IRA e Iglesia
La falta de politizaci¨®n de las masas irlandesas muestra sin duda la ausencia de una aut¨¦ntica vanguardia que supiera hacerse eco de las aspiraciones populares y convertirlas en elemento decisivo del equilibrio pol¨ªtico. El Partido Laborista debi¨® cumplir esta tarea en el pasado, pero no lo hizo; actualmente sus simpat¨ªas entre la poblaci¨®n trabajadora urbana son limitadas y nunca ha conseguido el apoyo del sector campesino. El Partido Comunista es microsc¨®pico y ha concentrado el 90 por 100de su actividad en los problemas sindicales. El Sinn Fein, rama pol¨ªtica del famoso IRA, ha dirigido siempre su atenci¨®n hacia el Norte, y sus planes pol¨ªticos para el Sur estaban siempre concebidos a largo plazo, cuando se realizara la supuesta unidad de toda la isla.Ha sido precisamente la divisi¨®n interna del Sinn Fein en enero de 1970 -como reflejo de la divisi¨®n en el seno del IRA a finales de 1969-, lo que parece haber empezado a cambiar, siquiera sea m¨ªnimamente, el estado de cosas anteriormente descrito. La facci¨®n oficial del Movimiento Republicano (IRA y Sinn Fein), tras un profundo an¨¢lisis de la situaci¨®n en el Norte y en la Rep¨²blica, ha optado por una pol¨ªtica de car¨¢cter socialista como ¨²nica soluci¨®n a l6s problemas del pa¨ªs. Esta nueva l¨ªnea de actuaci¨®n incluye una lucha simult¨¢nea en los 6 condados del Ulster y en los 26 de la Rep¨²blica, el abandono moment¨¢neo de campa?as militares, la participaci¨®n electoral a nivel local y nacional, la transformaci¨®n de la guerra civil del Norte en la lucha de clases mediante la alianza con los sectores proletarios protestantes, la denuncia del neocolonialismo brit¨¢nico sobre la econom¨ªa irlandesa, y la creaci¨®n de estructuras de poder popular que permitan una mejora de las condiciones de vida de la poblaci¨®n.
Todos estos objetivos necesitan una activa participaci¨®n de las masas irlandesas del Norte y del Sur. Desde 1968, fecha en que los oficiales iniciaron la agitaci¨®n pol¨ªtica en la Rep¨²blica, el grado de concienciaci¨®n ha ido elev¨¢ndose lentamente, y se han conseguido algunas ventajas, como por ejemplo la creaci¨®n de comit¨¦s de vecinos, tanto a nivel de barrio como de distrito y de regi¨®n, funcionando incluso una Asociaci¨®n Nacional que controla las cuestiones referentes a rentas, reparaciones, nuevas construcciones, problemas urban¨ªsticos, etc¨¦tera... en todo el pa¨ªs.
El problema del IRA
La progresiva politizaci¨®n de los sectores populares, unida a la cada vez m¨¢s estrecha colaboraci¨®n Dubl¨ªn-Londres respecto a la detenci¨®n de miembros del IRA refugiados en la Rep¨²blica, ha dado lugar en los ¨²ltimos a?os a los primeros problemas de orden p¨²blico desde los a?os 40. El Gobierno ha intentado atajar la ?subversi¨®n? promulgando una enmienda a la ley de Orden P¨²blico, ?Ofences Against the State Ammendement Act? (OAS), que ha despertado la indignaci¨®n de las fuerzas progresistas por cuanto sus disposiciones van en contra de los m¨¢s elementales principios del Derecho: la OAS dispone que cuando un oficial de polic¨ªa declare ante un tribunal que a su juicio una persona pertenece a una organizaci¨®n ilegal, esta declaraci¨®n ser¨¢ considerada como prueba suficiente para imponer el castigo correspondiente a tal delito.
Como era de esperar, el establecimiento de tal disposici¨®n en un pa¨ªs tradicionalmente democr¨¢tico y respetuoso de los derechos del ciudadano, no ha he cho m¨¢s que dar origen a fuertes campa?as anti-Gobierno y a in contables actos de protesta. La relativa abundancia de preso pol¨ªticos, encerrados en prisiones que datan -edificios y reglamentos- del siglo pasado y se halla en deplorable estado; la extradici¨®n de militantes republicanos reclamados en el Norte, y finalmente, la nueva ley que permite juzgar en el Sur a los miembros del IRA por actividades cometidas en el Norte, han constituido los temas protagonistas de la agitaci¨®n en Irlanda en los ¨²ltimos tiempos y amenazan con prolongarla dram¨¢ticamente, pues el IRA ha amenazado al Gobierno de Dubl¨ªn de considerarlo "enemigo de guerra" si lleva a la pr¨¢ctica la ¨²ltima disposici¨®n.
La poca eficacia de las fuerzas de polic¨ªa -que van desarmadas como en Gran Breta?a- ante estas circunstancias, ha llevado al Gobierno a echar mano en diversas ocasiones del Ej¨¦rcito (el m¨¢s d¨¦bil de Europa, 8.000 hombres y 4 aviones; en realidad s¨®lo es ¨²til precisamente como fuerza de orden interno), lo que ha causado cierta alarma en la poblaci¨®n, cuando ve a las tropas disolver manifestaciones y motines que hasta ahora nunca hab¨ªan tenido trascendencia.
La colaboraci¨®n Dubl¨ªn-Londres, por otra parte, repercute a ciertos niveles en la opini¨®n publica irlandesa con m¨¢s intensidad que en otros pa¨ªses, dado que el sentimiento nacionalista est¨¢ profundamente arraigado en el car¨¢cter irland¨¦s. Al no existir una independencia econ¨®mica ni pol¨ªtica, ni cultural, los diferentes Gobiernos irlandeses, eficazmente ayudados por un sin fin de instituciones, fundaciones y clubs, a cual m¨¢s ?patriota? y m¨¢s ?genuinamente irland¨¦s?, se han esforzado en crear y mantener una serie de mitos que simbolicen la independencia y reflejen su imagen, tanto para uso interno como para la exportaci¨®n, dirigida especialmente hacia las comunidades irlandesas en el extranjero, cuyo dinero y apoyo podr¨ªa necesitarse, quiz¨¢, en alg¨²n momento.
Estos s¨ªmbolos van desde el culto a los h¨¦roes-m¨¢rtires de la lucha por la liberaci¨®n, cuyos retratos y estatuas presiden todas las actividades p¨²blicas irlandesas -incluidos los del propio ,Connolly del que, sin embargo, era imposible hasta hace poco encontrar alguna de sus obras, semi-prohibidas por su car¨¢cter socialista- hasta el mito del esplendor de la cultura c¨¦ltica y su influencia en otras culturas continentales a trav¨¦s de los monjes irlandeses que recorrieron Europa durante la Alta Edad Media. Sin olvidar el himno nacional, que es tocado en los cines al final de cada sesi¨®n, con el p¨²blico en posici¨®n de firmes.
El poder de la Iglesia
Uno de los fen¨®menos simb¨®licos mas curiosos es el de la lengua. Un pueblo sin lengua propia dif¨ªcilmente puede presumir de nacionalismo; los irlandeses lo saben y por ello han llevado a las escuelas, a la calle y al papel impreso una lengua que deber¨ªa estar en las viejas bibliotecas y en los museos a juzgar por el uso que de ella hace la poblaci¨®n. El ga¨¦lico es la ¨²nica lengua c¨¦ltica considerada idioma oficial por un Estado. Los folletos tur¨ªsticos aseguran que es la primera lengua de Irlanda, ocupando el ingl¨¦s un segundo puesto. Sin embargo se da la paradoja que el ga¨¦lico es la lengua c¨¦ltica hablada por menos n¨²mero de personas: s¨®lo 70.000 en toda Irlanda, frente a cifras m¨¢s elevadas en Escocia y Gales.
A pesar de los textos biling¨¹es en se?alizaciones de carreteras, monumentos y disposiciones gubernativas, a pesar de que se exige su perfecto conocimiento para trabajar en la Administraci¨®n, de que se ense?a en las escuelas... los irlandeses hablan ingl¨¦s, oyen y ven radio y TV en ingl¨¦s, y en ingl¨¦s se han expresado los genios literarios que Irlanda reivindica como suyos -Oscar Wilde, Bernard Shaw, Joyce, O'Casey, Samuel Bceket- y que al faltarles la lengua como caracter¨ªstica definitoria, han dado gloria a las letras inglesas aunque nacieran y se educaran en Dublin, GaIway o Cork.
Con unas manifestaciones tan endebles de su cultura, habiendo tomado del invasor su lengua, sus leyes y sus costumbres, al pueblo irland¨¦s le quedaba una ¨²nica esfera en la que sentirse diferente: la religi¨®n. El irland¨¦s ha vivido aferrado a su catolicismo como prueba indiscutible de su identidad, de su existencia como pueblo colonizado, pero jam¨¢s asimilado. De esta mezcla de la religi¨®n con la Historia y la pol¨ªtica nace el poder de la Iglesia cat¨®lica irlandesa. Sus directrices, ancladas en unos moldes que siempre han resultado anacr¨®nicos, porque anacr¨®nicas eran las estructuras que soportaba la isla, son hoy una pesada herencia que todav¨ªa no han conseguido borrar ni el ?agiornamento? posconciliar ni la creciente secularizaci¨®n de la sociedad irlandesa de los ¨²ltimos a?os.
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