La danza de los directores generales
?Mire,usted, con esto de la crisis no s¨¦ cuando se resolver¨¢ su expediente?. As¨ª se manifestaba ayer un funcionario en un departamento m¨¢s t¨¦cnico que pol¨ªtico.En la historia espa?ola de los ¨²ltimos dos siglos, con exclusi¨®n de los ¨²ltimos 40 a?os, los Gobiernos han sido siempre breves, las renovaciones en el Gabinete han venido sucedi¨¦ndose en periodos de un a?o e incluso de menos. Ahora parece que entramos en una fase de Gobiernos cortos en que las sustituciones se reiteran. Realmente desde el Gabinete de 1973, con el presidente Carrero a su frente, las renovaciones producidas han sido cuatro en tres a?os. Tres. ministros de Hacienda en ese periodo, tres de Comercio, cuatro de Industria, cuatro presidentes del INI y as¨ª sucesivamente. Pero lo que resulta m¨¢s grave no son las sustituciones en la cumbre, sino las de segundo escal¨®n, directores, subdirectores, y la inquietud creada en el tercero. Parece que s¨®lo los ordenanzas se sent¨ªan tranquilos, y no en todos los casos.
?No es hora ya de profesionalizar la Administraci¨®n y evitar que los catarros en la cumbre pol¨ªtica produzcan pulmon¨ªas en la mec¨¢nica administrativa?
Como no que ha podido hacer pol¨ªtica donde se deb¨ªa, se ha hecho en la Administraci¨®n, y ello ha engendrado problemas importantes que deben resolverse en el inmediato futuro.
Alg¨²n funcionario encaramado en las altas esferas y siempre celoso de su condici¨®n de experto y no de pol¨ªtico, suger¨ªa una posible f¨®rmula que profesionalizara y despolitizara la mec¨¢nica administrativa. Dec¨ªa, ?por qu¨¦ no fichar a los directores generales y otros cargos que ahora se nombran por decreto, por periodos fijos de cuatro o cinco a?os? ?Por qu¨¦ no limitar sus sustituciones por tercios, de manera que se garantice una continuidad en los comit¨¦s de direcci¨®n de los Ministerios? ?Por qu¨¦ no limitar la capacidad de remoci¨®n que cada nuevo ministro tiene en sus cua dros directivos, de manera que no se desmantelen ¨¦stos en cada crisis?
La sugerencia, aparte de su inter¨¦s, pone de manifiesto la tragedia administrativa de las crisis que, como se?al¨¢bamos, parecen cada d¨ªa m¨¢s frecuentes.
Otro tanto cabe decir en el caso de las empresas p¨²blicas, de las vinculadas al INI y de las que lo est¨¢n directamente a departamentos ministeriales. Pero de la cuesti¨®n del estatuto de las empresas p¨²blicas, del concepto de su rentabilidad econ¨®mica y social y de su independencia, control y responsabilidad, tendremos que hablar con mayor profundidad.
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