La legislaci¨®n urban¨ªstica necesita urgente reforma
Por mi polarizaci¨®n profesional tal vez se me presente algo aumentado el problema que agrupa al urbanismo y la vivienda, como una de las muchas parcelas de nuestro ordenamiento pol¨ªtico que exigen, no simples retoques, sino una dr¨¢stica y r¨¢pida reforma.Pero en cualquier caso -con aumentos o sin aumentos subjetivos- no se puede negar que se trata de un importante problema pol¨ªtico.
Principalmente, por tratarse de una necesidad de uso para todos; desde los p¨²blicos m¨¢s generales a los privados m¨¢s ¨ªntimos y familiares. Y tambi¨¦n, con transcendencia pol¨ªtica- porque puede llegar a ser uno de los m¨¢s -por no decir el m¨¢s- f¨¢cil y tentador medio de corrupci¨®n de los gobernantes a todos los niveles; tanto nacional como provincial o local. El problema de la especulaci¨®n del suelo, el problema de la carest¨ªa de la vivienda, el problema del urbanismo -o dicho con m¨¢s propiedad del mal urbanismo- que padecemos, pueden f¨¢cilmente desviarse hacia soluciones en las que se infiltre la corrupci¨®n.
Se han dictado muchas leyes, pero muy confusas; en ellas caben toda clase de interpretaciones duras o laxas; seg¨²n sean sus destinatarios.
Esas leyes contienen p¨¢rrafos fuertes y hasta severos referidos, por ejemplo, a la especulaci¨®n del suelo. Y que incluso cierran el paso a todo modesto promotor y hasta a alg¨²n que otro solitario especulador de v¨ªa estrecha. Sin embargo, unos p¨¢rrafos m¨¢s abajo, se abre un portillo por donde c¨®modamente puede pasar un tren siempre que vaya conducido por un maquinista importante y con influencias.
Y las transgresiones, como un aut¨¦ntico c¨¢ncer urbano, van engrosando y agravando los problemas hasta l¨ªmites inimaginables.
Los que pudieron haber sido problemas f¨¢ciles y sencillos de resolver hace 30 a?os -cuando yo los comenc¨¦ a denunciar- son Ahora de casi imposible soluci¨®n.
Se viene haciendo remiendo sobre remiendo y no s¨®lo no mejora la situaci¨®n, sino que se embarulla m¨¢s y m¨¢s hasta transformarla en una mara?a intransitable.
Creo que esta situaci¨®n es de tal importancia y tiene ecos y repercusiones tan extensas e intensas que reforma resulta inaplazable.
Picaresca
La picaresca en esta materia es de tal ingeniosidad, y tan desvergonzada, que estoy seguro que sera apetecible para, en el futuro, hacer an¨¢lisis de la sociedad espa?ola de nuestro tiempo.
Pero mientras tanto..., en las ciudades, en los pueblos ?y en las costas! quedan las tristes realidades pl¨¢sticas de toda esa corrupci¨®n. Con un buen acompa?amiento de incompetencia t¨¦cnica, que todo hay que decirlo.
Entre las muchas tretas, ya cl¨¢sicas en este tejemaneje corruptor, existen algunas que se pueden, parangonar a los t¨ªpicos timos, de la estampita y del sobre.
Supongamos que hay, por ejemplo, un pol¨ªgono de unas cuantas hect¨¢reas, o cientos de ellas, seg¨²n la importancia de la ciudad.
Por las autoridades competentes, es estudiado y se proyecta la creaci¨®n de un peque?o, o un gran n¨²cleo ciudadano de Promoci¨®n Oficial. Y se desarrollan todos los tr¨¢mites legales para realizar la operaci¨®n.
Es evidente que toda esta maniobra de expropliaci¨®n crear¨¢ en los propietarios de los terrenos una realizar la urbanizaci¨®n y posterior enorme frustraci¨®n al comprobar que sus so?adas plusval¨ªas se esfuman y que van a tener que vender sus propiedades a precios mucho m¨¢s bajos de lo que imaginaban.
Si en ese momento aparecen en horizonte un comprador de sus fincas, que est¨¢ dispuesto a pagar por ellas un poco m¨¢s que ¨¦l ¨ªndice de la expropiaci¨®n, estos propietarios se resignar¨¢n encantados a venderlas, antes de que se realice la venta oficial.
Con este trueque de propiedad a bajo precio, se podr¨ªa consumar la primera parte de la operaci¨®n.
En una segunda parte, y acogi¨¦ndose a algunos de los p¨¢rrafos de la legislaci¨®n vigente, se puede conseguir -teniendo influencia- que se autorice al nuevo o nuevos propietarios de ese pol¨ªgono, la edificaci¨®n de esos terrenos con la consiguiente reparcelaci¨®n y siempre que cumpla los mismos requisitos que la Administraci¨®n de una forma subsidiaria, iba a realizar.
Esto, que presento como unasimple suposici¨®n, podr¨ªa ser posible con las actuales leyes vigentes.
Ya s¨¦ que esta, u otras maniobras urban¨ªsticas, exigen muchas complicidades que no tienen probabilidad de poder llegar a conjuntarse, pero creo que, tanto para la limpia imagen de los gobernantes, como para garant¨ªa de los gobernados, es la mayor urgencia, que se inicie un profunda reforma clara, sencilla y sin puertas de escape de nuestra legislaci¨®n urban¨ªstica, por que ata?e a uno de los problemas pol¨ªticos de primera magnitud.
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