Las claves para una dimisi¨®n
La primicia mundial de Europa Press -un brindis por todo lo alto, compa?eros- transmitida por el hilo interior de Radio Barcelona, avent¨®, sobre la mesa del cronista, un rimero de documentos. Cerraremos esta cr¨®nica con la evocaci¨®n de dos, entre ellos. El mont¨®n principal queda hoy, por respeto al lector que pide otra cosa, al margen del comentario. Se trataba, naturalmente, de una respuesta circunstanciada a la amistosa r¨¦plica de don Joaqu¨ªn Satr¨²stegui sobre la cr¨®nica del pasado domingo. Como se me piden documentos, los tendr¨¢, uno por uno, mi distinguido comunicante. Pero la historia no debe asomarse a los peri¨®dicos como m¨¦todo, sino como noticia; agotada la noticia con el primer round del pasado fin de semana, me permito trasladar el segundo a las p¨¢ginas -con menos limitaciones de espacio- de Historia y Vida, que hoy llega a su n¨²mero 100 -lo cual es tambi¨¦n noticia sintom¨¢tica- y dedicar¨¢ su n¨²mero de agosto a desmenuzar hasta su ¨²ltimo rinc¨®n los temas de la controversia sobre, Hendaya. Ser¨¦nese mi comunicante, que todo quedar¨¢ all¨ª aclarado con metodolog¨ªa menos original que la necesaria para impresionarse con un testimonio que no me- parece admisible, y que en sus aspectos positivos (el tema P¨¦tain) resultaba archiconocido, como demostrar¨¦ l¨ªnea por l¨ªnea. En fin, lo trivial de la ?revelaci¨®n? aconseja relegar su an¨¢lisis a una amena -porque la cosa ser¨¢ divertid¨ªsima- lectura de verano.El cumplimiento del un pron¨®stico
Mi amigo Rafael Lafuente no acert¨® est¨¢ vez la fecha de la crisis; y en su despampanante Cara astrol¨®gica de la pol¨ªtica sigue considerando a don Carlos Arias como presidente en el mes de agosto. Advierte, en cambio que, para el 6 de julio ?el Poder debe tener en cuenta que la irracionalidad ultraconservadora no renunciar¨¢ a su esperanza de volver a dominar al pa¨ªs por medio, de una dictadura?. Si ustedes piensan que Rafael Lafuente es un puro bluff, es porque no han paseado con ¨¦l en primavera bajo las altas frondas del Retiro; porque, aun sujeto a errores, se trata de una personalidad inolvidable. Se le ha escapado la crisis Arias por haber mirado a las estrellas m¨¢s que a los ojos de los hombres. El m¨¦todo de este cronista es m¨¢s elemental; oye mucho, pregunta un poco y cuando -como la semana pasada- empieza a ahogarse en el juego sucio de la pol¨ªtica, salta al muelle interior de la d¨¢rsena alicantina y se adentra en la mar hasta perder costa.
Ahora, cuando todo el mundo dice que la crisis se mascaba, conviene sacar recortes; recortes.hay menos. Pero en estas cr¨®nicas y este peri¨®dico, el 16 de mayo de 1976, se dec¨ªa, al final de la ¨²ltima columna:
Este cronista se atrevi¨® a pronosticar que no habr¨ªa crisis cuando arreciaban los ¨²ltimos rumores. Ahora desea cambiar el pron¨®stico. Hay tal crisis de contradicci¨®n y de fondo en el Gobierno, que el Gobierno no podr¨¢ llegar, aun con trampas, al verano. No debe llegar. Aunque se intentar¨¢n, una por una, todas las trampas.
El pron¨®stico iba tan a contrapelo de la opini¨®n general -resignada a cruzar el verano con tan agotada tripulaci¨®n- que un inteligente entrevistador, Manuel C¨¢rdenas, quiso ahondar en las razones del cronista. Y public¨® en El Europeo del 29 de mayo esta pregunta y esta respuesta formuladas en v¨ªsperas- del viaje regio a las Am¨¦ricas: C¨¢rdenas: ??Qu¨¦ motivos o conocimientos le han inducido a vaticinar para antes del verano una crisis -ministerial, un relevo en el Gobierno??
Cronista: ?Al anunciar la crisis, pensaba yo en el pr¨®ximo viaje de don Juan Carlos a los Estados Unidos. Este viaje tiene que darle al Rey un gran respalda de prestigio internacional, que si ya lo tiene medio ganado, espero que lo revalide con su discurso ante las C¨¢maras del Parlamento norteamericano. Es muy posible entonces que, fortalecido el Monarca en el interior, como lo prueban sus giras entre aclamaciones populares, fortalecido igualmente por una gran parte de la opini¨®n p¨²blica seriamente reformista es muy posible, digo, que el Rey puede tomar sus ¨²ltimas y arriesgadas decisiones en torno a la reforma. Aqu¨ª est¨¢n pasando cosas muy raras. El se?or J¨¢udenes ha dicho que mientras el Rey tenga ah¨ª al presidente ello es prueba de que est¨¢ de acuerdo con ¨¦l. ?Por favor! Esto, de verdad, es demasiado. Todos sabemos c¨®mo est¨¢n un poco las cosas a estas alturas.
Si finalmente Arias consuma una agresi¨®n contra la oposici¨®n en bloque, y a los pocos d¨ªas su ministro de Asuntos Exteriores tiende a aqu¨¦lla abiertamente su mano, es claro que en el seno del Gobierno existen al menos dos l¨ªneas. De igual manera, si en tomo a la manifestaci¨®n de los combatientes la opini¨®n de dos ministros y la inicial del presidente fue, muy probablemente, darle v¨ªa libre y el ministro de la Gobernaci¨®n dice no, queda de manifiesto la inexistencia de un Gobierno coherente, con unos objetivos, con unos m¨¦todos acordes. No hay un equipo. Dada la aceleraci¨®n pol¨ªtica que vive Espa?a, esta situaci¨®n es muy dificil que pueda mantenerseliasta el verano; desde luego no ser¨ªa deseabl¨¦..?
Por otra parte, La Voz de Asturias del 25 dejunio, una semana justa antes de la crisis, reproduc¨ªa unas declaraciones del cronista en el Congreso de Libreros de La Coru?a: ?El panorama pol¨ªtico espa?ol lo veo tremendamente confuso. No hay directrices de ning¨²n tipo. No hay un Gobierno, sino un aglomerado de buena voluntad. La-crisis-pol¨ªtica est¨¢ planteada y recrudecida.?
Por una letra m¨¢s o menos
En estas premoniciones podr¨¢ ver el lector algunas claves para la crisis; pero convendr¨ªa completarlas con algunas claves para la dimisi¨®n. Porque el cese previsto en el art¨ªculo 15 de la ley Org¨¢nica se iba a producir, seg¨²n reiteradas declaraciones del interesado, en virtVd del apartado a): expiraci¨®n del mandato. Se ha producido, seg¨²n el comunicado oficial, seg¨²n el apartado b): a petici¨®n propia, una vez aceptada su dimisi¨®n por el Jefe del Estado, o¨ªdo el Consejo del Reino. Con una importante salvedad; el Consejo del Reino ha sido o¨ªdo despu¨¦s de la aceptaci¨®n condicionada del Rey. Pero todo hace pensar que en realidad se ha aplicado el art¨ªculo en su versi¨®n del apartado c): por decisi¨®n del Jefe del Estado, de acuerdo con el Consejo del Reino. De acuerdo posterior a la decisi¨®n comunicada al presidente, seg¨²n se ha declarado de forma oficiosa.
De todo este peque?o galimat¨ªas constitucional -en sentido amplio del t¨¦rmino-, se deduce que ha existido alguna poderos¨ªsima raz¨®n para proceder con urgencia al cese; y que el presidente dimisionario ha puesto en el momento m¨¢s amargo de su vida el inter¨¦s de Espa?a por encima de su inter¨¦s personal. Que ello no implica desdoro para el se?or Arias lo prueba la generosa concesi¨®n -casi inmediata- del marquesado, costumbre aceptada en casos semejantes por las monarqu¨ªas democr¨¢ticas de Europa; y la generos¨ªsima merced adicional de la grandeza de Espa?a, que quiz¨¢ deba interpretarse como un desbordamiento de delicadeza por parte de la Corona.
?Cu¨¢l ha sido la poderos¨ªsima raz¨®n que ha provocado el relevo urgente? De momento todo son rumores; y el cronista nodebe perderse en el espejismo de la
an¨¦cdota. Sobre una situaci¨®n gubernamental en evident¨ªsimo deterioro una econom¨ªa en estado preag¨®nico, una deriva en la navegaci¨®n pol¨ªtica, una incertidumbre constituyente en el ¨¢mbito social, una p¨¦rdida casi total del contacio con las regiones en ebullici¨®n- puede haberse incurrido en un lapsus de omisi¨®n (provocado por el cansancio de tan larga etapa), y en un error de planteamiento restrictivo sobre un refer¨¦ndum desdoblado; que la oposici¨®n denunciaba abiertamente como truco.
Por esas dos pistas podr¨ªa andar la clavel que concret¨¢semos debidamente en venideras aproximaciones. Pero hay, adem¨¢s, una nota de ambiente que a su vez podr¨ªa ser tambi¨¦n una clave. Lo hemos dicho ya: el juego sucio a niveles diversos de poder.
Nunca como ahora siente Espa?a -en momentos de crisis hist¨®rica, no simplemente pol¨ªtica- la necesidad del juego limpio. Por encima de las nobles intenciones del presidente -a quien el Rey no ha hecho grande de Espa?a deforma improvisada-,
la desintegraci¨®n de autoridad y de coherencia, la crisis de horizonte se hab¨ªa
transformado, incluso en zonas inmediatas al poder, en un desconcierto que provocaba, que invitaba casi al juego sucio. Y esta es una incitaci¨®n para la que pocas veces, en pol¨ªtica real, faltan seguidores oportunistas. El plano gubernamental no estaba a la altura de la ocasi¨®n hist¨®rica.
Alg¨²n sector de las instituciones del antiguo r¨¦gimen arrastraba al conjunto
institucional hacia una v¨ªa muerta en medio de estertores delirantes. En un momento dado, sea por la advertencia deuna acci¨®n o una omisi¨®n, la Corona ha podido
creerse comprometida en esta dram¨¢tica discordancia entre el pa¨ªs oficial sin tim¨®n y el pa¨ªs real desconcertado. Ha funcionado, sobre el fr¨ªo automatismo de las leyes, la c¨¢lida intuici¨®n directa entre la Corona y el pueblo. El general asentimiento de la
opini¨®n p¨²blica y de la opini¨®n pol¨ªtica rubric¨®, desde el primer momento, el gesto
de la Corona.
Pero con la perspectiva de. la experiencia, el cronista se atreve a pronosticar que la espectacular sucesi¨®n de noticias que hoy nos embarga se empeque?ecer¨¢ con el
tiempo hist¨®rico; y resaltar¨¢n en cambio dentro de esil semana otros dos documentos que hoy se borran ante el trueno de la dimisi¨®n. Primere, el documento de los te¨®logos: las Afirmaciones para un tiempo de b¨²squeda, que han entregado a la prensa algunas de las cabezas m¨¢s claras y profundas de la Iglesia espa?ola actual, Alberdi, Belda, Gonz¨¢lez de Cardedal, Mart¨ªn Velasco, Palenzuela, Sebasti¨¢n y Seti¨¦n. He aqu¨ª el rumbo de la Iglesia ante la sociedad real espa?ola para la pr¨®xima generaci¨®n; relean ustedes el documento -publicado en toda la prensa- porque no es papel de tr¨¢mite, sino gu¨ªa ineludible.
El segundo documento es el manifiesto de los treinta pol¨ªticos de oposici¨®n preparado hace d¨ªas y publicado con r¨¢pido reflejo de oportunidad, a ra¨ªz del cese de don Carlos Arias Navarro. Enteramente positivo en todos sus puntos y en casi todas sus firmas. Prueba suprema de la nueva madurez de una oposici¨®n que ya es, venturosamente, alternativa.
En este momento llegan los primeros rumores fundados sobre la terna presidencial. Dejaremos para la semana pr¨®xima la nueva serie de comentarios y pron¨®sticos. Hoy m¨¢s que nunca necesita el cronista perderse en la mar. Algo decisivo comienza.
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