran una cierta simpat¨ªa hacia la religi¨®n cat¨®lica. La desigualdad es el principal car¨¢cter de esta pel¨ªcula, donde alternan momentos de una pobreza insospechada -el uso de la sotana como talism¨¢n contra el encanto de Romy Schneider, por ejemplo- frente a secuencias donde brilla el dominio de Preminger, su capacidad para sintetizar "con mano maestra las relaciones entre ambiente y personajes. John. Huston, el gran director americano, realiza una espl¨¦ndida labor como actor, muy por encima de todos los int¨¦rpretes, sobre todo del protagonista, Tom Tryon, absolutamente inadecuado al papel y profesional de muy limitados recursos. De todos modos, el reparto de esta pel¨ªcula est¨¢ muy bien elegido, en su conjunto, hasta el extremo de que el trabajo de los actores logra superarlos baches de una historia que pretende demasiadas veces ser sublime y acaba resultando rid¨ªcula.
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